Se repite

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—Pequeña Ratoncita, es hora de despertar— como un eco lejano, la voz femenina y altiva se escuchó desde el sueño más profundo. El sopor del mundo onírico nublaba por completo su mente, hasta hacerla olvidar quien era. —No me hagas repetirlo— exigió la voz, sintiéndose más cercana y notoriamente amenazante.

Jimin se quejó, levantando sus parpados con remarcada dificultad, parecía que en ese momento eran de plomo y no la piel más fina del cuerpo. Trato de moverse, de alzar su mano para sobarse la cara, pero no lo logró. Otro intento, esta vez pudo sentir un fuerte dolor en sus muñecas. Era más consciente de su cuerpo, el cómo sus brazos estaban levantados, amarrados entre sí para inmovilizarla sobre su cabeza. Era un agarre fuerte y resbaladizo, debía ser una cuerda gruesa pero muy suave. Bajo su cuerpo había más suavidad, que la invitaba a seguir descansando. Pero su curiosidad predomino, llevándola a girar el rostro, para dejar de ver la luz directamente, abriendo con pesadez.

— ¿Dónde...?— su voz sonaba impropia, sintiendo la lengua pesada y sin gracia en su boca reseca. Por el rabillo del ojos notó una figura moverse junto a ella, posicionándose poco a poco sobre su figura. Se obligó a parpadear varias veces para acostumbrarse a la luz, que lastimaba su retina impidiéndole enfocar algo.

—Estáis en mi reino mi bella alma gemela, debéis seguir mis normas o seréis castigada— la forma remarcada en la que la serpiente sacaba su lengua viperina, enfatizando palabras que harían que esta vibrara, provocándole cosquillas cuando hablaba tan cerca de su piel, le hablaba de una cazadora que estaba en su verdadera piel, divirtiéndose con su pronta comida.

El tono imponente y las palabras extrañaron a la joven mortal, que desistió de mirar a su captora, enfocando su asustada mirada en todos los lugares alrededor. Pudo notar la tela brillar sobre el propio cuerpo, al parecer llevaba una clase de vestido de seda por cómo se sentía directamente sobre su piel. Todo era tan confuso, irreal y aterrador, el leve mareo la hizo recostar su cabeza, cerrando con fuerza sus ojos. Quería que todo aquello fuera un sueño, anhelaba volver a su hogar.

—Mírame— volvió a ordenarle y Jimin obedeció, arrastrando su moribunda mirada a la figura femenina, desnuda en su totalidad, mostrando con orgullo su piel, tan blanca que parecía espolvoreada con una fina capa de nieve, como un escenario invernal y mágico que terminaba en una pesadilla, cuando al mirar el rostro, se encontró con dos pozos profundos de sangre, acompañada de una sonrisa retorcida y peligrosa.

La chica chilló aterrada, instintivamente traro de alejarse siendo detenida en su totalidad por la mano que se cernió sobre su pecho, sin necesidad de fuerza, el simple toque de dominio la paralizo como si esa no fuese una estilizada palma de alargados dedos, sino una garra afilada amenazando con sacarle el corazón.

— ¿Acaso no sabéis quién soy? — la mujer desconocida le sonreía —Soy Ouroboros, pero solo tú puedes usar mi nombre de mortal Yoonji. Yo la dueña de tu alma, soberana de tu cuerpo y espíritu,. Solo yo, para siempre, corrompiéndote sin descanso, encontrándote aunque los protectores traten de ocultarte, de resguardarte, de cambiarte. Nunca lograran separarte de mí, porque eres mía— el miedo volvió a desesperarla, llevándola a luchar por soltarse aunque fuera en vano.

—Oh, mi dulce amada— la arrullo con dulzura, tomando el delicado mentón de la Omega —Renaciste para volver a morir en mis garras. Solo debes disfrutar de nuestro tiempo juntas, no lo malgaste en feas discusiones, me canse de esforzarme para hacerte entender algo que nunca entenderás, pequeña tontita.

Entonces Yoonji beso a la ratoncita, dominándola fácilmente, en una danza suave, húmeda y demandante que para Jimin era como la bebida más dulce que podía tocar su reseca boca. Correspondió casi de inmediato, con entusiasmo y deseo, haciéndola recordar que esa era la boca de aquella mujer que fue su amante hace siglos atrás, cuando ambas eran mortales y entre besos dulces se declaraban el más grande y puro amor. Quien ahora era una deidad inmortal, se separó de golpe, soltando una fuerte y cruel carcajada, tomando a la Omega otra vez del mentón, pero esta vez con fuerza, lastimándola.

—No me gusta que lo recuerdes, nuestros tiempos felices, porque me miraras con lastima y me pedirás que me detenga, pero no importa cuánto supliques, eso no sucederá Jimin— a la joven se le aguaron los ojos, negando con dolor a cada nuevo recuerdo.

— ¿Cuánto más alargaras nuestra condena? — pregunto directamente la alma cansada, sintiéndose vieja y desgastada, aun en su caparazón joven y nuevo.

—Curioso ¿eso es lo que es para ti? Justamente esto es lo que me gusta— comento casualmente Yoonji, levantándose levemente, para tomar entre sus manos la fina tela que cubría a su amada, jalándola a los costados hasta partirla por la mitad. —Justamente...— susurró, delineando la torneada y menuda figura femenina con sus palmas abiertas, que se estremecía ante el caliente toque, dando ligeros espasmos. Observando como la Omega la miraba con una profunda tristeza, provocando que la Deidad se regocijara con crueldad desde su superior posición —Todo el dolor que sufre mi ser cuando mueres y durante tu ausencia valen la pena, por estos días en donde eres completamente mía ¿Lo entiendes? No puedo volverte una Inmortal como yo, pero puedo hacer de tu alma una extensión de mí, ya lo veras, pronto lo lograre.

—Eres tu quien no lo entiende, esa es tu representación, por eso eres una Inmortal, porque tu esfuerzo es inútil, hagas lo que hagas siempre resultara igual, nos atrapaste en un bucle doloroso mi amada Yoonji— la Inmortal se enojó, porque las palabras de su amada siempre lograban hacerla dudar, por ello únicamente se enfocaba de hacerla gemir hasta colapsar, porque no podía lidiar con razones que la hicieran flaquear.

"Hace tiempo atrás nació la primera Pitón entre las serpientes, esta no era venenosa y parecía muy tímida, sin intentos de hacer daño. Considerada de inmediato débil para sus semejantes, fue expulsada, obligada a vagar sin protección, se creyó sola y desamparada, pero su belleza cautivo a una pequeña aldea de ratones que le dio asilo. Allí se enamoró perdidamente de la hija del Líder, quien le correspondió con el mismo fervor, siendo su unión imposible y prohibida.

La Pitón no se rindió, por el contrario, se esforzó el doble por ganarse el favor y la simpatía de todos en el pueblo, para que se le concediera el derecho de estar al lado de su gran amor.

Aquello nunca paso, porque una mañana, cuando la Omega del Líder fue a despertar a su hija menor, la encontró totalmente tiesa, sin color, de su dulces labios escurría espuma y en su delicado cuello reposaban dos pequeñas incisiones que todos los ratones sabían identificar, la mordedura de una serpiente.

El dolor y la traición fue tal que torturaron por días a la Pitón hasta que admitiera su delito. Pero ella no pudo haberlo hecho, porque amaba a esa Omega, tanto que cuando se enteró de su muerte acabo con su vida de inmediato, dándole fin a su sufrimiento mortal. O eso fue lo que creyeron los pueblerinos

...

— ¿La quieres para ti? — le susurro una oscura voz al cuerpo moribunda de una joven Alfa.

Con laceraciones aún frescas en su piel y todos sus huesos rotos, se las arregló para gruñir con rabia, sintiendo por primera vez una emoción tan poderosa y corrosiva, que volvía agrío todos sus pensamientos, envenenando todos los principios y sueños que alguna vez tuvo —Con cada fibra de mi ser, la quiero a mi lado para siempre— maldijo internamente mientras escupía sus palabras entre gruñidos. Como respuesta la oscura figura aplaudió con entusiasmo.

—Y así será...Yo te la daré, pero no a una simple mortal bondadosa y aburrida. No...te la daré solo si estas dispuesta a seguir mis órdenes— le ofreció, disfrutando de la oscuridad que rodeaba al despojo orgánico en el que convirtieron aquel hermoso cuerpo. — Subir hasta tocar la cima del placer carnal, caer en el cansancio de la mortalidad, volver a empezar, en un ciclo sin fin que no se puede interrumpir, un eterno placer. Debes jurar que nunca romperás el ciclo, convertirte en la definición de lo que representas, solo así podrás convertirte en Uróboros."

CONTINUARÁ

Oυροβóρος /Yoonmin (Omegaverse) [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora