Capítulo 29

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La semana que los chicos han estado aquí ha sido la semana más emocionante y divertida de todas. Hemos ido a lugares que, en los casi cinco meses que tengo de estar aquí, no sabía que existía.

Marcus y Paul se encargaron de llevarnos a todos sus lugares favoritos de cuando eran niños, y bueno, admito que ha sido bastante genial. Pero eso sólo sirvió para hacerme ver que es casi imposible que Marcus sea el niño de mi fotografía y el hecho de tener su collar hace que me sienta como la mierda. Es decir, puede que sea un jodido collar similar y ya yo estoy haciendo un drama por todo esto y el collar es de él, demonios, no se lo he robado ni nada y tengo planeado devolverselo, pero es que a veces lo veo mientras habla y, sonriendo, lleva sus dedos a su cuello, esperando tocar el dije, y como no tiene nada, su sonrisa se borra y lleva la mano al bolsillo de su pantalón.

Lo ha hecho en más de una ocasión, y eso sólo sirve para hacerme sentir peor.

He hablado con Leslie acerca de esto. Me ha dicho que, si me estoy sintiendo tan mal, debería detener la investigación. Y creo que es lo mejor, voy a esperar a que pasen las fiestas y volvamos a la normalidad para devolverle el collar y disculparme con él.

Fuera de esto, la semana ha sido sensacional. Paul nos convenció a todos de hacer parapente, debieron ver a Alisa mientras volaba y reía como loca, me hizo enormemente feliz. Marcus la atrapó cuando iba a aterrizar y comenzó a llorar. Marc se asustó, pensó que la había golpeado, pero ella lo tranquilizó y sólo dijo que nunca se había sentido tan libre y tan poderosa en su vida. Es así como me doy cuenta que nada ni nadie vale el peso que tiene la libertad. Y más para personas como Alis. De verdad, le ruego al cielo día y noche que sus terapias hagan efecto rápido, Alisa lo merece.

Además del parapente, practicamos surf. Cómo esto Alis no podía hacerlo, Brian se quedó con ella todo el rato que estuvimos en la playa. ¿Pueden creerlo? Mi hermanito sacrificó algo de adrenalina por ella. Dios, está mal, en serio. Pero lo amé más, y al parecer Marcus y Alisa también.

Otro día sólo nos dedicamos a ver películas. De comedia, de terror, de romance, de ficción. Comimos palomitas y dulces a morir y luego, sin percatarnos, nos quedamos dormidos todos, unos encima de otros en media sala de la casa de los Adams. Sin embargo, Bob y Melany estuvieron encantados de, al siguiente día, prepararnos un desayuno asombrosamente delicioso.

Y así de rápido pasó toda la semana. El tiempo vuela cuando te diviertes y logras salir de la rutina.

Hoy es treinta de diciembre. Y a Leslie y a Crystal se les ocurrió que sería buena idea adentrarnos en la montaña para acampar. Según Crys, sus padres tenían una cabaña con un lago y que podríamos pasar la noche allí para luego el treinta y uno regresar e ir a la casa de Paul para festejar el año nuevo.

Y bueno, como no teníamos nada mejor que hacer, en este momento nos encontramos caminando en medio de árboles, lodo e insectos hacia el lago. Alisa no quería venir al principio, ya saben, su silla no se iba a desplazar fácilmente entre todo esto, y sus padres estuvieron de acuerdo en que no viniera. Pero Marcus y yo les rogamos a los tres de que aceptaran. Entre Brian, Marcus, Paul, Joel y Cristhian podían cargar a Alis en sus espaldas durante la caminata y ya una vez estando en el lago, Alisa podría andar como si nada. Así que todos accedieron y Alis ahorita está sobre la espalda de Joel, quién no para de hacerle bromas y ella no deja de reír. Y su risa le da calma a mi alma.

–¿Crys? –oí decir a Brian. –¿Cuánto falta para llegar? –Crys sonrió.

–Diez minutos más y llegamos, no lloren, cobardes –dijo ella, haciéndonos reír.

–¿Y acamparemos de verdad o vamos a poder dormir en la cabaña? –dijo Paul.

–La idea es acampar, Paul –dije. –No seas abuelo.

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