Capítulo 4.

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Nate me estrecha contra él, agarra mi culo en sus manos y me levanta en sus brazos. Envuelvo mis piernas alrededor de su cintura, mis brazos alrededor de su cuello y me aseguro firmemente.

—Te quiero. Ahora. Esto no es una solicitud.

Sus labios son cálidos en los míos, y yo rizo mis dedos en su glorioso pelo, mientras él me lleva a través de su departamento a su dormitorio.

—Luces encendidas —murmuró contra su boca y sonríe.

—Maldita sea, claro.

Acciona un interruptor en la pared cuando pasamos por la puerta y las luces se encienden. Ahora puedo ver su habitación, y es simplemente increíble. Paredes grises, ropa de cama blanca, enormes muebles blancos. Es masculino, elegante y claro. Es tan Nate.

Se mete en la cama conmigo aún en sus brazos. Me encanta lo fuerte que es. Yo descanso mis manos en sus brazos, disfrutando de la forma en que sus músculos se flexionan y se mueven, mientras él me recuesta en las frescas sabanas. Está inclinado sobre mí, sus manos apoyadas a ambos lados de los hombros, sus caderas sobre las mías, y se inclina y mueve su boca increíblemente talentosa sobre la mía.

¡Mierda! ¡Sabe cómo besar!

Paso mis manos por su espalda y levanto su camisa hasta el pecho. Le quiero desnudo. Ahora.

Él se sienta sobre los talones y saca su camisa sobre su cabeza y suspiro mientras me apoyo en los codos. El tatuaje en su brazo derecho no sólo llega hasta el hombro, sino hasta el lado derecho de su pecho. Con dedos temblorosos, repaso el tatuaje de diseño tribal en el pecho, alrededor del pezón, e incluso por encima de su
hombro hasta el brazo.

—Es precioso —murmuro, y miro a sus ojos grises. Su mirada está buscando la mía, una leve sonrisa se dibuja en sus labios, pacientemente dejándome explorarle con los dedos.

Voy a explorar eso con mi boca antes de que termine la noche.

Me arrastro hasta el lado izquierdo, dejando su lado derecho y localizo otro diseño tribal que se enrosca hacia abajo en su caja torácica, desapareciendo en sus pantalones.

—Quítate los pantalones —murmuro y miro dentro de sus ojos.

—Prefiero verte a ti desnuda, bebé. —Me pone el pelo detrás de la oreja.

—Confía en mí, me verás, pero ahora estoy en búsqueda del tesoro. Esto es mucho más divertido con las luces encendidas. —Sigo el hermoso dibujo con mi dedo. Él me besa rápida y castamente, entonces se levanta y tira de sus pantalones y calzoncillos, y él es el mejor ejemplar que he tenido delante de mí.

Siento mi mandíbula caer, ya que mis ojos siguieron su cuerpo perfecto, de arriba a abajo. Santo infierno. Tiene todos los músculos bronceados y tonificados, y esta respirando rápidamente. Su tatuaje en el lado izquierdo cae en la cadera y va a la parte superior del muslo. Es sexy como no sé qué cosa, y estoy ansiosa por pasar mis dedos en él. Y entonces mis ojos se posan en su impresionante erección, Madre Santa, lo que eso me puede hacer, y suspiro al ver el metal de plata en la punta. Se ve más grande de lo que recordaba, y yo ni siquiera quiero pensar como llego ahí.

De repente me siento muy tapada, tiro mi camisa sobre la cabeza, arrojándola al suelo. Nate está ahí, en el borde de la cama, con la mirada caliente pegada a mí, me levanto de nuevo y me preparo para bajar mis pantalones vaqueros y arrojar el resto de la ropa. Me siento en la cama con sólo mi sujetador rosa y bragas a juego y sonrío a Nate y hago un movimiento con los dedos como diciéndole "ven aquí".

—Jesús, Julianne, eres tan hermosa —su voz es áspera por la emoción. He oído esas palabras cientos de veces, otros hombres, fotógrafos, amigos, pero nunca me hicieron sentir lo qué sus palabras provocan en mi. Con este hombre.

Fight With Me #2.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora