El reencuentro

12 1 0
                                    


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


¿Cuantas veces tuve sexo anónimo?, muchas veces, ¿cuantas veces utilice un cuerpo para saciar mis necesidades?, un sinfín de veces, ¿recuerdo alguna de esos cuerpos que se retorcieron bajo mi contacto?, por más que lo pienso solo a la chica del tren.

Y ese pensamiento me movió a buscarla por mucho tiempo, ya no recuerdo cuantas veces subí a un tren con la esperanza de encontrarla con la mirada perdida, deseando lo que no tiene; mi obsesión fue tal que tuve miedo de llegar a creer que fue un sueño y nada fue real, por eso la retrate para que dejara de vivir solo en mis pensamientos, muchas noches sus bragas entre mis manos me recordaban cuan excitante fue tenerte entre mis brazos, como me llenaron tus gemidos, y pienso que es su estreches la que me llena de placer y no mi mano, recuerdo con tanta nitidez como gemías, mientras yo bombeaba buscando llegar a lo más profundo de su interior con mi corrida, dejando mi semilla en ella, pero lo que más me confunde es que desee tenerte así por más de un efímero momento y todo mi ser me grito MÍA, pero desaprecio, me dejo deseándola.

En una de esas noches que salí en su búsqueda, creí reconocerle, pero no era ella, aunque se parecían mucho físicamente, sus ojos estaban llenos de calidez mientras los tuyos pedían a gritos ser llenados, y así cada noche la encontré esperando en el mismo anden, con una sonrisa tranquilizadora, se convirtió en mi ancla, y aun sin saberlo me salvo de tu recuerdo y me volvió a la realidad, poco a poco se fue metiendo no solo en mi vida también en mi corazón, ¿Amor?, en aquel tiempo creí era así, por que la necesite para no dejarte entrar en mis pensamientos, para mantenerme cuerdo, ahora entiendo que fue un inmenso cariño el que nos unió; por eso cuando tuve que cambiar de ciudad debido a mis obligaciones profesionales, no dude en llevarla conmigo, pero ya no como una amiga, sino como mi mujer, si uní mi vida a una maravillosa mujer, que no amaba, pero sabía que era lo que necesitaba y ese día jure en silencio te sacaría de mí, para darle a mi esposa el lugar que merece.

Lo que me lleva a mi presente donde la creí desterrada, con mi vida completamente en su lugar, si monótona y algo vacía, pero en paz, pero como en esta vida nada es seguro, un día como cualquiera, disfrutaba de un agradable velada junto a mi esposa en su restaurante favorito, y a pesar de dos años de lejanía nuestras miradas se volvieron a cruzar y nos volvimos a reconocer en un mar de caras, esos ojos que una vez me hipnotizaron volvían a posarse en mí, ese cuerpo que fue mío una vez más lo tenía a escasos pasos de mí, y me creí en un sueño, te busque por tanto tiempo y ahora estaba aquí cuando mi vida está escrita y no hay espacio aquí para ti; fue tal mi estado de shock que no me di cuenta que se aproximabas y que no venias sola, ahora hay un hombre que te lleva de la mano, y lo conozco lo he visto es más él se convertirá mañana en mi nuevo socio.

Mi esposa toma mi mano y la apretar disimulada mente, vuelvo mi mirada a ella, y en silencio me pregunta si me encuentro bien; pero sé que no es así tengo una mezcla de emociones, entre alegría, tristeza, dolor, frustración, rencor; se acercan saludamos, pero cuando nuestras manos se estrechan sé que sientes igual que yo ese cosquilleo que nos unió por breves minutos en el pasado; la velada se vuelve un martirio, porque se unieron a nosotros y tuve que tomas de todo mi auto control cada vez que él te tocaba, no tenía ningún derecho, al igual que tú, yo seguí adelante, pero eso no hace que duela menos, porque ahora nos volvemos a encontrar pero con las vidas cruzadas.

Una llamada me da el respiro que necesito y me excuso, necesito tomar fuerzas para continuar ahí, casi no me demoro, cuando me estoy volviendo a la mesa te veo salir del servicio higiénico y cualquier determinación de mantenerme alejado de ti se va a la basura y te arrastro a la primera puerta que encuentro, que conozco muy bien pues además de cliente habitual, también soy  copropietario del lugar, sé que te tomo por sorpresa, pero ahogo tu grito con mis labios como en el pasado, en un principio te resistes, pero luego mis caricias te hicieron olvidarlo todo, y rendirte a este fuego que a pesar del tiempo y la distancia jamás murió; sin palabras nos demostramos la necesidad que se nadie ha logrado llenar porque era solo tuya y mía, nuestras manos vagan por cada rincón de nuestros cuerpos, sé que el tiempo es algo que una vez más no está a nuestro favor así que como puedo alzo tu largo vestido y te tomo a horcadas, mi mano se desliza por la redondez de tu trasero, pero sentir la suavidad de tu piel y el diminuto tanga, hace que la protuberancia en mis pantalones crezca, y ya sea casi imposible de contener, como puedo hago un lado la tela que nos depara y te penetro con mis dedos me llena de satisfacción el sentir cuan mojada estas y es por mí solo por mí, intentas alejarte pero no te lo permito, al oído te digo –siente mi amor, deja todo atrás y siente, siéntenos - y te vuelvo arrastras al fuego del momento no sé cómo ni cuándo pero tengo mi pene fuera de su escondite, lo tomas en tus manos, lo masajeas brevemente, lo que hace que casi me derrame en tus manos pero me lo prohíbo – déjame recordar lo que creí un sueño – me dices mientras lo llevas a tu entrada y te penetro, nuestras miradas jamás se apartan gravando un recuerdo más, el momento no dura más de unos minutos, pero sé que para los dos fue una vida completa, estamos cerca, te siento estremecerte, adoro volver a sentirme dentro tuyo, tus gemidos son música para mis oídos, - conmigo amor, córrete conmigo – te digo ya a las puertas del orgasmo, cuando siento como me ordeñas no puedo más y me vacío en ti, una vez más te marco como mía, porque aun que hoy cada uno tenga un dueño en papel, tu y yo sabemos que jamás dejamos de pertenecemos.

Nos regalamos un tierno beso, y pegamos nuestras frentes, hay tanto que decir, pero las palabras sobran, no queremos manchar este momento tan sublime, te recompones como puedes y me das un beso en la mejilla y das la vuelta, una vez más corres de mí, pero me prometo que ahora que te encontré no te dejare desaparecer, con ese pensamiento salgo nuevamente a seguir interpretando mi papel, solo que ahora estoy feliz de volver a tener a mi chica del tren.    

POR UN MOMENTO DE DEBILIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora