Cuando acabé de devorar aquel delicioso plato de pasta con pollo, fui a ver un rato la tele. Hacían un programa que me encantaba, el cual trataba de unos animales a dos patas que vivían locas aventuras, mi favorito era Bos Bonny. Mi madre mientras tanto estaba fregando y pasando la fregona, me dijo claramente que estaba fregado y que me esperara a que se secara. Cuando acabaron los capítulos, apagué la tele y me levanté para ir a mi cuarto a hacer los deberes. Pero, cuando fui a las escaleras, me di un porrazo contra el suelo. Mi madre vino corriendo al oír el golpe y yo pensando que me diría "Cariño, ¿estás bien?" o cosas como esas, no dijo eso...
-Mira que te lo he dicho ¡que están fregado!, hay que ver...
Después de decirme eso me dio una zurra no muy fuerte ya sabéis donde. Bueno, después al menos me dio un besito. Cuando subí por las escaleras fui al cuarto de baño. Allí estaba mi gata, no bajó a comer porque no tendría hambre. Descubrí porque no tenía hambre, ¡se comió mi pasta de dientes! No se como ni porque se la comió, pero al menos me dejo un poco para esta noche y para ahora. Se lo dije a mamá y ella le regañó. Me lave los dientes y fui a mi cuarto para hacer los deberes. Por curiosidad me asomé a la ventana para ver si estaba la vecina. Estaban abajo comiendo, carne parecía ser.
Su cachorro estaba fuera atado en el patio, mientras llovía. Había una caseta pero disfrutaba intentando comerse las gotas de agua. Me quede mirando al perro cuando el padre de la vecina salió y le di un trozo de carne cruda. Parecía un moflete humano, pero sería de cerdo seguramente. El perro lo devoró en un visto y no visto y luego salió la vecina para llevárselo dentro, porque ya hacía frío. Encendieron la chimenea y después el padre se asomó y me vio. Me agaché y esperé un minuto sentada. Cuando me levanté ya cerró la cortina.
Me puse a hacer los deberes, tenía bastantes pero como soy muy lista los acabé enseguida. Me quede leyendo y mi madre entró.
-¿Que tal si vamos haciendo las galletas?
-¡Vale! Y un pastel para cenar.
-¿Te parece bien de zanahoria?
-Preferiría de chocolate... Pero ese también me gusta.
Bajé con mi madre para hacer las galletas de chocolate. Me estaba regañando todo el tiempo porque me comía la masa, estaba muy buena. Esperamos en el sofá viendo una película animada, mientras que se calentaban en el horno las galletas. Pasó una hora y ya estaban, ¡salieron enormes! Mi madre cogió una y la partió por la mitad, una para mi y otra para ella. Estaban deliciosas, yo quería más pero mamá me dijo que no, que eran para la vecina. Al acabar la película, ya eran las nueve y media de la noche y teníamos que cenar. Mamá se hizo ensalada con gambas y mayonesa, a mi me calentó dos trozos de pizza del martes. Cenamos juntitas, cuando mi gata vino y se echó en medio de la mesa a dormir tan pancha. Mi madre le echó agua y se fue pitando. Nos reímos un montón y después de la cena ayudé a mamá a fregar y recoger la mesa. A la hora de dormir, mamá vino y me contó un cuento.