Capítulo 4

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Sonó el despertador, el último y aburrido día de instituto antes de las vacaciones de navidad empezaba.

Me duché, me vestí y me arreglé. Cuando salí, Jughead estaba en el salón con ¿Betty?

-Hola. -dije extrañada pero feliz por mi primo.

-Hola, prima. -dijo alegremente.

-Hola, aún no nos hemos presentado. -me tendió la mano- Soy Betty Cooper. Encantada.

-Abigail, Abigail Pugh. -le di la mano intentando sonreir. Después de todo, no la conocía como para juzgarla.

Me fuí andando hasta el instituto, allí había quedado con Toni.

Estos últimos meses habían sido raros, había pasado mucho tiempo con Sweet Pea, y era un chico encantador, aunque sólo lo es conmigo por lo que tengo entendido. Creo que siento algo por él, aunque después de lo que pasó con Brya.

Y sobre las serpientes... Bueno, haré el reto dentro de dos días, aún no había tenido agallas para hacerlo.

-¡Eh, hola! -me dijo Toni abrazándome.

-Hola. ¿Cómo vas con Cheryl? -le di un codazo.

-¿Y tú con Sweet Pea? -repitió mi gesto.

-¡Eh! No tengo nada con él. -reí.

-¡Yo tampoco con ella! -rió.

-¿No tenéis nada con quien? -aparecieron Sweet Pea y Fangs por detrás nuestro rodeándonos a las dos con el brazo.

-Con nadie. -dijimos las dos a la vez.

Las clases pasaron con lentitud, hasta que por fin llegó la última hora, biología, y adivinad quien era mi compañero de mesa.

-Hola. -le di un beso en la mejilla por detrás y me senté a su lado dejando mi mochila en el suelo.

-Hola. -me dijo un poco seco.

-¿Te pasa algo? -le pregunté. Llevaba tiempo mal y se le notaba aunque no quisiera.

-¿Qué os pasa hoy a todos? Que estoy bien. -dijo enfadado

-Bueno perdón por preocuparnos por nuestro amigo. -le dije enfadándome también.

Vi como Sweet Pea me iba a contestar pero entró el señor Sellers, nuestro profesor, por la puerta.

Apenas hablamos durante ma clase, y si decía algo era para discutir.

Pasó rápida, era buena en biología, aún así no me gustaba esa asignatura.

Cuando el timbre sonó me levanté rápidamente dejando solo a Sweet Pea.

Encontré a Toni fuera esperándome.

-¿Cómo has llegado tan rápido? Acaba de sonar.

-Me he saltado gimnasia. -reímos.

Estuvimos sentadas hablando un rato sobre algunos temas, nos ibamos a ir ya cuando...

-¡Abigail! -me giré.

-Sweet Pea.

-Bueno, os dejo solos. Esta tarde nos vemos Abi.

-Claro Toni, hasta luego. -le di un beso en la mejilla y se fué. Me volví a girar.

-Que quieres. Porque si es discutir te aseguro que no tengo ganas. -me di la vuelta y comencé a caminar hacia casa.

-No es eso es que... -me detuve.

-Es que, ¿que? -descrucé mis brazos- No sé que mierda te pasa que no nos lo cuentas ni a tus amigos. -me acerqué a él- Porque soy tu amiga, Sweet Pea, y ya no hablo sólo de mi si no de Fangs, de Toni de Jughead. Puedes confiar en nosotros. -le acaricié la mejilla con mi mano.

-Lo que pasa es... -paró, sin intención de seguir.

-Lo suponía. -quité mi mano de su mejilla y comencé a caminar de nuevo.

Escuché los pasos de Sweet Pea detrás de mi, escuché cómo me llamaba. Se me escapó una lágrima.Y ahí me di cuenta. Si sentía cosas por Sweet Pea, muchas cosas.

-Mi abuela. -dijo a lo que yo paré de andar y me giré con los brazos cruzados.

-¿Qué pasa con tu abuela? -me acerqué de nuevo a él. Vi que no andaba así que le cogí del brazo y nos sentamos en un banco.

-No puedo Abi, entiéndeme. -me miró con pena y bajó la cabeza, se me había partido el corazón.

-Cariño, cuéntame que pasa, ¿si? -dije lo más comprensiva posible.

-Mi abuela está muy mal en el hospital. Y no le puede pasar nada Abi, es lo único que me queda de familia ya he perdido toda la que tenía no le puedo perder a ella también. -dijo sollozando y negando con la cabeza.

-Sweet Pea. -dije con ternura en la voz. Cuidadosamente coloqué su cabeza en mi hombro y le cogí la mano, cuando al minuto noté que empezó a llorar. -No, cielo no llores. -le abracé.

-Yo no lloro. -se secó las pocas lágrimas que tenía haciéndose el duro.

-No lo dudo. -reí a lo que él se rió también- Ei, te has reido. -dije contenta- Después de unas dos semanas.

-Gracias, Abi. Pero, agradecería que no se lo digeras a nadie, porfavor. Sólo a Jughead, a los demás se lo diré yo. Sé que si se lo cuento comenzarán a hacer preguntas y eso y no me apetece hablar del tema.

-Claro, no le diré nada a nadie que no sea Jughead. -le sonreí- Vamos.

Solté su mano y andamos hasta el parque rodante.

-Vives a dos carabanas de mi, si necesitas algo sólo dímelo e iré. O bueno, aquí te conocen todos así que ven cuando quieras. -reí.

-Claro. Gracias. -me abrazó y se fué.

Entré a casa y vi a Jughead mirando por la pequeña ventana que daba al exterior.

-Oh, que bonito. -hizo ruidos de besos.

-Cállate imbecil. -reí y al instante me puse seria- Su abuela está muy enferma en el hospital, nos necesita, Jughead.

-Oh. -se puso serio se golpe él también.

-Lo sé. Tiene que ser duro perder a tus padres y estar a punto de perder a su abuela también. Pero bueno, ojalá todo salga bien.

Me quedé en casa todo lo que quedaba de tarde, viendo películas con Jughead, y después, ensayando el baile que haría mañana en el White Wyrm para poder entrar en las serpientes.

Caí rendida en la cama después de cenar, mañana sería sábado, un día muy largo.

In my veins | Sweet Pea Donde viven las historias. Descúbrelo ahora