Capítulo 3: Conejillo de indias

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En la cajuela del carro, se escuchaban los golpes y aletazos que la sirena daba desesperadamente con tal de quitarse la red de encima, pero era imposible estando en un espacio pequeño, a oscuras y en movimiento. Reiji estaba sentado atrás, acariciando al lobo Gin como si fuera el jefe de una organización de mafia, muy serio y frío como siempre. Lo único que lo irritaba eran los golpes que sonaban en la cajuela. Tenía hartas ganas de bajarse y callar a la sirena a golpes, pero se mantuvo firme y esperó hasta llegar a la mansión.

Una vez ahí, él y Gin bajaron y se dirigieron a la cajuela. De nuevo, Reiji bloqueó sus oídos por si hacía falta y abrió la parte trasera del carro, la cual ahora estaba más en silencio. La sirena se había cansado de golpear tanto, estaba demasiado débil por la falta de agua, agonizaba por falta de su oxígeno, temblaba y lo más sorprendente, tenía piernas. En ese momento, lo único que cubría a la chica, era su largo cabello rojo. El vampiro se sorprendió por ver el aspecto de la sirena, realmente no esperaba ver tal cambio, y no había nada que probara que la sirena en realidad no era más que una chica disfrazada. Eso era otro misterio más que tenía que revolver con sus experimentos. La sirena, en su forma humana, miró a Reiji con unos suplicantes ojos, llenos de dolor. Él le devolvió la mirada por unos instantes, y le pareció realmente hermosa aún agonizando entre la red, pero luego sacudió un poco la cabeza y se quitó la chaqueta. -Gin, quítale la red de encima.- ordenó. Inmediatamente, Gin apartó la misma con su hocico y después dio pasos atrás.

-No creas que me harás cambiar de parecer suplicándome por medio de la mirada, no te servirá de nada.- después de hablar , Reiji puso su chaqueta sobre la sirena para cubrirla bien. -Ahora, levantate.- ordenó

La sirena se vio muy asustada, intentó moverse y poner un pie en la tierra para pararse, pero al poner todo su peso en ese pie, terminó por caerse y quejarse. -Válgame, no me digas que no sabes caminar. ¿De qué te sirve tener piernas? Que molesto, tendré que llevarte y pobre de ti donde te quejes o intentes algo, tu castigo sería de lo peor.- Reiji tomó en brazos a la sirena y la cargó, indiferente a que ella llevara un sólo pedazo de tela. Una vez con la criatura en brazos, el vampiro y el lobo entraron a la mansión. Las dos chicas que estaban ahí, lo vieron dirigirse a la piscina de la gran casa, pero se les hizo extraño que Reiji tuviera en manos a una chica semi desnuda, así que lo siguieron.

-¿Reiji?- murmuró Drianna. El vampiro volteó.

-Drianna, Carrie ¿Qué las trae por aquí?-

-¿Tienes el descaro de preguntar?- comentó Carrie en un tono algo vanidoso, muy parecido al de su novio, refiriendose a la chica pelirroja. Reiji sabía que tarde o temprano todos en la mansión se enterarían, por lo que decidió responder de la forma más adecuada. -Puede que no me crean, pero esta no es una chica común, es una sirena que encontré en el lago. Ella será parte de mis investigaciones y experimentos. Aunque claro, tendré que enseñarle a caminar y hablar.-

Drianna se sorprendió por la respuesta, "¿A eso se refería con ir de cacería? ¿Cazar a una sirena?" Pensaba. Simplemente no podía creer eso. Carrie también entró en estado de shock cuando lo vio, no se esperaba cierta situación, ni siquera la idea de que las sirenas realmente existieran. Obviamente no se la creyó al principio, pero en cierto modo sabía que Reiji nunca mentía y que si los vampiros y los licántropos existían, entonces, ¿Por qué las sirenas no?

Antes de que alguna de las dos pudiera hablar, se escuchó una risilla detrás, haciendo que todos volteen a esa dirección. Ahí estaba Raito, recargado en una pared, acomodandose el sombrero al mismo tiempo en que subió la cabeza y los miró con su típica sonrisa.

-Araaaa~ con que tragiste carne fresca, se ve deliciosa.- dijo mostrando los colmillos.

-Eso no te concierne a ti, Raito. Ella es mi conejillo de indias para mis experimentos, así que tienes prohibido acercártele. En vez de querer jugar con mi presa, ocupate de tu novia, la que trajiste aquí de la nada.-

-Ahhh~ no te dirijas así a mi hermosísima Bitch-chan. Claro que me ocuparé ella. Lo hago todo el tiempo jiji.- dijo Raito acercandose y abrazando a Carrie por detrás. Bitch-chan era la forma en la que Raito se dirigía a Carrie como "mi amor" o "cariño", no podía expresarse de mejor manera. Aunque a Carrie no le gustaba que le llamara así, sabía que no podía detenerlo. De todas formas, sólo usaba ese término en un modo positivo con ella. -¿Y? ¿Dónde colocarás a tu presa, Reiji-kun?-

-Creí que era obvio. Un pez necesita vivir en agua. Y se acabó el tema. Pobre de tí si te acercas a ella, Raito ¿Quedó claro?-

-Si eso te deja tranquilo. Vamos, mi Bitch-chan, tenemos cosas aún mejores que hacer.- respondió Raito con una sonrisa traviesa y desapareció con la hermosa Carrie. Drianna los vio desaparecer y volteó a ver a su cuñado. -También me iré, no te molesto más Reiji-niisan.- dijo ella antes de irse.

-Esta bien, cuida bien de Kanato y de tu pequeño hijo.- respondió Reiji y luego
caminó hasta donde estaba la piscina de la mansión. Era el lugar perfecto para situar a la sirena pelirroja, además era la excusa perfecta para que cierta pareja lujuriosa no le diera un mal uso. Sin que le importe nada, Reiji le quitó su chaqueta a la sirena y la lanzó al agua, la cual al entrar, se recuperó en un abrir y cerrar de ojos, su respiración mejoró y sus piernas volvieron a ser aletas. El vampiro la observó fijamente, estaba aliviado al ver a la criatura recuperarse y nadar feliz, pero nunca bajó la guardia. De un lado sacó un látigo y al ver que la sirena nadó de cerca, le dio un fuerte golpe que la detuvo.

-No estás aquí como invitada ni nada por el estilo, tu eres mi conejillo de indias y mañana comenzaré mi investigación. Dudo que lo logres, pero más te vale que no intentes escapar. Si por lo menos intentas arrastrarte fuera de este lugar, te castigaré y no es una simple amenaza. Supongo que si entiendes lo que te estoy diciendo, así que ¿Te quedó claro?- conluyó Reiji mientras cruzaba los brazos. La pequeña sirena se sobaba el golpe y asintió con la cabeza a lo que dijo, lo que significaba que si podía entenderle.

-Muy bien, Gin, vamonos.- así el vampiro y el lobo terminaron por irse, dejando sola a la pobre prisionera acuática.

Song of Feelings (Diabolik Fanfics de Romance) Vol. 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora