Capítulo 4

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Mis manos temblaban y no precisamente por mis nervios, aunque bueno, tal vez eso si tenga algo que ver. Pero la verdadera causa era el frío, el invierno y toda esa nieve a mí alrededor. Miraba con disgusto como los demás chicos del vecindario jugaban en torno a un árbol gigante, se lanzaban bolas de nieve mientras reían y se empujaban. De sólo pensar en sentir aquella bola de agua congelada en mi rostro se me erizaba la piel.

Pasé por ahí sin darles una sola mirada, los conocía a todos y ellos también a mí.

—¡WinWin! —Recuerdo que aquel chico era YiXing, un chico insolente y sarcástico que siempre estaba ahí para burlarse de mi o para hacerme ver ridículo. Él siempre se defendía diciendo que yo solo era el culpable de mi desgracia. Así que en aquellos años lo que el antiguo WinWin hizo fue devolverse y darle la cara.

Hasta ahora me arrepiento de ello, una helada bola de nieve aterrizó en mi nariz, que aunque no la sentía pensé que de me había caído. Todos los niños estallaron en carcajadas, excepto el pequeño YiXing —N-no, no era mi intención...

Si, tenía siete años tenía derecho a echarme a correr mientras lloraba. Había sido humillado de nuevo, y el golpe me había dolido mucho.

Estaba tan cegado que ni siquiera note que me dirigía al lado contrario de mi casa, no lo note hasta que choqué con algo.

—Lo siento, lo siento. —Me disculpe más veces pero ya he sido humillado demasiado.
La mujer era bajita, llevaba varias bolsas en sus manos y un par de ellas habían caído al suelo. No me insultó, ni me regañó.

—¿Por qué lloras?

Hasta ese momento no había notado al chico que estaba al lado de la mujer, era un niño alto de piel tan pálida que temí estuviera congelándose. Su nariz tenía un leve color rosado al igual que sus mejillas. Su cabello era tan oscuro y ondulado. Nunca había visto un rostro tan perfecto.

—U-un... un chico me golpeó. —La mujer se arrodilló y miró de cerca mi rostro, lo movió de un lado a otro con suavidad—. N-no es nada...

—No, pero deberías de volver a casa. —La mujer se había puesto de pie de nuevo y cogió las bolsas que el niño le daba—. ¿Quieres que te llevemos a casa?

Realmente había recorrido mucho, estaba algo lejos de casa pero no lo suficiente como para perderme. Pero bueno, aquel niño parecía ser un chico lindo y mono. Así que intenté llorar de nuevo y pedirle que me llevara a casa.

La mujer me pidió la dirección y el chico y yo nos subimos atrás.

¿A qué no adivinan quién era ese chico?

Mi hermoso Kun

Y claro, mi tía. Porque mi suegra era una vieja gruñona que nunca quería salir en compañía de su hijo. Pero su tía era otra cosa, una mujer hermosa y amable.

—Soy Qian Kun, pero mis amigos me dicen DanDan.

—Soy Dong SiCheng, no tengo amigos pero puedes llamarme WinWin

Kun sonrió, yo sonreí y su tía se rio.
Hasta ahora creo que se burló de mí.

(...)

Ahora vayamos a Cuatro años después cuando empecé a ir solo al colegio. Tenía alrededor de once años y por primera vez creí en el destino. Digo por primera vez porque antes no sabía que existía esa palabra.

Como ya no había un YiXing que me molestaba mi sonrisa era gigante aquella vez, caminaba con seguridad por los pasillos.

Hasta que YiXing 2.0 apareció. Claro que no se parecía en casa, solamente en lo molesto y en que yo era su víctima favorita.

Les presento a HanBin, un chico de escasos modales y boca suelta. Muchos de mis compañeros me decían que venía de los barrios más bajos de la ciudad y que su madre era una amante del coco y que su padre había asaltado una noche a Santa Claus.

¡Tenía 11 años! Claro que no creí nada de eso. Aunque hubo veces que si dudé...

Bien, en una de aquellas burlas de HanBin uno de sus feos amigos me golpeó en el estómago tan fuerte que creí me lo iba atravesar. Me llevaron a la enfermería.

Mi angelito estaba ahí...

... Con su rostro masacrado

Bueno tal vez exagere, pero tenía un moretón en el ojo. El me miró y no hubo sonrisas.

—Soy Dong SiCheng, no tengo amigos pero puedes llamarme WinWin.

Kun entre cerró sus ojos y después me miro asombrado. Esperaba y con eso recordaba aquella tarde de diciembre. Creí escuchar de nuevo la risa de su tía.

Esperamos una hora completa a la enfermera y mientras tanto hablamos un poco de varias cosas. Su tía se había mudado al extranjero, sus amigos no iban a ese instituto y terminó contándome como recibió aquel golpe. Había llevado la contra a un brabucón de último grado.

Yo ni loco le hubiera negado algo a HanBin. Aunque nunca me había golpeado, siempre lo hacían sus amigos.

—¿Y tú? ¿Es el mismo chico que la otra vez?

—No. Este chico era más alto y fuerte.
Aunque no diría que más listo.

Kun rio y me pregunto si vivía en el mismo lugar que hace cuatro años.

(...)

—Con tantos golpes deberías aprender a no responderle a ese tipo. —Le aconseje una vez. Kun resopló enojado.

Es asombroso como este tipo de cosas no cambiaban en todos estos años. Kun con 16 años aún parecía el chiquillo que volví a encontrar en la enfermería.

—Prefiero ser golpeado a que una masa de grasa me haga sentir inferior.

Por suerte HanBin fue llevado a un reclusorio con todo y amigos, habían asaltado una especie de tienda departamental. No hubo YiXing 3.0 por suerte. A veces los visitó, solamente para verlos sufrir. Quién diría que yo terminaría en un lugar parecido. Ahora que recuerdo esto. Cuando despierte le preguntaré a Taeyong si de casualidad no se había encontrado con HanBin en uno de los tantos reclusorios en los que había estado y desde luego, escapado.

—Si fuera más fuerte, más alto y más valiente te defendería, pero por ahora sólo puedo curarte. —Kun sonrió y se quejó cuando por error pase el pañuelo con alcohol por su ojo derecho. Él tiene la culpa, su belleza me deslumbró. Aún con todos esos moretones—.
Tú eres algo, y he visto que tienes los brazos fuertes. ¿Por qué no te defiendes?

Kun guardó silencio hasta que termine. —¿Sabes guardar secretos?

No sabía, no sé y nunca sabré. Soy una vieja chismosa desde que nací, pero esa vez le mentí.

—Si, puedes contarme lo que sea. No tengo a quien contarle de todas formas.

—La vez que te dije que un chico del instituto me había golpeado era mentira. Kun siempre tenía el mismo rostro neutro cuando hablaba, pero el que veía en aquel momento no era el que había visto aquel día nevado de diciembre. —Fue mi padre, todos estos golpes me los da él. Por eso nunca me defiendo. ¿Cómo puedo golpear a mi padre?

Eso mismo me preguntaba yo, ¿cómo un padre podría golpear a su hijo? Aunque nunca me dijo porque recibía aquellos golpes. Tal vez su carácter dócil y duro que por alguna razón me recordaba a YiXing, o tal vez su cambio de humor. Kun parecía un chico tranquilo, tierno a la vista y cuando recién lo coincides tímido. Pero llevo años con él, y se que dentó de esa linda cara existe un hombrecillo enfurecido con la vida.

Hallas.

—Soy Qian Kun pero mis amigos me llaman DanDan...

—Susurré una vez en mi cama, intentando resolver los paradigmas de Kun. ¿Me habrá mentido sobre su padre? Hasta el día de hoy me pregunto porque su padre lo golpeaba.

Síndrome Del Amor (Adaptación Yuwin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora