21. Respuestas

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―¿Annabeth? ―miro automáticamente a Hazel. Me había estado contando lo que creía que tendríamos que escribir pero yo no la escuché ni un poco. Solo sigo repitiendo en mi cabeza las palabras del doctor.

―¿Qué?

―¿Qué te parece? ―respiro hondo y cierro los ojos al mismo tiempo que asiento.

―Perfecto. Me parece perfecto. ¿Me dictás?

Ella empieza a dictarme la respuesta de la pregunta cinco, yo copio pero sin prestar atención a lo que dice. Mi cabeza está en otro lugar. Todo se estaba volviendo muy abrumador y cuando me doy cuenta que mi mano empieza a temblar y que mi letra dejó de ser recta, suelto la lapicera antes de que Hazel se dé cuenta.

―Annie, ¿estás bien? ―asiento muchas veces, cubriendo mi mano derecha con la izquierda. El doctor me dijo que no me podía estresar, pero era difícil después de enterarme de todo eso. ―¿Estás segura de que no querés un vaso de agua ni nada? —Niego. ―¿Estás segura de que no te pasa nada?

―Estoy bien, te lo aseguro. ¿Qué estabas diciendo? ―digo al volver a agarrar mi lapicera y seguir escribiendo.

Una vez que terminamos el trabajo, vuelvo a mi casa, me preparo un té y lo subo a mi habitación. Tengo que relajarme, tengo que controlarme. No les digo nada de esto a mis papás, no tengo por qué preocuparlos. Solo yo y nadie más que yo sabe esto, y pienso mantenerlo de esa forma.

El lunes en el colegio intento evitar a toda costa a Percy. Después de cómo reaccioné al verlo con su novia, no puedo verlo de vuelta. Puedo notar que quiere hablarme en la hora del Señor D, pero yo lo ignoro y sigo de largo hasta sentarme en mi lugar atrás de todo al lado de Michael Yew. Estoy exhausta, ya quiero que termine la semana y recién es la tercera hora del lunes. En los recreos, estoy con Thomas quien me presenta a sus amigos que conoció estas semanas. Invitamos a él y a sus amigos a nuestra mesa en la cafetería. Ellos aceptan y nuestra mesa pasa de solo tener seis personas a tener diez.

―Debo decirte que la pasé muy bien el viernes ―dice él cuando estamos saliendo del colegio y yo sonrío. ―Tal vez se podría repetir alguna vez, ¿no?

―Me encantaría ―al ver que el colectivo se está acercando, Thomas me mira y rápidamente me da un beso en la mejilla para luego decir:

―Te llamo en un rato ¿dale?

―No sé si tengo bate... ―no puedo terminar porque él ya se metió adentro del colectivo y este comienza partir. Comienzo a caminar rumbo a mi casa cuando alguien llama mi nombre, y al escuchar su voz tengo demasiadas ganas de salir corriendo o volverme invisible.

―¡Annabeth! ―Me doy vuelta con una sonrisa que a diez kilómetros se nota que era falsa.

―Rachel... ―digo con los dientes apretados.

―Tenía miedo de que te hayas ido― se comienza a reír pero al ver que yo la miro esperando que me diga lo que me tiene que decir para y continúa hablando. ―El profesor Brunner te está buscando.

―¿A mí? ¿Por qué?

―Dijo que tenía que hablarte sobre si podrías ayudarlo en algo.

―¿Por qué yo?

―¿No eres la más inteligente de la clase? ―Alzo mis hombros como respuesta. Por lo menos soy "más" que ella en algo.

―Bueno, gracias Rachel ―digo al caminar devuelta hacia el colegio.

―¡De nada!

¿Y ahora que quiere el señor Brunner? Yo solo quiero ir a mi casa y dormir pero noooo... tengo que hablar con él. No es mi culpa ser la más inteligente de la clase. Y si necesita mi ayuda, que me la pida en horario escolar porque ya pasaron tres minutos desde que terminaron las clases del día de hoy pero yo sigo acá porque él no se dignó a hablarme antes.

Mi Estúpido [percabeth]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora