Capitulo 1. El ultimo día normal

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Aún recuerdo ese día, era pequeño y estaba sentado en las piernas de la Abuela Lin. Fue poco después de que mis padres nos abandonaran, aunque no lo supiésemos en aquel momento. Mis dos hermanos mayores corrían por el salón y mi hermana Sol trataba de seguirlos, gateando. Nuestra única preocupación aquella tarde fue si comer tarta de fresa o de chocolate e incluso recuerdo que había una pequeña brisa que entraba por aquella única ventana de vidrio verde.

Todavía era feliz.

Me llamo Mim, tengo dieciséis. Nadie lo diría porque soy bastante más alto que mi hermana mayor, Ele. Ella es la que mejor lo lleva, lo de haber perdido a nuestros padres, quiero decir. Tiene casi veinte años, la piel bastante oscura y acostumbra llevar el pelo en una trenza con una diadema dorada, que siempre termina perdiendo, y como no sale a ningún lado sin ese dichoso accesorio, siempre le toca a Tal; mi hermano con diecisiete años y el más organizado de los cuatro, encontrarla.

Somos extremadamente diferentes, pues para empezar: yo tengo el pelo rubio, Ele lo tiene castaño, Tal negro y Sol es pelirroja. Cualquier persona con un mínimo de sentido común diría que no somos hermanos, por razones que saltan a la vista, pero una vez le pregunté a mi abuela y me dijo, con un tono que no le había oído antes, que ella podía no estar segura de muchas cosas en la vida, pero una de la que sí, es que éramos hermanos. Mi abuela es un poco sorda, un poco bastante ciega y ni hablemos de despistada, pero no pude no creerle.

Estaba recordando todo aquello de camino a mi cuarto, después de una agobiante salida al mercado con mi querida abuelita. No sé ustedes, pero después de haberla oído preguntar cuatro veces el precio de cada cosa, y de habernos tardado el triple de lo que cualquiera se tarda en comprar melones, venía más que dispuesto a echarme en mi camita para un sueño reparador.

Pero...

-- 'Honey, Mim... – la oigo llegar por el pasillo- ¿Cómo te fue con abu en el mercado?'                       Cuándo llega me observa con esa manera tan suya de criticarte sin decir nada. Salvo que sí dice algo– 'Espera, ¿fuiste a comprar carne o te atropellaron? No puedo decir que note la diferencia....  Ahh, disculpa, olvidaba que la vieja...

Mi hermana podrá ser menor que yo, pero es la reina del sarcasmo, y usualmente, una verdadera molestia.

--- ¿Corta el rollo sí? Lo único que me faltaría es que nos oiga.

--- ¿Pero cómo va a oír algo si está bien sorda?

Mi hermana tampoco es que sea de esas personas que respetan mucho a su abuela.

--- ¿Qué quieres?

----- Preferiría pedírselo a cualquier otra persona, pero tú eres el cerebrito de esta familia. —ahora sí pone cara de inocente

-- Ahórrate las explicaciones ? 

-- Dijiste que me ayudarías con mi proyecto de química...

No recordaba haberlo dicho, pero no sólo tuve que pasar tres horas en su habitación dibujando elementos, sino que además tuve que ayudar a Ele a hacer la cena, echar algunas partidas  de su nuevo vídeojuego con Tal, porque estaba decidido a mostrarme sus nuevas habilidades, y no fue hasta las 11, que deje a mi hermano maldiciendo en voz baja porque le había ganado todas las partidas (con lo fácil que fue) y pude acostarme en mi cama 

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