Síndrome Del Amor (Adaptación Yuwin)

Capítulo 2

¿Alguna vez han visitado un parque? Obviamente sí. Esos lugares tranquilos, pasto por doquier, árboles por aquí árboles por allá, adultos paseando a sus mascotas, niños jugando y adolescentes conviviendo tranquilamente. Una imagen hermosa

Pero, ¿Alguna vez han visitado un parque por la noche? Puede que sí, pero también puede que no. Yo antes no había puesto un pie en estos lugares después de las seis de la tarde. Y es que las temperaturas descendían después de esas horas, la noche llegaba y todo se volvía escena de terror, digna de un asesinato.

Debo dejar de pensar en esas cosas, en el parque solamente estábamos nosotros, un vagabundo que dice ser el dueño del lugar y una ardilla que se empeña en hacerle la vida imposible al pobre de Yuta.

Como está nuestra situación no podíamos ir a parar a un hotel o algo por el estilo, éramos buscandos por la ley y todas las organizaciones del país. Así que solamente nos quedaba raparnos completamente, decir que éramos chinos y que buscábamos alojamiento o dormir en el parque.

Desafortunadamente no teníamos dinero para pagar un simple corte de pelo.

La noche había llegado y Ten se encontraba durmiendo en el pasto, Taeyong había desaparecido desde hace ya más de media hora y Yuta platicaba amenamente con el señor vagabundo. No tenía nada que hacer, preferiría estar despierto hasta que amanecerá y no dormir en las duras bandas del lugar.

—¿Esa ropa está de moda? —Pregunto el señor señalando la bata de Yuta y la mía.

—No, no creo. —Respondió inseguro Yuta, el anciano se rascó la barbilla mirando hacia el cielo—. ¿Por qué lo dice?

—Oh, no es nada. Es solo que en la mañana vi a varias personas usando eso. —Yuta y yo nos miramos al mismo tiempo. Y yo que pensaba que pasaríamos desapercibidos—. Me sentía tan fuera de lugar con estos trapos.

Aun me preguntó como es que las personas no nos denuncian si ya hasta estuvimos en televisión nacional...

—Sí, estaban con descuento. Debe ser eso. —Dije como si fuera lo más normal del mundo, el señor asintió—. ¿Usted no tiene casa?

—¡Este parque es mi casa! —Dijo orgulloso extendiendo sus brazos—. Pero también tengo una, o bueno eso creo, olvide todo desde hace... ¿Qué año es hoy?

—2018 —Dijo Ten levantado nueve dedos— No espere, creo que uno está de más. —Dijo bajando uno de ellos.

—¿Ese niño enserio tiene 22? —Nos susurró mirando a Ten seguía subiendo y bajando sus dedos. Asentimos sonriendo— ¿Y él lo sabe?

—Apenas y se sabe su nombre ¿Usted qué cree?

—¿2018 dicen? Creo que ya han pasado diez años —Murmuró desganado, podía sentir el pesar en su voz—. ¿Ustedes cuánto llevan siendo niños de la calle?

—¡¿Niños de la calle?! No somos de la calle, nosotros vivimos en... en... —Ten se quedó mirando el pasto tratando de continuar, hay no, sus ojos se pusieron vidriosos. Va a llorar —¿D-Dónde vivimos Yuta?

Yuta asustado de que llorará se levantó de la banca y fue hacía el chico, Ten comenzó a hipar sollozando que ya no tendría su manta de color rosa ni las luces que se encuentran en su habitación y que brillaban cuando la noche llegaba. Ten parecía un niño de seis años.

—¡Quiero a Taeyong! —Comenzó a gritar Ten alejándose de Yuta golpeándolo en su estómago para que lo dejara ir. El vagabundo asustado huyó como todo un cobarde, ¿Acaso le daba miedo ver llorar a Ten?

—¿Qué mierda está pasando aquí?

Oh claro, hasta yo hubiera huido.

—Tranquilo, Taeyong. Baja esa navaja, solamente te extrañaba. —Ten al ver a Taeyong de pie se levantó inmediatamente y fue hacia él sin importarle la gran bolsa negra que cargaba en su espalda.

Que no sea un cadáver, que no lo sea

—¿De dónde saca tantas armas? —Le susurré a Yuta cuando notamos que el par se alejaba de nosotros. El castaño sonrió y me invitó a sentarme a su lado.

—Eso nadie lo sabe. Pero es mejor estar en la ignorancia... Nunca creí que llegaría el día en el que dormiría en la banca de un parque. —Dijo molesto acomodándose en la dura y fría banda, podía notar como jalaba de su bata había tratando de que sus pies no se vieran de más. Ya ni porque era su idea dejaba de quejarse— ¿Tú novio sabe que lo estás buscando? —Preguntó después cerrando los ojos y dejándose caer en el respaldo de la banca. Pude escuchar como se quejaba del dolor.

Les dije que eran duras

¿Kun lo sabe? Debería saberlo, él sabe que haría todo por él y por estar juntos. Yo esperaría lo mismo de él, aunque dudo que él tenga la suerte de cruzarse con tres locos. Tal vez dos, no le noto nada raro a Yuta.

Si, él me está esperando —Tal vez le haya mentido, pero si hago que esto luzca fácil ellos continuarán conmigo.

O eso creó.

—¡¿De dónde sacaste todo eso?! —Gritó Ten levantándose de la banca. Asustado y preocupado de que si hubiera un cadáver en aquel saco miré hacia donde estaban Ten y Taeyong.

Tranquilos, no es un cadáver

Eran tres bolsas para dormir

Eramos cuatro, a menos que ellos dos decidan dormir juntos.

—Quiero la rosa —Eligió Ten tomando la respectiva bolsa para dormir, Taeyong no tan contento rodó los ojos y volvió a meter una bolsa de dolor negro—. ¿De qué color es la tuya? Tiene que combinar con la mía.

—¿No quieres que durmamos juntos? —La decepción en el rostro de Taeyong era enorme.

—No cabemos, estas muy gordo

Para mala suerte de todos, si de todos, Taeyong se molestó con Ten y se alejó para dormir lejos del menor, Ten como todo orgulloso hizo lo mismo con su bolsa rosa. Así que como quedaba una sola bolsa, los que tuvieron que dormir juntos fuimos Yuta y yo. Y no es muy bonito dormir con otra persona en un espacio tan pequeño. Y menos cuando Taeyong estaba a tu otro lado.

—¿Yuta? —Le llamé por lo bajo—. ¿Taeyong te amenazó de muerte la primera vez que lo conociste?

—¿Por qué lo preguntas?

—Es sólo curiosidad, vivo todo el día preocupado de que en un descuido me asesine.

—Ehh... Si, eso creó.

—No lo sé chicos, pero hasta aquí se escucha su conversación... —Nos gritó Ten desde su lugar. Yuta y yo nos miramos preocupados.

—¿A Ten también lo amenazó? —Pregunte aún más bajo.

—Él amenaza a todo el mundo

—¡Pero conmigo no fue a propósito! —Respondió Ten, indignado.

—¿Fue a propósito? —Le preguntó Yuta a Taeyong. Éste sonrió felizmente dejando escapar una risita.

—Siempre es a propósito. —Contestó antes de bostezar y darse la vuelta para dormirse.