CAPÍTULO I: Tragèdia

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Pequeñas gotas, producto de la humedad de lugar, chocaban lentamente contra el suelo siendo lo único que se podía escuchar. Mike, el perro guardián de los Zoldycks, soltó un bostezo cortando el silencio que se había generado luego de que Silva le asignara una nueva misión al mayor de sus hijos.

El azabache ladeó la cabeza desconcertado por las palabras anteriores de su padre—. ¿Debo de traerlo vivo? 

—Sí, así que no se te ocurra matarlo —advirtió severo—. No aceptaré fallos en esta misión, Illumi.

Este chasqueó la lengua en desacuerdo pero sin más asintió—. Está bien, padre —hizo una pequeña reverencia y salió de aquel lugar. 

Su padre escuchaba como los pasos de su hijo se volvían lejanos sin dejar de pensar en aquel mal presentimiento que tenía, pero no podía dejar llevarse por aquel sentimiento de inconformidad, porque después de todo es un Zoldyck.

Pero a veces es mejor escuchar aquellas silenciosas corazonadas, y él desearía haberlo hecho en ese momento.

...

En una pequeña torre construida al oeste, cerca, de la mansión principal de los Zoldycks se encontraba una pequeña dama, con un vestido holgado de color piel que apenas y cubrían sus rodillas rebosantes de pequeños rasguños. Su cabello miel caía en cascada por la ventana que la misma torre poseía. Tal y como los cuentos de hadas, parecía una princesa esperando por su príncipe azul en la gran torre, sin embargo y para infortunio de ella, su vida no era un cuento de hadas precisamente.

Rasposos sonidos salían de su garganta simulando ser un tarareo de alguna canción que había escuchado de los empleados del lugar. Apoyo su sien en el marco de la ventana mirando las aves volar con el viento. De pronto, en su campo de visión se encontró con la silueta de una persona, su pesadilla en persona.

Illumi, quien se encontraba camino a su misión, sintió una mirada clavarse en su ser. Alzó su cabeza encontrándose con la joven de la torre, aquellos orbes grises lo miraban sin sentimiento alguno. Era aquel pájaro que cantaba hondas de tristeza por la noche y por el día. Se sostuvieron la mirada unos segundos más hasta que el azabache asintió levemente su cabeza y se marchó sin mirar a trás.

Aquel pájaro, como la denominó Illumi, sintió la sangre hervir por sus venas tanto que un mueble que se encontraba en su habitación ardió en llamas al instante representando su ira, más la mirada de la chica permanecía inerte siguiendo aquella sombra proveniente del mismo infierno.

Y lo maldijo en silencio.

Unos toques que sonaron en su puerta la sacaron de su trance e inmediatamente apaciguó el fuego del mueble dejandolo carbonizado y con un leve olor a ceniza la habitación. Con su puño tocó dos veces la pared que había a su lado y enseguida la persona tras la puerta entró.

—Shao-san, Silva-sama la llama —avisó uno de los tantos los empleados que se encargaban de ella con una reverencia.

Shao dejó caer su mano lentamente por la pared y se levantó de la misma manera tal y como una muñeca que podías usar y destrozar cuando quieras. Aunque haya desayunado bien se sentía débil y sin fuerza. Pronto, al dar el primer paso, sus pies perdieron total fuerza y se quebraron.

Antes de estrellar contra el suelo y necesitar más bendas en sus rodillas, una fuerza la sostuvo firme y le impidió caer.

  « Gracias, Gee » Agradeció al ser que vivía dentro de ella, o mejor dicho, su maldición.

...

Pronto se hizo de noche e Illumi no dejaba de preguntarse para qué aquella persona le servirá a su padre, ¿acaso había algo que no le estaban diciendo? 

Feelings [Illumi Zoldyck x Oc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora