El sueño más dulce

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MINSEOK

Habían pasado tres semanas desde la última vez que vi a ChanYeol. La desesperación se estaba apoderando de mi cabeza y amenazaba con quitarme la poca cordura que me quedaba.

¿Por qué? Bueno, JongDae era la causa principal de mis problemas. Era una gran compañía porque no intentaba hacerme daño y de vez en cuando salía a flote una personalidad cálida y tierna. Pero gran parte del tiempo él estaba refunfuñando por BaekHyun y los recuerdos que le provocaba. Hasta el momento, se había limitado a decirme que también recibió llamadas amenazadoras en el pasado, mas yo no tenía más detalles al respecto. No tenía idea de porqué JongDae estaba tan obsesionado con vengarse de otro tipo que no parecía conocer su existencia.

Por un tiempo, pensé que ChanYeol era una persona razonable, la cual huía de los altercados y los enfrentamientos. Jamás lo había visto envuelto en una pelea y parecía ser el lado sensato que le susurraba consejos a ese chico, BaekHyun. Me dije que tenía que acercarme al alto y darle detalles tanto como de las llamadas como de los planes de JongDae.

Pero, como si la vida quisiera burlarse de mí, todo se detuvo. Primero, las llamadas dejaron de llegar con el paso de los días. Al principio me alivié al sentir que me habían dejado en paz, aunque cuando le comenté a JongDae, él parecía más angustiado que nunca. Mi tranquilidad se quebró por la mitad y volví a caer en la desesperación. Entonces me convencí de que debía hablar con ChanYeol fuera como fuera, pero me dijeron al otro día que él se había ido de Tonalá por ser inocente. Mi esperanza cayó al suelo y seguí rondando por los pasillos grises junto a un alterado JongDae.

—¿No has vuelto a recibir las llamadas?

Era lo que siempre me preguntaba. No importaba cuántas veces le asegurara que no, él seguía insistiendo.

Por otro lado, algo que me tenía preocupado, era Tao. Había comenzado a llamarlo así después de acostumbrarme a su presencia. Como todo el tiempo escuchaba a JongDae decirle de aquella manera, no pude evitar hacer lo mismo.

Y a Tao parecía no molestarle. De hecho, con el tiempo me di cuenta de que él era una persona protectora y valiente. Tenía los pies bien puestos sobre la tierra, no era ningún chiflado pervertido, y además podía convencer a cualquier persona de hacer lo que él quisiera. Aún si era bastante sensato, no lograba comprender porqué Tao me había hecho su "esclavo" si no me trataba como uno. La verdad no tenía idea de cómo debían comportarse los esclavos, pero algo me decía que no tenían la misma tranquilidad y suerte que yo. ¿Para qué carajos me tenía a su lado entonces? Lo único que me obligaba hacer, era permanecer siempre junto a él y JongDae.

Entonces el alivio disipó todas mis dudas cuando, una tarde, un guardia me avisó que tenía una llamada insistente en uno de los teléfonos.

Con mi tarjeta recargada, supe desde mucho antes de introducirla que se trataba de las susodichas llamadas que necesitaban el dinero. Esperaba que esta vez me dijeran algo nuevo para poder contarle algo a JongDae y que éste se tranquilizara.

—¿Hola? —pregunté al descolgar.

¿Eres MinSeok? —dijo alguien desconocido al otro lado de la línea. Mi cerebro dejó de funcionar por un tiempo—. ¿Hola?

—S-sí, soy yo. Soy MinSeok. —Me sentía bastante confundido—. ¿Quién es?

Eso depende de ti. —Mi ceño se frunció—. Puedo ser el sueño más dulce que hayas tenido o bien me puedo convertir en tu peor maldita pesadilla.

—¿Por qué? —inquirí cansado, pensando que se debía a otra llamada amenazadora.

Porque espero que colabores conmigo. Ahora, sólo lo voy a decir una vez, así que escucha con atención o tu madre, la cual vive en... —Sonaron unos papeles—. Yongsan con un gato de tres colores y tu padre, va a amanecer en tres partes diferentes del río Han al mismo tiempo, ¿quedó claro?

Retorno Penitenciario de TonaláDonde viven las historias. Descúbrelo ahora