Maid For Me (Cristessi)

Segundo Día.

Cris abrió la puerta, dejando entrar a Leo. Leo intentó entrecerrar los ojos en la oscuridad, pero las luces se encendieron rápidamente. Parpadeó, volviéndose para mirar a Cristiano molesto. "¿Y por qué, en el infierno, me has traído aquí?" Él inexpresivo. Cris sonrió alegremente. "¡No es grandioso, Leo! ¡Todos los trofeos de aquellos tiempos en que te gané! ¡Hoy, puedes tocarlos!" Leo frunció el ceño. "Tu madre hijo de puta ... a veces eres un jodido idiota. ¡En serio esperas que limpie tus malditos trofeos! ¡Por qué... T-Tú gilipollas!" Leo divagó, la cara se puso roja de furia. Cris negó con la cabeza. "Vas a ... a menos que quieras que publique el video".

Leo lo miró furioso. "Y esa no es forma de hablar con tu jefe, Leo". Leo rodó los ojos sin pensarlo, y Cris entrecerró los ojos. Agarró a Leo y lo golpeó contra la puerta bruscamente, su espalda presionada contra el frente de Cris. Leo chilló. "¿Qué?", ​​Escuchó que la voz baja comenzaba, "¿he dicho acerca de rodar los ojos? ¿Eh?" Leo se tensó cuando Cris se puso el casco de la oreja entre los dientes. "¡No lo haré otra vez! ¡Promesa!" Leo declara en pánico cuando comienza a sentirse excitado por el dominio. "Hmm". Cris se retiró lentamente y Leo se alejó apresuradamente hasta que estuvo a unos pies de distancia del otro hombre. "Oh, sí, casi lo olvido". Se fue, solo para regresar un minuto después con cosas negras en la mano.

"¿Son esas orejas de gato?" Leo inclinó su cabeza confundido. Cristiano sonrió. "¡Sip!" Leo abrió la boca para preguntar por qué los tenía cuando Cris las puso sobre su cabeza. Leo se quedó boquiabierto. "¿Por qué estoy usando orejas de gato, Cris?" Preguntó, tratando de controlar su enojo. Cris luego sacó una cola negra y Leo intentó alejarse, pero Cris lo agarró del brazo y ... Lo empujó hacia atrás, girándolo y cortando la cola en la parte superior de sus corredores negros.

Leo se apartó de él entonces. "¿Ya terminaste?" Él chasqueó. Cris solo sonrió maliciosamente, levantando algo con la punta de los dedos. Leo lo miró enojado. "¿Estás bromeando en este momento, una campana?" Él se enojó. Cris se acercó a él, pero Leo se alejó. "¡No!" Cris hizo un puchero. "Vídeo." Fue todo lo que dijo, causando que Leo rechinara los dientes con irritación. Cris caminaba detrás de él, atando la cinta negra contra su pálido cuello como una gargantilla. La campana suena contra su garganta cuando se volvió para mirar a Cris, que le devolvió la mirada con expresión petulante. "Está bien, gatito. Hazlo". Él tarareó. "¡No me llames así!" Leo estalló, sus mejillas se pusieron rojas de vergüenza y enojo.

"Aw. ¿Se está poniendo nervioso mi pequeño gatito?" Cris arrulló. Pasó una mano por su mejilla y cuello, admirando la forma en que la gargantilla negra contrastaba con la pálida piel de su cuello. Leo se calentó aún más. "No soy tuyo, ¡y no me llames Gatito!" Cris riéndose, camino hacia la puerta. "Ven a la sala de estar cuando hayas terminado ..." hizo una pausa, con una sonrisa en su rostro, "gatito".

Antes de que Leo pudiera gritar más, Cristiano se fue. Dio vueltas por un rato, esa molesta campana tintineando continuamente mientras murmuraba tranquilidad para sí mismo. "Solo tres días más. Esto no tiene nada que ver con nada sexual, no-. Solo quiere arruinar tu vida tanto como sea posible. Los toques y las apariencias no significan nada, solo está tratando de sacarte una reacción. no le importa. Está usando el estúpido video como una excusa para enojarte tanto como sea posible. Simplemente no te rindas ". En ese sentido, Leo volvió a mirar los trofeos y comenzó a quitarles el polvo frunciendo el ceño. Una hora y media después, él había terminado.

