Capítulo 4
-Soy doctor. ¿Pensabas que estudié para secuestrar a una chica y eso es todo?
-Nunca lo hubiera pensado- le confesé
- Lo sé- me recostó sobre dos almohadas e hizo que estirara mi pierna hacia afuera de la cama- quédate bien quieta bonita. No quiero lastimarte.
- ¿Que me vas a hacer?- lo tomé del brazo y lo obligué a mirarme a los ojos- por favor decime.
-Confía en mí- di un sonoro suspiro y algunas lágrimas resbalaron por tus mejillas- no llores. Todavía ni te toque princesa. Todo va a estar bien. Necesito saber si te hiciste daño al caerte
Abrió el armario de la habitación y saco un maletín de color café muy grande. Me asuste de tan solo verlo. Saco varias vendas y gasas y las coloco sobre la cama a mi lado. Comenzó a tocar mi pierna lenta y suavemente. En un momento vi como fruncía el ceño.
-¿Qué tengo?
No contestó.
-Por favor decime que mierda tengo- lo mire fijamente y con mi mano levante su rostro para que me mirara a mí también.
- Necesito pensar. Por favor agradecería tu silencio.
Me mantuve callada.
-Tenés un pequeño pedazo de vidrio incrustado en la pierna- Mis ojos se abrieron por la sorpresa- Estás muy delicada. Esto puede infectarse con un leve roce-
-¿Estaré bien?- Notables partículas saladas se desprendían de mis ojos- No sabes cuánto te agradezco el haberme revisado
-No tenes nada que agradecerme. Esto recién es el comienzo porque debo extraerte ese fragmento- Me contó- Ahora quédate aquí mientras improviso algo de comida. Estas como quieres, pero de todas formas eres algo delgada para mi gusto-
Su tono pícaro y burlón volvió por estas tierras, señoras y señores.
- Mi peso está bien -me levante de la cama. Siguió cada movimiento que yo hacía con la mirada. Me agarró por la cintura y me llevó despacio caminando hasta la cocina.
-Siéntate acá mientras charlamos y yo cocino.
-Oh vamos…
-Te dije que no- subió tanto la voz que me asusto- Lo siento. No quise gritar así. No quiero que te lastimes más de lo que ya estás-
-Está bien. Me voy a dormir. Buenas Noches- Me levante de la silla. Él soltó todo y me tomó por la cintura- ¡Puedo caminar sola! Déjame.
Caminé despacio agarrándome de lo que encontraba en mi camino. Mi secuestrador seguía cada uno de mis pasos. Llegué a la habitación y me senté en la cama.
-Perdóname. No quise gritar. Lo siento.
-Ya te disculpaste.
-Tengo una idea, Conozcámonos más. Dime tu nombre-
-Si no tengo otra opción- Contesté de mala gana- _____Mitchell
-Vamos, no seas así conmigo. Yo soy Liam James Payne- Me tendió su mano, razón por la cual me mandé una gran y sonora carcajada- Médico especialista en traumatología- Confesó- Suena aburrido, créeme que es por eso que jamás ejerceré en la profesión. Me gustan otras actividades, como esta- Se acercó hacia mí, quedando muy cerca- No sé si es una profesión, pero voy a dedicarme a lo criminal, se me da muy bien- Prende la televisión y deja de mirarme-
-Técnicamente no es considerado como profesión, más bien como un hobbie- Rematé-
-Puede ser – Mire hacia la pantalla y vi que estaban pasando en CNN una hipótesis sobre mi desaparición- Creo que me metí en algo jodido al secuestrarte a ti-
- Santa mierda. Van a encontrarme- Comencé a lamentarme-
-Nadie te puede obligar a ir con ellos si vos no querés.
-Ellos tienen suficiente poder como para hacerte cambiar de opinión en este instante y entregarme a las autoridades a cambio de una gran suma de dinero.
-Yo nunca haría eso.
-¿Cómo puedes estar tan seguro?
- Jamás desperdiciaría la oportunidad de no morir solo- Agachó un poco la cabeza-
- No estás solo- Apoyé mi mano en su hombro como símbolo de contención- Supongo que tienes a tu familia-
- Ya no queda nadie. Ya no- Me miró a los ojos y pude notar que los suyos estaban notablemente oscurecidos-
- ¿Qué pasó? Tu… los asesinaste, ¿Verdad?-Dudé en comentar esto último-
No contestó.
Hola lectoras soy Sophie! quería disculparme por no haber subido antes. Subiré nuevamente cuando este capítulo iguale los votos del anterior. Espero que les guste. Nos leemos.
ESTÁS LEYENDO
Secuestro Voluntario
FanfictionEsos ojos. Esa ronca y pesada voz. No podré aguantar mucho tiempo más. Jamás debí alejarme de mi familia.