• N U E V E •

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-¡TÚ!

Youngjae cerró los ojos y respiró profundo, resignado, porque sabía que aquella voz casi aguda que conocía muy bien sólo podía estar dirigiéndose a él. Y también sabía que tendría que contarle algo sí o sí, incluso si inventaba sobre la marcha, porque Bambam no lo dejaría en paz hasta no tener todos los detalles debido a que era demasiado persistente. De modo que no tuvo más remedio que detenerse justo donde estaba, a unos pocos pasos de la puerta del aula de clase, y esperar pacientemente a que el peligris lo alcanzara. A los pocos segundos Bambam ya se encontraba frente a él y su saludo consistió en sonreír sugestivamente, darle un codazo, guiñarle un ojo y finalmente formar un círculo con el índice y el pulgar de una mano para atravesarlo con el índice de la otra mientras hacía una mueca que a Youngjae le resultó en extremo desagradable.

-Eres asqueroso -se quejó-. ¿Cómo es que somos amigos?

-Sí, sí, encantador -balbuceó Bambam sin siquiera prestarle atención-. Cuéntame todo, anda.

-¡Qué chismoso que eres! -volvió a quejarse-. ¿Qué quieres que te cuente?

-¡Todo! -exclamó el menor, abarcando el aire alrededor con los brazos-. ¡Lo viste, te fuiste con él! ¡Tu cuñado! ¡Claro que es prohibido si se acuesta con tu hermana!

-Habla con más respeto de ella, mocoso horrible -reclamó, fulminándolo con la mirada-. Sólo me llevó a su casa porque estaba muy ebrio...

-Pero le dijiste que él era... ya sabes... él -pronunció Bambam en tono confidencial-. Y aún así te llevó a casa... ¿No hicieron nada?

-Claro que no -se apresuró a decir, y rezó para que Bambam ignorara que su voz se agudizó como cada vez que mentía muy descaradamente-. Es mi cuñado y somos buenos amigos, no puedo hacer nada.

-¿Hablas en serio? -cuestionó el peligris, aún poco convencido-. ¿No hicieron nada de nada?

Más bien todo de todo.

-Estaba muy borracho, Bambam, no podría haberlo hecho ni de querer hacerlo.

Que le cayera un rayo encima por mentiroso en ese mismo instante. No le gustaba tener que engañar a lo más parecido que tenía a un mejor amigo, quería mucho a Bambam y mentirle no se sentía bien, especialmente porque siempre había sido honesto con todo el mundo... hasta que Mijeon llevó a Jaebum a casa. No tenía otra opción más que mentir, porque contarle a cualquier persona lo que realmente había pasado -y seguía pasando- entre él y Jaebum estaba fuera de discusión; no quería que nadie supiera sobre eso, era demasiado malo y Youngjae sabía que si llegaba a decir en voz alta que estaba teniendo una especie de relación de amantes con su cuñado, no podría soportar la culpa y la vergüenza y tiraría todo por la borda. Y no quería perder lo que sea que tuviera con Jaebum, no tan pronto, no cuando se sentía tan bien. Si ya le había mentido en la cara a su hermana, la persona que más quería en el mundo, mentirle a Bambam ya no le parecía tan grave de todos modos. Por eso se relajó y logró repetir la misma historia sobre cómo se encontró con el mayor y este logró que no pasara nada malo esa noche de borrachera, lo que suponía Jaebum le contó a su hermana cuando lo llevó a casa el domingo, sin agudizar la voz ni un poco y poniendo especial énfasis en que apenas recordaba algo para librarse de preguntas que no quería ni podía responder.

-O sea que fuiste a casa de tu amor platónico a dormir -concluyó Bambam, a lo que asintió encogiéndose de hombros-. Lástima... creía que habrías tenido una noche un poco más emocionante.

-Uh, sí, sí... yo también...

-Tienes mala suerte, ¿eh? -comentó Bambam palmeando su hombro-. Bueno, tengo que irme a clase. Te veo luego y más suerte la próxima.

• Don't Tell Noona... | 2jae •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora