Prólogo

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Él nos persigue, sigue nuestros pasos, él nos asecha en la oscuridad con la rapidez en que el sol inunda los secos prados de tu amada Ginebra. No se por cuánto tiempo podremos permanecer ocultos en esta vieja cabaña, ¿cuánto universo habremos de recorrer para ocultarnos, Víctor?

He pensado en escribir más sobre nosotros, en bordar en este viejo diario nuestra historia, tu historia. La bitácora de tu obra y el nacimiento de nuestro Prometeo, de nuestro propio Adán y toda su grandeza. El mismo que hoy, anhela destruirnos.

Él ha corroído todo atisbo de ti, ha destruido tus anotaciones, tus tratados y estudios, toda huella tuya en este mundo mortal; ha socavado al genio y has quedado tú, en toda tu esencia eres el Víctor que siente, que valora la vida al conocer el justo valor de la muerte y su alto precio. 

Quizás con el pasar del tiempo sean estas líneas las que conserven el relato fiel de tu grandeza, Víctor. Quizás lo sean algún día. Eso me haría muy feliz.

Mi nombre es Igor Strausman, es así como nací al mundo, es así como diste nombre a esa criatura destruida y llena de complejidades que era yo.

Cuan felices éramos hace unos meses, Víctor. Cuan dichosos éramos. Añadiré más leña al fuego pues el frío se cuela como un látigo conforme pasan las horas, aguardaré a que puedas conciliar el sueño.

Luego seguiré escribiendo. 

El Diario de Frankenstein.Where stories live. Discover now