-En primer lugar, quiero agradecerles que hayan aceptado nuestra invitación y hayan venido a esta gran cena. Estamos encantados en teneros aquí, pero lamento decirles que nuestro propósito no es pasar una bonita velada con el resto de vecinos, sino pasar una bonita velada a costa del resto de vecinos.- de repente las puerta se cierran y todo el mundo se mira sin entender lo que está pasando pero él sigue hablando.- Espero que hayan repuesto fuerzas porque vamos a jugar a un juego un tanto… Difícil. Ustedes serán nuestras presas y nosotros, vuestros cazadores así que tienen que huir y esconderse de nosotros.
Nadie entiende nada, qué clase de persona reúne a todos los vecinos para jugar a un juego tan absurdo como este. Algunos comienzan a reírse y se lo toman a broma, haciendo que los demás nos relajemos ante esta situación.
-Como veo que os hace gracia- sigue diciendo.- voy a explicarlo con otras palabras.
De repente, saca una pistola de su bolsillo y comienza a disparar al techo, haciendo que todos gritemos, algunos se esconden debajo de la mesa.
-¡Tienen cinco minutos para esconderse en cualquier parte de la casa!¡No intenten salir de la casa, incluido el jardín, o morirán, no intenten llamar a la policía o morirán! Las reglas son sencillas ¡Silencio!- vuelve a apuntar al techo con la pistola y todo el mundo se tapa la cabeza, dando pequeños gritos que poco a poco desaparecen.- Primera norma, si sois pillados por Amanda o por mí, estáis muertos. Segunda norma, si conseguís permanecer a salvo hasta las doce en punto, negociaremos vuestra libertad ¡Comienzan los cinco minutos!
Las puertas se abren y la mayoría corre aunque algunos se quedan parados en la mesa, sin saber muy bien que hacer. Dave tira de mí y me lleva fuera del salón.
-Tenemos que encontrar a Faith, tenemos que esconderla con nosotros.
-No podemos separarnos, Dave. No podemos quedarnos fuera porque cuando pasen los cinco minutos, nos matarán si nos ven.- sé que es la única opción pero ahora mismo tengo muchísimo miedo.
Dave me abraza, me sujeta la cara con las dos manos y me mira fijamente.
-Vamos a encontrar a Faith y a escondernos ¿De acuerdo? Yo iré por aquí y tú por la parte de arriba, procura esconderte si escuchas algún ruido.
Me da un beso y desaparece por un pasillo.
Suspiro varias veces porque no tengo aire ahora mismo, doy una vuelta sobre mi misma y comienzo a tranquilizarme.
-Faith... por favor, aparece. Por favor, Faith.- me digo a mi misma.
Hago lo que Dave me ha dicho y subo a la secunda planta, por donde antes desapareció el señor que nos recibió al llegar. Cuando llego arriba, un montón de puertas a ambos lados me hacen sentir más agobio. Comienzo a abrirlas, observando rápidamente cada una por si Faith aparece, cuando ya solo me queda un par de puertas más una voz se escucha por todo el pasillo.
-¡Se acabó el tiempo queridos vecinos!
Mierda.
Entro en una de las habitaciones y me escondo dentro de un armario, detrás de la ropa que cuelga de las perchas. Acto seguido me tapo con una manta que tengo justo al lado.
Cuando llevo varios segundos intentando calmar mi respiración siento como alguien me agarra del brazo. Ahogo un grito y lo retiro, cuando miro, una mujer me pide silencio con su dedo en la boca, intentando hacer el menor ruido posible. La reconozco, Olivia, una de las residentes más antiguas de este barrio. Le doy la mano para tranquilizarla y la tapo con la manta también.
Solo quiero encontrar a Faith. Por favor, que esté a salvo. ¿Y si está sola? Solo tiene cinco años, si está sola solo querrá buscarme, buscar a mamá y abrazarse a mí. Las lágrimas comienzan a caer por mi cara, intentando respirar lo más calmado posible. De repente, alguien da un portazo y siento como si mi corazón dejara de latir por segundos, miro hacia Olivia y su cara lo dice todo.
-En los armarios siempre hay polvo ¿Verdad?- es la voz de Amanda, que comienza a reírse acompañada de la risa de Jack.- Tendremos que limpiarlos todos.
Al escuchar esto, Olivia aprieta más mi mano y al mirarla, me suelta, se acerca a mi y me susurra al oído.
