#2: No lo recuerdas

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Me doy cuenta de que es lunes y que posiblemente, no sobreviva.

Sé que es imposible que llame a la escuela diciendo: "Lo siento, no puedo ir. Presencié cómo mi novio me engaña con una... chica sin gracia. Me temo que me encuentro muy mal para presentarme". Pero también sé que será un lunes para verlo por los pasillos y más vale que llegue temprano, porque si no tendré que estar detrás de él para que firme el retardo.

Intento levantarme, pero un pesar en mi estómago y en el pecho me lo impiden. Los restos de mi dolor se hacen presentes en mi cara en forma de ojeras y ojos hinchados. Aún tengo la nariz roja, parece que fue hace dos horas que dejé de llorar, aunque fue bastante más tiempo.

Respiro hondo. Froto mis manos contra mi cara.

"Sí se puede" pienso mirando al techo, "demuéstrale que no es para tanto, que aún puedes levantarte y seguir con tu trabajo. Él no es importante".

Me levanto lentamente, motivado. Sé que puedo con esto.




No puedo con esto.

Apenas llego, me topo con su cara justo en las escaleras de la entrada. Se ve terrible; aún huele a humo, pero tres veces más que anoche, su cabello está despeinado (además de un poco grasoso) por lo que lo tiene recogido en un moño despeinado, sus ojeras no sólo son negras y moradas a la vez; aún contienen la culpa que vi anoche.

Debería parecerme al menos un poco triste el estado en el que está, pero sólo me parece repugnante que venga a aparecerse así aquí, intentando ganarse la lástima de todos.

Puedo darme cuenta de lo mucho que odio mirarlo. Odio su estúpido cabello rojo con el que sólo quiere llamar la atención, aborrezco sus ojos grises y la forma tan patética en la que se quedan fijos observando el suelo, me asquean sus manos gigantes y desproporcionales con las que saca cigarros de su chaqueta, desearía que dejara de hacer esas tontas caras de lástima y tristeza que todos sabemos que son falsas.

Nos miramos por un momento, sé que tiene algo que decirme, por lo que acelero el paso. Sus palabras me detienen justo antes de entrar en el edificio:

-Todos lo saben- dice con la voz ronca. De alguna manera inescrutable, una segunda puñalada en mi pecho es incrustada al escucharlo así; tan destrozado, tan corroído. Intento olvidarme de esa sensación y miro por las puertas de cristal que dan al patio; observo como todos hablan entre ellos acaloradamente, también me doy cuenta de que Castiel evita mirar en esa dirección. No tengo idea de qué sabrán: si toda nuestra historia, nuestra ruptura o absolutamente todo lo que hicimos mal.

Sé que si saben aunque sea lo más mínimo de esta historia, estoy arruinado. Pero de una manera u otra, no me interesa lo él tenga que decir.

-¿Acaso importa?- respondo de espaldas, mientras me dirijo al patio, donde me esperan las miradas sorprendidas de todos.

Me siento a un lado de Lysandro, porque Alexy está a un lado de Rosalya y aun así no puedo localizarlo por ningún lado.

Hundo la cabeza entre el vacío que hay entre mis brazos. El mar de comentarios en susurros aún se escurren de mis oídos; puedo escucharlos en los pasillos, en las bancas, parece que incluso los objetos tienen algo que decir.

Levanto la cabeza y descubro que en el aula, todo es silencioso. No precisamente de buena manera; porque todos los que estuvieron en la fiesta me miran, para después mirar los lugares vacíos de Castiel y Alexy. Juzgando en completo silencio.

Cuando los escudriño con la mirada, vuelven a sus actividades, como si no hubieran hecho esa pequeña pausa para admirar toda esta desgracia.

-Todos lo saben, o al menos, eso creen- susurra Lysandro mirando distraídamente por la ventana.

Fifteen minutes- CasNathDonde viven las historias. Descúbrelo ahora