Muertos vivientes

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BAEKHYUN

-¿Qué está pasando? -pregunté, sin molestarme en saludar.

Yo estaba parado frente a ChanYeol en el patio, mirándolo desde arriba. Él había abierto los ojos despacio al notar que algo le estaba dando sombra y no había hecho ninguna mueca en particular al darse cuenta de que era yo.

-Me estaba preguntando exactamente lo mismo -respondió igual de serio.

Levanté una ceja. El fuerte sol sobre nosotros no hacía más fácil tolerar las cosas. No estaba de ánimos para encrucijadas ni palabras con doble sentido. Sólo quería que ChanYeol me dijera por qué de repente había decidido dejar de ocultarse en su celda de los problemas.

-Vamos. ¿Me vas a mentir otra vez? Ya no me puedes meter a ningún lado. Ah, aún queda aislamiento, ¿verdad? ¿O máxima seguridad?

Debía hablar un poco fuerte porque, en medio del patio, estaban organizando peleas rodeadas de gritos emocionados.

-Hoy no estás de muy buen humor -apuntó, apoyando sus dos manos atrás sobre la banca para mirarme mejor-, y creo que no tienes ningún derecho de reclamarme eso ahora. Tú tampoco me has buscado en estos días. Dime, ¿qué has hecho? -Hizo una pausa, estudiando mi rostro-. ¿Qué te ha tenido tan ocupado?

Al principio me quedé callado porque su pregunta me había tomado desprevenido, pero la rabia que tenía ese día me hizo reaccionar al poco tiempo.

-¿Tienes miedo de que mate al bebé? -pregunté con una risita amargada-. Creo que serías un buen padre. Algún día.

Sin esperármelo, ChanYeol se levantó de un golpe de la silla y se cernió sobre mí con su gran altura. Su cercanía era amenazante, porque sus puños estaban apretados y su mandíbula se veía tensa.

-¿Qué hiciste, Baek? -gruñó cerca a mi cara.

-Nada, ¿de acuerdo? -calmé con un poco de nervios al sentirme intimidado con su rabia-. Aún tengo al bebé.

-Intentaste deshacerte de él en estos días, ¿no es así? -Siguió insistiendo, acercándose un poco más.

-¡Pero no lo hice! -grité, a través del resto de gritos en el patio, con angustia.

-Así como yo no te vendí a la policía -declaró con el mismo tono fuerte.

El aire que había estado conteniendo en mis pulmones comenzó a salir de manera entrecortada por mis labios. Yo reconocía que había cometido un error y la ira imponente de ChanYeol hacía todo más complicado de admitir. Además, que me hubiera asegurado que él no me había traicionado en un momento como este sólo me hacía bajar la guardia con respecto a él.

Aparté la mirada con el cuerpo levemente tembloroso y ChanYeol se volvió a sentar sobre la banca.

-HeeChul me llamó a su oficina. -Desde arriba, pude ver que estaba concentrando la mirada en sus manos abiertas-. Dijo que podría salir de aquí dentro de poco. -Sus palabras me dejaron sin fuerzas. Levanté la mirada para mirar a los campos vacíos a nuestro alrededor mientras aprovechaba una pequeña corriente de aire que me refrescó un poco-. Pero debo conseguirle el dinero, BaekHyun. Tu dinero.

Los gritos de los demás reclusos ahogaron el lugar. El poco viento que había se fue y de nuevo quedamos inmersos en un calor agobiante. Sentía el sudor caer por mi espalda y mi sien, pero no hice nada para quitarlo. Una gota se resbaló desde mi frente hasta mi mejilla, simulando una lágrima perdida.

-Está bien. Se lo puedes dar. Ya no quiero el dinero.

ChanYeol levantó sus ojos y me miró con sorpresa.

Retorno Penitenciario de TonaláDonde viven las historias. Descúbrelo ahora