-Busca a tu hija y escóndete, no dejes que te encuentren.- se incorpora y a pesar de que intento pararla ella está decidida a salir.- Aguanta, por Faith.
Y sin más, abre la puerta y cae de rodillas al suelo, y yo no hago nada, no salgo para ayudarla sino que la dejo tirada, la abandono a lo que, sin duda alguna, será su muerte.
-¡Mira que bien, cariño! La primera y la tengo a tiro, nunca mejor dicho.
Acto seguido comienzan a sonar varios disparos seguidos hasta que prácticamente el cuerpo de Olivia queda ya inmóvil en el suelo.
Se hace el silencio y por un momento no sé si se han ido o siguen aquí parados, pero unas risas y otros disparos me avisan de que por fin se han ido y ya puedo salir.
Cuando salgo, me asomo al pasillo y miro hacia ambos lados para asegurarme de que no hay nadie. Antes de avanzar, miro hacia el cuerpo de Oliva y me doy cuenta de que he pisado el pequeño charco de sangre que se ha formado a su alrededor y que voy dejando rastro. Tendré que quitarme los tacones.
Sin pensármelo dos veces, salgo y corro por el pasillo hacia abajo, sin los tacones, sin mirar atrás. Sin importar si me ven o no, solo quiero llegar a Faith.
Cuando bajo, antes de llegar al penúltimo escalón, me doy cuenta de que el hombre del esmoquin que nos abrió al llegar está aquí, quieto y sin decir palabra. Mira hacia mí y comienzo a llorar de nuevo.
-Por favor no digas nada, por favor. Solo quiero encontrar a mi hija y protegerla.- le digo susurrando mientras me acerco.
Cuando estoy a cuatro pasos de él, lo miro fijamente, sin parar de llorar y esperando a que avise a uno de los dos locos que están por la casa jugando a matarnos.
Él me devuelve la mirada y después de tragar saliva varias veces, me hace un gesto hacia la puerta de salida al jardín.
Aunque no sé lo que me quiere decir, estoy segura de que no es malo.
-¿Mi hija? ¿Está fuera mi hija?- le digo secándome las lagrimas con la mano.
No responde, solo se limita a señalarme la puerta de nuevo y, esta vez, salgo sin dudarlo.
Pero una vez fuera no sé dónde ir, no sé qué hacer. La última vez que vi a Faith estaba en la casita cerca de la piscina así que iré allí.
Voy agachada, sin dejar de mirar hacia atrás y procurando no hacer ruido. Al llegar a la piscina, a pesar de la oscuridad, logro diferenciar un cuerpo flotando en ella. Un cuerpo pequeño. FAITH. Acelero el paso y me acerco, cuando llego, cierro los ojos y le doy gracias a todo lo que se me ocurre ahora mismo. No es ella. Lo siento. Lo siento por este niño, por sus padres y por tener que haber vivido esto. Pero no es Faith así que avanzo y entro en la casita.
Una vez dentro me siento, coloco mis rodillas pegadas al pecho y mis brazos al rededor de ellas. Cuando giro mi cabeza, veo a una niña imitarme, pero ella esconde su cabeza entre sus piernas y parece estar llorando.
-Cariño.- digo en voz baja con un nudo en la garganta.- Cariño, soy mamá. Soy mamá, ven conmigo.
Me acerco y levanto su pequeña carita para que me vea. Es ella. Seco sus lágrimas y ella hace lo mismo con las mías. Entonces, miro sus ojos y siento que tengo que sacarla de aquí, que nadie va a hacerle daño.
-Mírame. -le digo.- Vamos a quedarnos aquí, en silencio y esperando a que papá llegue ¿De acuerdo? Papá vendrá de que pase un ratito.
La abrazo y la recuesto en mí, quedando apoyada en la puerta de entrada a la casita.
Cuando ya llevamos más de hora y media aquí metidas, y después de escuchar casi una centena de tiros más, alguien llama a la puerta y me quedo totalmente inmóvil.
-Mira que casualidad que, cuando todavía no estaba construida esta casita, ya me imaginaba matando a un par de pequeños inocentes dentro de ella.- Amanda vuelve a llamar a la puerta.- ¿Necesito alguna contraseña, señora Rooper?
Trago saliva y no contesto. Siento como el sudor comienza a caer por mi frente y por mi espalda pero aún así permanezco lo más quieta posible, tapando también la boca de Faith y procurando no hacer ningún ruido.
-Quedan diez minutos para las doce en punto de la noche y si no he contado mal, sois las únicas supervivientes del juego. ¡Enhorabuena! Ya puede salir, Margot.
No voy a salir, quedan diez minutos y no voy a salir, me matará, matando primero a mi hija.
Cuando estoy a punto de hablar alguien en el exterior debe haber golpeado a Amanda porque escucho como de lo más profundo de su garganta un grito perfora mis tímpanos.
Doy un pequeño grito cuando otro disparo vuelve a escucharse, esta vez cerca de mi.
-¡Cariño! Cariño, soy Dave, si estás ahí dentro no salgas. No salgas, por favor. Tan solo quedan mi...
Otro disparo crea un gran silencio y rompo a llorar sin poder controlarme, provocando que Faith también lo haga.
-¡Amanda!- escucho a Jack gritar.- Aguanta, voy a vengarte.
Preparada para lo peor, para que comience a disparar contra mi cuerpo, protejo a Faith abrazándola contra mi pecho. Pero en vez de eso, tras un corto silencio, siento como alguien, seguramente varias personas, comienzan a golpear la puerta y yo, ya sin fuerzas, acabo cediendo, quedando expuesta a Faith.
Siento como me sujetan y soy arrastrada hasta el exterior, incapaz de ver nada por culpa de las lágrimas que cubren mis ojos.
A pesar de darlo todo por perdido, de llorar antes de tiempo por la muerte de mi hija, no escucho ningún disparo, nadie grita y Jack y Amanda no se ríen.
Abro los ojos y tengo justo delante a Jack, con los ojos rojos y Faith a su lado.
-Ponte de pie, Margot.- obedezco mientras sigue hablando.- son las doce y tres minutos de la noche, salvada por la campana.
Sin importarme mucho lo que dice, fijo mi mirada detrás de él y visualizo dos cuerpos. Claramente, Dave es un de ellos y está muerto. Cuando miro el otro reconozco su vestido: Amanda.
-Los dos hemos perdido y los dos hemos ganado.- dice soltando su arma.- Mi propósito era encontraros a todos y lo he hecho, pero he perdido a Amanda. En cambio, tu propósito era sobrevivir y también lo has conseguido, pero has perdido a Dave. Enhorabuena.
Lo último lo dice casi sin voz, como si no quisiera reconocer que acabo de sobrevivir a una matanza de la que nadie nunca sabrá nada.
-Déjanos salir, hemos ganado.- le digo llevando a Faith hasta mi.
Él se ríe y niega con la cabeza.
-Dije que si alguien ganaba, debía negociar su libertad.- me mira y vuelve a soltar una pequeña carcajada.- Y creo que tú ya sabes lo que voy a pedirte.
Miro a mi hija fijamente, pensando en todo lo que me puede pedir, en todo lo que puede querer este loco.
-O tú, o tu hija. Una de las dos deberá permanecer conmigo y ocupar el puesto de Amanda para la próxima velada. Aunque tendré que cambiar de barrio otra vez, en este ya no hay suficientes personas para jugar.
-¿Y qué pasará con Faith si decido quedarme yo?
-Tranquila, el señor Evans se encargará de ella.- su risa constante me pone nerviosa.- Supongo que ya has elegido.
Afirmo con la cabeza y sin más, me llevan al interior de la casa. Aunque ella quiere venir conmigo, el señor que me ayudó a encontrarla la detiene y me mira.
-¡Tranquila, Faith! ¡Mamá va a volver! Mamá va a volver...- no puedo evitar llorar mientras las puertas se cierran, separándome de lo único por lo que estaría dispuesta a hacer cualquier cosa.
Lloro desconsoladamente y me tiro al suelto tapando mi cara con mis manos. Puedo escuchar a mi hija llorar y gritar también desde el otro lado de la puerta y me hace sentir peor.
Jack apoya su mano en mi hombro y coloca su cara tan cerca de mi oído que puedo sentir y escuchar su respiración.
-A partir de ahora te llamarás Margot Sinner y me ayudarás a ganar siempre.
FIN
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LA CASA DE LOS SINNER
Short StoryEntra, estás invitado pero, si te encuentran, corre. Tu serás parte de su gran juego pero, sobretodo, disfruta de la velada. TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS