Capítulo II

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Retomar la escritura me ayuda a despejarme. Temo estar despierto y me aterra estar dormido. Las pesadillas me consumen más que este arduo peregrinar, Víctor. Verte así me destruye y bien lo sabes. Vuelve a mis brazos y tratemos de descansar mientras mi memoria te busca en el recuerdo de aquellos días, cuando la libertad se me iba en medio de horas de trabajo a tu lado, soñando con el más grande descubrimiento en un mundo para los dos, viviendo a través de tus propios sueños sin darme cuenta de cuanto me aferraba a ti.

En aquel entonces, el circo había abandonado la ciudad y todo me parecía un sueño: había podido tomar un baño sin sufrir el trabajo arduo de semanas para ganarlo, había descubierto nuevos sabores a tu lado, ¡me habías dejado comer todo cuanto quisiera! Sin quitarme ni una sola migaja de pan y, siempre sonreías, me mostrabas todos tus dientes blancos celebrando mi primera cena en mucho tiempo.

Luego de mi ensoñación recordé a todo el circo y la angustia me recorrió una vez más. Sin que lo supieras les había buscado, había tratado de dar con los del circo, buscando encontrar alguna información o alguien que pudiera decirme, hablarme sobre Lorelei, mi querida Lorelei. Se encontraba en un refugio para indigentes, allí le habían abandonado tras el accidente y estaba muy mal. Tardé en encontrarle pero le reconocí, envuelta en harapos y a medio vestir, muriéndose poco a poco y siendo atendida por algunos voluntarios y religiosos. En ese momento, recordé que me habías dado algunas monedas para comprar algo de ropa y lo que hiciera falta, y si, lo gasté todo sin mirar atrás, dispuse le atendiera un buen médico, asumí los gastos de todo el tratamiento e inclusive me atreví a hablarle de mí, de mi nuevo nombre, del jorobado que ya no existía y que pese a todo, aun le amaba. Anhelaba con toda mi alma que ella viviera.

- ¿Dónde has estado? Te estuve buscando para que me ayudaras a estudiar unos planos que recién he terminado -Dijiste visiblemente molesto mientras me dedicabas una de esas miradas. Las mismas que al momento no entendía pero que, tiempo después, reconocería con terror y ternura, con dolor y también con anhelo-. No importa, come algo y te espero. Estoy dispuesto a trabajar toda la noche -Señalando un plato de comida mientras tratabas de dibujar una especie de laringe.

Al finalizar la comida, degustando poco a poco cada bocado y observándote trabajar a lo lejos sin dejar de mencionar los nombres de los alimentos que recién probaba por primera vez, te vi venir emocionado a mostrarme tu dibujo. Parecías uno de los niños que siempre aplaudía al show de los bufones, sorprendido a más no poder por haber logrado los trazos que se asemejaban a la tiroides y la tráquea. También me emocionó y eso creo te gustó, pero no pudiste evitar mirarme con asco al ver como tenía las manos llenas de pollo y aceite.

-Esto hay que solucionarlo, Igor -Dijiste para sentarte a mi lado y pasar las próximas dos horas de tu vida allí, tratando de explicarme el uso de cada cubierto, de cómo debería comportarme en una mesa frente a invitados o simplemente a tu lado, comiendo pollo o carne, pescado o vegetales, postre o primer plato, vino o jugo de durazno; lo que fuera tenía una norma, una regla que seguir y, yo, debía aprenderlo todo. Recuerdo mi cabeza parecía querer estallar como bola de cañón.

-Soy un desastre, lo siento -Dije para ver como estabas a punto de perder la paciencia y sujetabas mi rostro para mirarme directo a los ojos.

-Ya lo has dicho tres veces y las tres te he escuchado y contestado. No eres un desastre y no lo repetiré. Eres mi ayudante y mi amigo, Igor. Olvida el pasado y desde ahora, aprende y comparte conmigo tus conocimientos. Vamos -Dijiste para soltarme e invitarme a seguirte-. No había notado tienes los ojos verdes -Dijiste para sonreír y lanzarme un libro.

Lo que siguió, fue una noche llena de lectura, de mucho estudio de anatomía, análisis y ardua investigación. Habíamos logrado estudiar a cabalidad todo el sistema respiratorio humano; yo conocía de memoria cada músculo y eso nos ayudó a adelantar el trabajo.

El Diario de Frankenstein.Where stories live. Discover now