CAPITULO 27

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-Angie: ¿Qué tal?, pasa, Nicola se quedó dormido de tanto esperar, y de hecho yo estaba a punto de caer también

-Yaco: Veo que me hice esperar, me hacen sentir importante—dijo halagándose solito

-Angie: —reí—Te encargo despertarlo, estaré en mi habitación si me necesitan

-Yaco: No me dejes solo con la bestia—hizo una expresión de terror

-Angie: No seas exagerado—reí por la otra cara que puso—no me dejen la casa un desastre

Subí a mi habitación, estaba agotada, era como si no hubiera dormido en días, agarré un libro y me puse a leer, no podía dormirme, que tal si me llamaban, tengo el sueño muy pesado, que ni siquiera una estampida podría levantarme. Empecé a leer y no pude evitar verme a mí y a Nicola en los protagonistas, si, que cursi, cambiaba y cambiaba de posición para que no gane el sueño, hasta que sí, me quedé dormida.

El ruido de unas cosas me hizo levantarme, fui corriendo a la habitación de Nicola que era de donde provenía el ruido, y que escenita con la que me encontré

-Angie: ¡Yaco! ¿Por qué no lo paraste?

-Nicola: -ríe tan exageradamente que rompe mis tímpanos— ¿A Yaco le dices? Pero si el dio la idea

-Yaco: Lo siento Angie—se tambaleaba llegando hasta mi—apenas y probamos

-Angie: Genial estoy en una habitación con un par de borrachos

-Nicola: Uh, eso es mala idea pequeña, corre

-Angie: No me asustas Porcella

-Nicola: Veo que andas amargada, Yaco pásale un vaso a esta preciosa

Yaco me pasó el vaso, pero negué con la cabeza

-Yaco: No quiere—exclamó, genial habló en mi cara, me dieron nauseas

-Nicola: Vamos Angie a quien engañas, haz probado trago alguna vez—dijo, arrastrando las palabras

Era cierto, en fiestas, pero no pensaba embriagarme, uno de nosotros tenía que estar cuerdo

-Angie: Les preparé un café y una ducha fría, ya vuelvo

-Nicola: Yaco, que no se vaya sin probar un traguito de este vino delicioso

-Angie: Me llevaré esto—dije agarrando todas las botellas que habían en la habitación

-Yaco: ¡No te lleves la diversión!—gritó

-Nicola: No tomes mucho cariño—Idiota, pensé

AMOR A CIEGASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora