C A P I T U L O 1

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NARRA CHARLOTTE:

Estaba caminado directo hacia mi casa y pasaba por una bella cafetería y salía un olor a café y rosquillas recién hechas, dentro y veo que todas las mesas están ocupadas, pero diviso una mesa sola y me apresuro para llegar, pero cuando me voy a sentar llega otra chica, es blanca, es  alta, ojos almendrados azules y su cabello cafe claro tirando a rubio, y nos miramos...

NARRA BLAIR:

Iba deprisa pues tenía que llegar a tomar el bus que va directamente hacia el metro, pero por desgracia no lo llego a alcanzar, cansada y con hambre, me dirigí a la primera cafetería que vi y es donde venden esos deliciosos buñuelos con mozzarella y esas donas, su olor me llamo la atención y dentro, vi que había demasiada gente y no encontraba una mesa desocupada, pero al fondo de la cafetería, estaba una mesa sola y voy directamente a ella, cuando coloco mi mano sobre la silla para correrla, alguien más lo hace, la mire fijamente y es una chica blanca, un poco baja, sus ojos cafés igual que su cabello y nos miramos...

 NARRA CHARLOTTE:

Solo la mire fijamente queriéndola intimidar para que me diera la silla, seguí mirándola con mi mejor cara de póker pero por lo que veo no funcionara, jamás volveré a perder el tiempo con papá y sus cosas. Como no sabíamos que hacer buscamos una mesa que no estuvieran utilizando una silla, finalmente la encontramos y decidimos compartir la mesa, al principio fue duro empezar una conversación, pero el aire tenso que se sentía entre las dos se esfumó cuando el mesero nos atendido, sorpresivamente las dos queríamos lo mismo y lo dijimos al mismo tiempo, eso nos hizo reír y fue allí que empezamos una buena conversación, con café y canolis, y una bella tarde de otoño que por cierto está un poco fría, porque ya está cerca el invierno mi estación favorita.

NARRA BLAIR:

En eso se me ocurrió la idea de intentar intimidarla cosa que nunca me sale, soy pésima para estas cosas y al final lo único que me sale es una mueca, al ver que ninguna de las dos se iba apartar de la única mesa desocupada, decidimos compartirla, en un momento incomodo en que las dos estábamos sentadas, llego la salvación que fue el mesero y muy amablemente nos preguntó que queríamos.

Mesero: ¿Qué desean ordenar? Lo dijo con una sonrisa, mientras sacaba la agenda de pedidos

 Charlotte Blair: Quiero un café con leche y un canoli y ¿tu? Al terminar de decir eso nos miramos y reímos por nuestra ocurrencia.

Mesero: Enseguida se los traigo. Y así se fue por nuestros pedidos.

Me di la tarea de empezar a romper el hielo, porque sería demasiado incomodo comer en la misma mesa, con alguien y no poder hablar, así que me presente

 Blair:Me presento, me llamo bárbara Palvin y usted? Dándole una mirada segura y una pequeña sonrisa.

Charlotte: Mi nombre es Lucy Hale, es un gusto. Con una sonrisa más verdadera me respondió

Hablamos de un sin fin de cosas mientras comíamos en aquel café, vimos que teníamos muchas cosas en común, en un bello día de la estación de otoño con un frio espectacular y perfecto para estas ocasiones ya que se acercaba mi tan esperada época del año, el invierno. Al final del día nos pasamos nuestros numeros y prometimos volver a vernos. 

CAMINOS CRUZADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora