III (Segunda parte)

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Para esta parte decidí agregar música de fondo, por favor empezarla cuando sea indicado y repetir las veces que sea necesario (si no lo hacen obviamente no habrá problema alguno pero es para darte mejor efecto a este capítulo).

¡Disfruten de este capítulo!

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Después de que pasarán algunos minutos, ya que mi mente se a aclarado un poco tomo la decisión de comprobar los signos vitales de mi madre. Tomo su pulso y trato de visualizar su respiración y me doy cuenta de algo...

¡Sigue con vida!

Aunque sus signos vitales están sumamente débiles...

También logró percatarme de algo... el silencio que inunda esta habitación es irónicamente algo ensordecedor, no se escucha absolutamente nada salvó mi respiración, juraría que si lanzará un alfiler al suelo la caída de este se escucharía, desearía que Ángel estuviera aquí para hacerme compañía...

Click...

Salgo de mis pensamientos, y el motivo de ellos es porque  me percató de un ruido proveniente de la puerta que esta al inicio de las escaleras, me quedo estático en mi lugar mientras agudizó el oído para poder escuchar mejor y me doy cuenta de que es el sonido de una puerta cerrándose...

Me levantó poco a poco mientras sostengo la barra de metal con la que ingrese ya que  percibo que alguien baja de las escaleras a paso lento mientras que mi miedo va en aumento.

Escalón.

Una respiración.

Escalón.

Una risa.

Escalón.

Escalón.

Concreto.

Y ahí al finalizar las escaleras  estaba la figura de aquel hombre que ha estado atormentando mi vida esperandome con los brazos abiertos y una enorme sonrisa en el rostro.
Al fin puedo ver su rosto...

¤-Comenzar con la música-¤

--Alan, mi dulce y amado Alan... Al fin podemos estar frente a frente querido... -- empieza a hablar aquel hombre desconocido.

Mientras lo dice puedo ver claramente que comienza a alejarse de las escaleras mientras acaricia las cosas que están en el  camino que esta recorriendo hacia mí, por lo que tomó con fuerza la barra de metal y tragó saliva para preguntar:

--¿¡Quién eres tú!? --gritó con viva voz.

--¿Acaso ya no me recuerdas?... Me has roto el corazón tantas veces y te las he perdonado pero el olvidarme... es inaceptable...--  comienza a reñirme completamente ofendido.

Al decir eso el se detiene en seco mientras me observa detenidamente de arriba a bajo, me siento sucio...
El vuelve a bajar la mirada pero esta vez no es en mi dirección sino mas bien a la de mi madre mientras lo hace la observa con completo asco, por lo que mi enojo y mi desprecio se intensifica.

--¿Fuiste tú el que le hizo esto a mi madre?-- preguntó, algo molesto.

Al terminar mi pregunta el solamente me ve con una amplia sonrisa y vuelve a extender sus brazos.

El diario de Alan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora