🌈Capítulo 2

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Mis padres se habían ido de nuevo como la semana pasada. Cada sábado salían a comer o a divertirse y desafortunadamente me dejaban con Bella. A veces venía una ancianita llamada Maddie, pero a ella ya no la he visto hace un tiempo. Espero y no esté enfermita, ella hace unas deliciosas galletas.

Hacia tanto calor que me había metido a bañar solita, y como esta vez, Bella había salido con sus amigas, me animé a quedarme en bata de baño por toda la casa. Me encantaba estar en bata, era color azul celeste con pequeñas nubes. Tomé un juguito helado del refri y me senté en el sofá a ver Masha y el Oso.

El ventilador se había descompuesto hace unas semanas por culpa de Bella, había lanzado una pequeña almohada hacia el techo haciendo que el ventilador color blanco cayera. Pobre Bella, tan sólo de acordarme cómo le fue con mis padres me dan escalofríos.

—¡Renata, ya llegué! —mi tonta hermana abrió la puerta.

Apareció en la sala junto con ma misma chica de la semana pasada y otra de cabello rojo.

—Reny, estaremos en la sala de juegos, para que sepas —aclaró y se dio la media vuelta. La pelirroja la siguió por detrás, y pude ver que traía una botella de cerveza en la mano.

La amiga de Bella se quedó parada frente a la puerta de la sala, mirándome como siempre. Otra vez traía su espantoso uniforme.

—Otra vez nos vemos, Reny —dijo y se acercó lentamente hacia mí. Se sentó justo al lado de mí.

—Sip, ¿quieres ver Masha y el Oso conmigo?

—Claro pequeña, hago lo que sea por estar contigo un momento más —su voz seguía igual de suave como la semana pasada—. Qué bonita bata tienes.

—Muchas gracias, mi tía Clarence me la regaló de navidad.

—Pues tu tía Clarence tiene un muy buen gusto —su mirada estaba muy cerca de mí esta vez, cada momento se iba acercando más, haciéndome asustar un poco.

—El color de tu bata es como el de mis pantis, ¿quieres ver?

Me emocioné. ¡Ésta chica tiene un muy buen gusto para la ropa interior!

—¡Claro!

Lentamente se levantó la falda gris, dejando ver sus pantis de un elástico muy delgado. Sí, yo sabía de pantis, mi mami me había enseñado el estilo de pantis que debo usar y los que no debo usar. La amiga de Bella usa justamente los que mi madre no me dejaría usar jamás.

—¡Qué bonito color! —grité emocionada, ¡el color celeste era también mi color favorito! O bueno... cualquier color pastel era mi favorito.

—¿Quieres tocarlo también?

—¡Siii! —tocar esa tela de figuras me llamaba mucho la atención.

Estiré mis brazitos para tocar su pantie; era muy suave y la tela era algo rasposa, pero la zona seguía siendo suave.

—Uhm... ¿te gusta, pequeña? —dijo como si le faltara el aire.

—¿Qué te pasa? ¿Te sientes mal? ¡Iré por el botiquín de mi madre!

—¡No! Pequeña, me siento muy bien. Sigue haciéndolo, anda.

—Bueno, pero si te sientes mal te traigo una pastilla eh.

Y seguí tocando esa tela rugosa pero suave. Me encantaría tener ropa como la que usa ella. Claro, cuando yo tenga su edad.

La chica seguía soltando pequeños sonidos de su boca, al parecer la estaba lastimando.

Alejé mis manitas rápidamente de su pantie.

—¡Perdón, no era mi intención!

La chica de cabello color coca-cola rió.

—No me estabas lastimando... Es más, yo también quiero que me presumas tu pantie, ¡de seguro es hermosa también! ¿Quisieras enseñármela?

¡Pero por supuesto que sí! Así podíamos pasarnos secretos para vestirnos mejor, vestirnos a la moda.

Me quité rápidamente la bata de baño, afortunadamente traía una blusita de tirantes color blanca, así no podía ver mis pequeñas boobies muy diminutas.

Arrojé la bata por ahí, me puse de pie justo enfrente de ella y le mostré mi pantie, esta vez era color moradita.

—Vaya, qué hermosa pantie...

—Gracias, ésta vez mi mami fue la que me la compró.

—Tu mami también tiene buenos gustos. ¿Puedo... tocarla yo también?

Asentí con la cabeza. La chica me hizo señal de que me sentara a su lado y obedecí. Me senté y ella abrió ligeramente mis piernas. Empezó a tocarme, y... me empezaron a dar unos escalofríos extraños, sentía una sensación de... como si no quisiera que se detuviera jamás. Movió sus dedos justo en donde mi pantie tenía un dibujito de un osito, tocando los elásticos, y la parte de enmedio de mis piernitas.

—¿Te gusta, Reny? —se había acercado mucho a mí, así que lo susurró casi en mi oreja.

—Uhm... Se siente muy bien —dije pensativa, y tratando de controlar estas hormiguitas que sentía en mi estomago.

—Así sentía yo, o hasta mejor, hace rato que me estabas tocando... ¿Verdad que se siente muy bien?

—Si... muy bien —comenzaba a sentirme rara. Esto me gustaba pero a la vez sentía que estaba mal.

Se acercó mucho más a mi oído, apartando mis cabellitos sueltos.

—¿Quieres que siga? —y sentí sus dedos más dentro de mi partecita.

—Uhm... Sí —mi respiración se estaba empezando a ir, justamente como le estaba pasando a ella hace unos minutos.

Estaba masajeando mi pantie muy suavemente, en veces lo hacía algo fuerte haciéndome soltar un pequeño gritito de dolor, pero ella dijo que era normal y que a todas nos pasaba. Hubo un momento en el que me aburrí y le pedí que parara.

—¿Ya no te gustó? —dijo confundida.

—Si, pero quiero ver Masha y el Oso —recogí mi bata y me la volví a poner.

—¿Te gustaría que viniera mañana?

—El otro sábado, mis papis están aquí y ya sabes que no dejan que Bella traiga amigas —dije con el control remoto en las manos subiéndole el volumen al televisor.

—Por supuesto, aquí estaré el siguiente sábado, pequeña —antes de irse, me dio un beso en la mejilla.

La amiga de BellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora