VII.- «Dolor»

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🌚~¿Se esperaban lo del quirk de Ryo? •3•

🌚~Ahora es tiempo de sufrir ewe

🌚~Preparen los pañuelos (?) se vienen dos capítulos llenos de dolor, sufrimiento y feelings para Bakugo y Todoroki c; ¿o puede que no? ;v;

🌚~AVISO IMPORTANTE AL FINAL

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Shōto estaba más que alividado al saber que su celo al fin había terminado, pero no podía quitar la preocupación que tenía hacia su mejor amigo.

Sabía perfectamente que el quirk de Ryo siempre fue inestable, pero el menor no había perdido el control de esa manera desde hace como cinco o seis años.

Lo que más le sorprendió fue el escuchar de boca de su único amigo de la infancia que revelaría su quirk, quedándose tranquilo al igual que Aizawa al escucharlo, sin reaccionar con una enorme exclamación (a excepción también de Bakugo) cuando pudieron asimilar las palabras del omega.

—Pero eso es im-

—¿Imposible contando quiénes son mis padres y que ese quirk no ha sido visto desde casi los inicios de la aparición de estos? —terminó Ryo tras haber interrumpido a Iida—. Iida-san, estamos en una época donde cualquier cosa puede pasar y, además, es normal que no tenga el quirk de mis padres ya que...

—Ryo es adoptado —finalizó Aizawa.

Shōto ya sabía aquel detalle, pero al parecer eso sorprendió a todos los allí presentes (Bakugo incluído) ya que aquel pelirrojo era tanto una mezcla de ambos héroes profesionales que a ninguno se le habría podido pasar por la cabeza aquello.

—Si hacemos cuentas en edades y todo lo demás... tendrían que haberme tenido cuando tenían quince años para que tenga la edad que poseo en estos momentos así que, como comprenderán, soy adoptado. Ahora vendrá la pregunta, así que la respondo desde ya Iida-san: mis padres biológicos, si es que los puedo llamar así, me abandonaron a mi suerte cuando tan solo tenía un año, casi dos. Y ahora vendrá otro comentario donde dirás que eso es inhumano, y la respuesta es sí, es totalmente inhumano, pero a esas... personas no les importaba nada que no fueran ellos mismos, yo fui un embarazo no deseado y no tendrían los recursos suficientes para abortarme o qué sé yo.

La última vez que había oído a su mejor amigo hablar tan seriamente de un tema fue cuando él tenía siete años, cuando este había descubierto su casta. Odiaba recordar el cómo su padre lo trató, el llanto desconsolado del menor, las heridas tanto físicas como psicológicas que llevaba desde antes y que aumentaron aquel día. Shōto no podía entender el cómo su mejor amigo podía sonreír a pesar de lo roto que estaba, pero este siempre le daba la misma respuesta.

«Soy feliz Shō-chan, a pesar de todo eso soy feliz.»

Esa respuesta era como automática y él lo sabía, pero no podía recriminarle nada acerca de ello. Ryo era bastante fuerte, pero a la vez era bastante idiota (a pesar de ser un niño prodigio) al intentar ocultarlo todo y resolverlo por su cuenta con tal de no lastimar al resto.

—Por favor chicos, no quiero hablar más del tema, vayan a clase y ya veré si les cuento algo más.

Al escuchar aquellas palabras se dio cuenta que se había perdido en sus pensamientos y que Ryo estana incómodo ante toda la tanda de preguntas que la gran mayoría le estaba soltando por lo que, tomando riendas en el asunto sacó (literalmente) a patadas a todos sus compañeros ya que notaba el estrés y nerviosismo de Ryo debido a su olor.

Él lo conocía mejor que nadie.

Sabía que estaba asustado del mundo.

Necesitaba protegerlo, eso le gritaba su instinto y su parte racional.

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