Parte única

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Yamaguchi lo restregaba en su mejilla con suavidad. Parecía un niño encantado con algún objeto nuevo, una nueva manía.

Reía de forma tan tierna que lograba que en la mente del rubio no hubiese otra cosa aparte de su risa.
Tsukishima se preguntaba en qué momento alguien del club vendría y les preguntaría si ya habían arreglado su problema, que ambos insistieron en que sólo los dos se quedarían a resolver.

Una camiseta manchada con, al menos, dos latas de pegamento blanco que al fin había liberado a Yamaguchi, luego de prácticamente tirar los anaqueles y casilleros que se encontraban en el cuarto del club.

El rubio se forzaba a recordar todo lo que los hizo llegar allí. Pero no había caso. Sin necesidad de proponérselo, el pecoso lograba ocupar toda la mente de Kei en secreto y ahora, que se lo proponía mientras no dejaba de observarlo con fijeza delatando su deseo, Tsukishima sentía que se desvanecía con "Tadashi" inundando su boca, exhalaciones de placer que no salían.

Lejos de desanimarlo, Yamaguchi llenaba el silencio con los sonidos que provocaba al separarse del falo, cuando aumentaba la velocidad para mofarse de las mejillas ruborizadas de su Tsukki, o con sus propios gemidos, prueba del disfrute mutuo que estaban manteniendo.

Tsukishima acariciaba los cabellos oscuros bajo suyo, el mechón que siempre estaba alzado se retorcía gustoso ante las caricias. Las mejillas moteadas tenían una tibia temperatura, sus toques eran aceptados moviéndose de atrás hacia adelante, deteniendo los movimientos en las manos, obligando a los dedos de sus pies a apretarse y cruzarlos, intentando devolverle los pensamientos coherentes y la consciencia estable.

Era el sexto suspiro que Tadashi pudo contar, mientras dejaba que sólo su lengua actúe en la situación. Le gustaba sentir una de las manos de Tsukki sobre su cabeza, apretándola un poco, apenas los ojos abiertos mirándolo y los labios apretados, sus lentes descuadrados.

—Yamaguchi...

No era un llamado, sólo una fantasía cumplida y eso es algo que el pecoso sabía, antes de dejar de importarle lo que pasara fuera, victorioso al sacar los quejidos que estaba esperando, presionando sobre la virilidad en su punto.

Esta vez fue un Tadashi que salió, a la vez que el líquido espeso y la respiración agitada del jugador número once.

—Lo...Lo siento, déjame conseguir papel higiénico.

—Está bien. —Tomó la camiseta llena de pegamento, la volteó para limpiar su cara y su clavícula desnuda, así como parte de su torso. —Ya sabes, no es que el resto se dé cuenta.

—Cállate, Yamaguchi.

El castaño acariciaba los rizos dorados con devoción, chocando ambas narices y frotándolas en un beso esquimal.—Lo siento, Tsukki.

Lo que se juntó  en esta ocasión fueron sus labios.

🍯
Hola.
Tenía que publicar un one-shot TsukiYama para llenar el vacío.
Pero  en fin, tengo un AU TsukiYama escribiendo, hasta eso volveré a morir, osiosi.
Bonita noche.

Pegamento - Haikyuu!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora