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El almuerzo fue increíble.

Cata y Ramiro no dejaban de mandarse miradas juguetonas, y David (el chico que antes no conocía su nombre), intentaba coquetear con Ana sin lograr su cometido.
Eso me hizo reír al igual que a Felipe. Entre los seis pasamos las horas bromeando y luego decidí volver a casa para retomar la conversación que teníamos pendiente con mamá.

Me despedí de los chicos y luego me acerqué a la puerta con mi novio.

-Suerte y conectate a skype a las 8, te voy a estar esperando- murmuró él besando mi frente.

-Gracias por todo...- sonreí mirándolo con adoración y lo besé. Con un suspiro volteé y emprendí la vuelta a casa.

En el camino mil cosas cruzaban por mi mente... ¿Alguna vez sintieron ese terror por la incertidumbre del futuro?  Esa sensación de que eres un papel que va a la deriva y que el viento lo lleva donde quiere...

Así me sentía yo.

Tenía que reconocer que la terapia y la medicación ayudaban mucho a enfrentar este momento, porque en otro momento de mi vida estaría teniendo un ataque de ansiedad, son dudas.

De pronto recordé la frase de un increíble escritor que me había recomendado un día Ana.

La historia era sobre el sobrino del diablo y su tarea de alejar a la gente de Dios y acercarla al mal. Eran cartas que donde el diablo le aconsejaba como hacer esto.

Decía algo mas o menos así...
"Nosotros, que estamos del lado del mal, debemos intentar que la persona piense en su pasado. Porque de este modo va a sentir tristeza y melancolía por algo que ya no volverá a ser.
Aunque... Mejor aún. Hay que hacer que piensen en el futuro. Porque no hay nada más incierto e inquietante que el futuro y eso los aleja de los buenos pensamientos... Al contrario. Los atormenta. Bajo ningún modo hay que permitir que piensen en el presente, sino allí, perderemos la batalla." *Ver nota.

Sonreí. Estaba dispuesta a enfrentar todo de la mejor manera posible, y eso era la clave.

Al llegar a casa ví a mamá sentada en el comedor viendo en la tv un canal de noticias.  Me sorprendió ver que estaba más tranquila que ayer.

-Hola ma- me acerqué a darle un beso.

-Hija que bueno que llegaste, quería que habláramos- sonrió apagando la televisión -hablé con tu papá-

Puse una mueca. No sabía si debía alegrarme o no.

-La buena noticia es que dijo que nos va a dar la plata para pagar las cuentas de la casa- continuó.

-¡Wow que buena noticia!- me acerqué y la abracé. A la noche iba a llamar a papá para agradecerle.

-La mala noticia es que no alcanza para todos los demás gastos...- dijo y  sabía que eso incluía mi universidad.

-Tranquila mamá. Me duele no poder hacer la carrera a tiempo con todo el esfuerzo que estaba dedicándole, pero decidí hacer menos materias y conseguir un trabajo.-

-Hija...- susurró mamá con sus ojos llorosos ahora -no quiero que tengas que trabajar. Quería darte la oportunidad que me dieron mis papás de estudiar nada más-

-Ya sé ma, pero la vida no es siempre como queremos- susurré con voz rota y tomé su mano. Nos quedamos en silencio unos minutos.

-Yo estoy en búsqueda de trabajo. Una amiga dijo que me iba a recomendar en la empresa donde trabaja- continuó mamá.

-Eso es genial- sonreí con honestidad.

Decidí no contarle sobre el celular robado, no creía que iba a sumar en este momento, sino restar.
 Hablamos un rato más, le conté sobre el almuerzo con los chicos y luego de un rato subí a la habitación.  Eran las 7 pm. En una hora hablaría por skype con Feli.

Abrí el buscador web y escribí: Busco trabajo.

Ingresé a varias páginas donde había muchas ofertas que me ilusionaban rápidamente pero cuando leía la letra chica todos pedían experiencia laboral previa... Eso era imposible, desde que salí del secundario me había dedicado a estudiar. Otros trabajos pedían tres idiomas, pasantías, muchas horas disponibles... Nada se acomodaba a mi plan de seguir haciendo algunas materias en la facultad y trabajar. 

De pronto el sonido de la notificación de Skype me sorprendió.  Miré el reloj y ví que eran las 8 pm. El tiempo había pasado volando y todavía no había encontrado nada. Con los ánimos un poco caídos acepté la videollamada entrante. 

Al ver su preciosa sonrisa y su cabello oscuro un poco despeinado, sonreí.

-Hola amor-murmuré.

-Hola linda, ¿Como salió todo con tu mama?-

Hice una mueca.

-La buena noticia es que papá va a pagar las cuentas que debemos de la casa... -sonrió- La mala noticia es que la plata solo da para eso. Eso quiere decir que no alcanza para mi carrera... Pero pensé en conseguir un trabajo de medio tiempo y hacer menos materias...-

Mi novio frunció el ceño y miró hacia el costado. Se quedó pensativo y luego de unos segundos me responde.

-No te preocupes. Vamos a encontrar la solución a todo esto. Yo te voy a ayudar-

-Gracias... Estuve buscando empleos pero los requisitos de todos son imposibles a mi edad...-

Él bufó.
-Típico. Tranquila, te prometo que todo se va a arreglar-

-Gracias mi vida- susurré un poco más  contenida.

Hablamos un rato más sobre cualquier cosa. Eso era algo que amaba de nuestra relación... Podíamos hablar de lo que sea el tiempo que sea y no nos ibamos a aburrir. 

A las 9.30 bajé a cenar con mamá y luego con ganas de que el día termine me acosté a dormir. Mañana tenía turno con mi psicólogo y luego buscaría trabajo personalmente en el barrio.

Como dijo Felipe, todo se iba a solucionar.  Él me daba la esperanza que necesitaba.


* Este párrafo hace alusión a la obra "Cartas del diablo a su sobrino" de C. S. Lewis (escritor de Narnia).
Realmente es un libro que no tiene desperdicio. Esta en internet y es increíble.
Aunque es sobre espiritualidad, tiene reflexiones que se quedan en tu cabeza todo el día.

Mirando en la oscuridad  #Wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora