Chapter four

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A la salida de mi trabajo, TaeTae insistió en ir a por unos panquecillos. Yo le cumplí el capricho, aún culpable de no prestarle su merecida atención. De camino al auto, fuimos hablando de todo un poco; él me había contado que cuando me conoció se había enamorado tan profundamente que todo el día pensaba en mí. Taehyungie era tan tierno que iba a explotar de sobredosis de adorabilidad. Era algo que poseían todos mis babies, la inédita ternura y amor.

En cuanto nos hallábamos arribando en mi coche hacia la universidad de los chicos, mi bebé comenzó a bostezar, le eché una ojeada rápida y sus hermosos ojitos estaba luchando por no caer ante el parpadeo. Sin embargo, cuando detuve el auto en un espacio apartado y lo acomodé, quedó tan sumido en su cansancio que finalmente cayó en los brazos de morfeo.
Con cierto silencio, estacioné a un costado de la entrada de la institución y busqué con la mirada a mi par de bebés. A lo lejos veía a Jin riendo junto a un chico de su misma estatura y de cabello azul platinado. A unos metros estaba Suga, se encontraba sentado en un banco que había por allí. Él fue quien me vio primero, y no tardó en avisarle a Seokjin, para que luego vengan los dos corriendo hacia mí. Yo los recibí con un abrazo entre nosotros y un beso para cada uno. Pero ellos estaban inconformes y me llenaron la cara de besos, incluso hubo un momento en el que sus labios se chocaron, y fue tan placentero verlos sonrojaditos y tímidos que quise enmarcar aquel recuerdo.
Al notar mi gracia ante la situación, ambos me miraron indignados y con un puchero. Sonreí y los adrenté al auto.
Aproveché también para decirle a Tae que vaya a la parte trasera para estar más cómodo, pero él se negó, diciendo que sólo quería estar a mi lado. Jinnie y Yoonie lo abuchearon por eso.
Durante el camino hacia kurts Arts, iban hablando de variadas cosas, el mayor de mis chicos contaba que dentro de poco harían una obra de teatro, y que  asistirían unos cazatalentos nacionalmente conocidos. No tardé en vitorearlo y alentarlo, sabía perfectamente que mi niño era capaz de llamar la atención de alguno de ellos.

—Por supuesto que asistiré, bebé. No me perdería por nada del mundo tu actuación.— aclaré sonriente ante su pregunta “¿Irás a verme, mommy?”

—Mommy...— habló Suga, mirándome por el retrovisor.— ¿Crees que algún día me elijan de una compañía?— susurró, agachando su cabeza. Era cierto que mi pequeño intentaba siempre que sus canciones sean conocidas, sin embargo el mundo era cruel y desalentador. Pero yo tenía esa respuesta tan clara como el agua.

—Cariño, eres un talento único, una persona maravillosa rebosante de futuro. Y tarde o temprano se escucharán tus hermosas canciones en cada rincón del mundo. No lo dudes, mi amor, tú serás grande.— sus ojitos se llenaron de lágrimas y no tardé en escuchar suaves sollozos suyos.— Bebé, no llores, te amo.

—Yah, Yoonnie.— observé cómo Jinnie abrazaba cariñosamente a su dongsaeng  y le susurraba que él era genial. Amaba a estos niños, ellos eran tan puros y angelicales, me daban ganas de apretujarlos y protegerlos de toda maldad.

Pronto, luego de toda aquella conmoción en el interior del coche, llegamos a recoger a mis bebés más chiquitos. Y, que tras sonar el timbre de salida, salieron emocionados hasta donde nos encontrábamos. Nam fue el primero en llegar y recibir su docena de besos de bienvenida, luego Hobi, que se enfuruñó al ver a TaeTae dormido a mi lado, alegando que él quería estar allí. Después vinieron los más pequeños, y todos se acomodaron en sus asientos. Los seis iban cantando felices.

Al llegar a la residencia, les abrí la puerta y corrieron a casa, incluyendo a Tae que ya se había despertado a medio camino. Yo me dirigí a la cocina para preparar la merienda, y al ratito bajó Jin para ayudarme; ambos llevamos todo a la mesa y uno a uno fue bajando. Nam corrió a sentarse en mis piernas y con gusto lo recibí, acomodándolo de manera tal que su cabecita se amoldaba a mi cuello. Acariciaba sus muslos sobre el pantalón mientras que con mi otra mano sostenía y degustaba mi café dulce. Mis demás bebés miraban la escena, sin saber que sentir, era un problema tajante en nuestra relación, pero lo esencial era que ellos nunca peleaban por eso y para mí era más que suficiente.

Mommy's babies |BTS Mommy Kink| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora