Capítulo 3.

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Las horas se me pasan volando cuando vengo a mi lugar favorito para noches en las que lo único que quiero es tranquilidad. Este lugar se trata de una pequeña cafetería en la que se pueden coger prestados o comprar libros. Esta cafetería se encuentra en una de las calles que rodea el barrio en el que vivo. Por las tardes suele haber mogollón de jóvenes charlando, leyendo o haciendo el bobo pero, por las noches, es un lugar de lo más tranquilo porque solo viene gente adulta a la cual solo parece interesarle la lectura en la que se encuentre sumergida.

Se me pasan tan volando las horas que solo me doy cuenta de qué hora es cuando uno de los camareros se me acerca para decirme que ya van a cerrar.

Me levanto del sillón  en el que llevo sentada desde las nueve y media o así y me acerco a la barra a pagar el café que me he bebido y a coger prestado el libro que tanto ha hecho que me evada de la realidad y ha conseguido que me despeje de todo lo que no dejaba de dar vueltas en mi cabeza.

Al salir a la calle me doy cuenta de que quizá debería de haberme abrigado un poco más, porque ahora, entrada la noche hace un frío que se me mete en los huesos, entumeciendome el cuerpo entero. Me encojo todo lo que puedo dentro de mi abrigo y aligero el paso para llegar lo antes posible a casa. 

Cuando entro en el portal saludo al portero que de milagro sigue en su puesto de trabajo manteniendo la puerta del portal abierta, subo por el ascensor  hasta el sexto piso y cuando voy a sacar las llaves del bolsillo me acuerdo de que no las he cogido y siguen donde las dejé la última vez, en el bolsillo pequeño de la mochila. ¡Mierda! A toda velocidad aprieto el botón del timbre pero pasados unos cuantos segundos parece que Delia no ha llegado y el piso está vacío. Vuelvo a apretar el timbre por si a caso pero nada. No hay nadie dentro del piso.

¿Cómo he podido ser tan tonta? Me apoyo en la pared con la espalda y me dejo resbalar hasta que mi culo toca el suelo y me quedo sentada, pensando en cómo hago yo para entrar en casa.

Pasa una hora, en la cual no he hecho más que llamarme tonta a mi misma y leerme el libro que cogí prestado en la cafetería. Por lo que he tenido que conformarme con la única opción que me quedaba por hacer, esperar a que Delia vuelva a casa.

Pasados unos cuantos minutos más, el ascensor suena dejando saber que está en esta misma planta. Esperanzada me levanto muy rápido para ver salir a Delia de él y abrazarla lo más fuerte posible para darla las gracias por volver pero, en cuanto se abre la puerta mi esperanza se va igual de rápido que como me levanté yo hace nada.

-¿Por qué tú?- pregunto y vuelvo a sentarme en el suelo.

 -¿A ti qué te pasa? ¿Qué haces ahí sentada?- me mira mientras se acerca a su puerta, la del otro extremo del hall y le envidio, fuertemente, porque el saca de un bolsillo de su bolsa de deporte unas estúpidas llaves que sirven para abrir su puerta. Y yo si no hubiese sido subnormal hubiese cogido unas iguales que abriesen la mía.

-¡Noooo!- grito y me echo boca abajo en el suelo llorando. Dios qué patética soy a veces.

-¿Estás bien? ¿Te ha pasado algo?- Se me acerca Carlos preocupado. Me coge por debajo de los sobacos y con un poco de esfuerzo me pone de pies de frente a él. Lo abrazo cual niña pequeña y lloro todavía más fuerte en su pecho.

-¡Soy tonta!- le grito. Él me separa de sí poniendo sus manos sobre mis hombros.

-¿Por qué dices eso?- me pregunta mirándome como si estuviese para encerrar en un manicomio o algo por el estilo.

Me seco con las mangas del abrigo las lágrimas que se escurren por mis mejillas.

-Me dejé las llaves en casa y no tengo como entrar. Llevo casi dos horas esperando a que Delia aparezca.

-¿Por qué no la llamas?- pregunta obvio.

-Porque también se me olvidó coger el móvil- seguido de decir esto las lágrimas me vuelven a caer por la cara.

                                                                          * * * * *

No me esperaba acabar el día así. En casa de Carlos, encerrada en su habitación, desvistiéndome y poniéndome uno de los viejos pijamas de Carlos para pasar la noche en su casa. Cada vez dormimos juntos más a menudo. Igual soy uno de los motivos por los que cortó con Kate. Igual se puso celosa o algo y discutieron, se dirían cosas malas a la cara, de esas que dices sin pensar en las consecuencias, de esas que piensas pero nunca quieres decir en serio aunque sean la verdad. 

-No creo que sea buena idea- me digo a mi misma deteniéndome y dejando de desvestirme.- Desde luego que no.

Me visto otra vez con mi ropa y salgo de su habitación. Carlos me mira extrañado pero no me paro. Salgo de su casa cerrando de un portazo, el cual es sin querer porque no pretendía cerrar tan fuerte y saliendo por la puerta de emergencia me quedo ahí, en las escaleras.

Prefiero quedarme aquí esta noche, no quiero influir tan fuerte en las relaciones amorosas de Carlos. No está bien visto que alguien que tiene pareja pase casi todas las noches con otra persona que no sea su pareja. Yo, mis pesadillas, mis torpezas, mis dramas infantiles y las rayadas de Carlos  nos vamos a dar un tiempo.

Desde aquí, desde las escaleras de emergencia se oye perfectamente cuando sube y baja el ascensor. Lo sé porque ahora mismo lo estoy oyendo bajar desde alguna de las plantas superiores. Baja durante unos largos instantes, después vuelve a subir y  segundos más tarde oigo como para y sus puertas se abren en este piso, el sexto.

Corriendo entro otra vez en el hall y veo que es Delia sacando las llaves de su pequeño, redondo y rosa bolso para abrir la puerta.

-Gracias a Dios- me lanzo sobre ella abrazándola-

-¡Suéltame!- se remueve entre mis brazos queriendo salir de entre ellos. -Cada día estas más loca. Juro que algún día te llevaré a un psiquiatra a que te miren el cerebro.

Estoy tan feliz y agradecida de poder entrar en casa que me da igual todo lo que se quiera meter Delia conmigo. En cuanto abre la puerta yo entro corriendo, cojo el móvil de encima de la mesa del comedor y subo corriendo a mi habitación. Por hoy no quiero saber más de nadie.


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⏰ Última actualización: Jan 18, 2019 ⏰

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