Él se estremeció y se mordió la lengua cuando llegó al Ballon D'Ors, sintiéndose incontrolablemente amargado por ver especialmente al tercero allá arriba. Sin embargo, a pesar de esto, sabía que Cristiano se lo merecía más de lo que lo hizo en esos años. Con un suspiro, miró los jerseys de algunas personas con las que Cristiano había cambiado jerseys a lo largo de los años fijados a la pared. No había uno en Barcelona, ​​pero Leo no tuvo que pensar mucho para descubrir por qué.

Puso el plumero en una mesa auxiliar y se fue después de apagar la luz. Al entrar en la sala de estar con cautela, se congeló cuando vio a Cris durmiendo plácidamente en el sofá. Sonrió maliciosamente, a punto de tomar su revancha desde la primera mañana cuando se detuvo. ¿Por qué debería molestarse en quedarse aquí cuando podía borrar el video ahora mismo mientras Cristiano estaba dormido y regresar? No tendría que lidiar con vestirse como un gato o limpiar trofeos. Y qué suerte que el teléfono de Cris estuviera desbloqueado, junto a su cabeza. En silencio y lentamente se acercó al dormido portugués.

Arrodillándose junto a él, se inclinó sobre su cuerpo, alcanzando el teléfono tan lenta y silenciosamente como era humanamente posible, con la lengua fuera de concentración. Estaba casi tocando la superficie lisa de la misma, a punto de retraer su mano en el éxito. "Realmente no deberías usar esa campana si vas a intentar hacer algo malo, gatito". La voz profunda hizo que Leo saltara, dejando caer el teléfono al instante.

Miró a la cara de Cris para ver una sonrisa perezosa, los ojos entreabiertos mientras lo miraba mientras cerraba su teléfono. "¿Estabas siendo travieso?" Leo se quedó mirando, abriendo los labios mientras Cris se sentaba, apoyando los codos en sus rodillas mientras observaba a Leo. "Yo-yo ..." Leo cerró la boca.

"Ven aca." Cris indicó a Leo que venga. "Cristiano". Él suplicó, luciendo un poco culpable. "Ven aca." Cris repitió Vacilante, Leo se arrastró hasta quedar parado frente a él, jugando torpemente con la cola. Cris se inclinó hacia atrás, acariciando su pierna con una sonrisa oscura en su rostro. "Siéntate en la pierna de papá, gatito". Las mejillas de Leo estallaron en llamas mientras se ruborizaba. "Oh, Dios mío ..." retrocedió un poco, y Cris enarcó una ceja desafiante. Tomando un aliento tembloroso, Leo se sentó en el borde de sus rodillas, evitando todo el contacto posible. Cris suspira. "Sabes que no es eso lo que quiero decir". Él se ríe oscuramente. Leo gimió, odiándose a sí mismo por lo excitado que estaba. Cambiando de posición, colocó una pierna a cada lado del muslo, su rubor más brillante que un semáforo. Enfadado, Cris lo agarró por la cintura y tiró de él hasta que se sonrojó. "Eso fue algo malo que intentaste hacer, ¿eh?" Cris tarareó, ojos que nunca se apartaban de la cara de Leo. "L-Lo siento". Leo murmuró. "Te ves tan bonito cuando estás enrojecido". Cris trazó su clavícula. "¿Debería castigarte?" Susurró acaloradamente contra la oreja del otro. Leo se estremeció, sacudiendo la cabeza. "Hm"

Cris entonces comenzó a pasar una mano por los mechones de Leo, masajeando el cuero cabelludo mientras Leo cerraba los ojos y soltaba un gemido. Él ríe suavemente. "Como un gatito". Él frota su nariz contra el lado de la cara de Leo. "Mi gatito." Se quedaron así durante al menos diez minutos más, y Leo sintió que sus ojos se cerraban por el cansancio, volviéndose demasiado cómodo aquí con Cris pasándose la mano por el pelo. No pasó mucho tiempo hasta que la cabeza de Leo cayó sobre el hombro de Cris y se durmió. Cris suspiró, tomándose el tiempo para presionar un beso persistente en el costado de su cuello, estremeciéndose al hacerlo. "Estaré condenado si siquiera piensas en dejarme".