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El cielo grisáceo capturó la mirada índigo del adolescente distraído, sus pensamientos se alejaron de la clase y divagaron en un río de memorias recientes traídas por el aullido inusual del viento; a su mente llegó el canto matutino cada vez más apagado de las aves, sus sentidos inundándose de la sensación de algo extraño sucediendo en la ciudad, y por último, la voz de la radio narrando las noticias de las últimas horas, las cuales resonaban frescas en su mente como si a su lado se encontrase el aparato.

"Las desapariciones siguen aumentando, grandes grupos de jóvenes y profesores se esfuman cada día de las escuelas sin dejar el menor rastro, cientos de padres de alumnos y familiares de maestros comienzan a manifestarse exigiendo respuestas del gobierno, sin embargo, seguimos sin obtenerlas. Mientras tanto, solo podemos conjeturar quien o quienes están detrás de estos sucesos, sospechamos que se trata de los autonombrados Justicieros, pero Los guardianes no han querido decirnos lo que realmente sucede o de ponerles un alto siquiera; los humanos comenzamos a dudar de ellos, acaso ¿será este el comienzo del final de la era de los héroes?".

"No lo creo, Aron, aún tenemos mucho que ofrecer", la voz del padre del adolescente se hizo presente en su mente, en aquel momento creyó que las palabras hacían referencia a los Adaptados, la raza de seres con habilidades sobrehumanas, la cual se había ocultado de la cacería iniciada por los humanos unos cuatro siglos atrás, pero horas más tarde las palabras cobrarían sentido. Las voces de la radio quedaron relegadas, como tenues voces de fondo, narrando más noticias sobre el aumento de villanos en algunos países del continente humano y la inquietante disminución de héroes en esos territorios.

Rene Blanc encontró a su padre, Camilo Barragán Destino de Blanc, sentado frente a la barra, en sus manos reposaba un reloj de muñeca con detalles de obsidiana; el hombre se encontraba en una especie de trance con su mirada centrada en su reflejo; los ojos de un celeste nublado se ocultaban debajo de una cabellera azabache más larga de lo que solía usarlo y su tez morena lucía pálida, atribuyó Rene esas señales a la habilidad de su padre, la capacidad de ver posibles futuros.

Con una preocupación creciente, Rene se acercó al adulto y centró su mirada en él; las visiones de una vertiente del futuro invadieron su mente tras unos minutos de haber invadido la mente del mayor, parecían las imágenes de un video carente de sonido, las situaciones que se desarrollaban en ellas no terminaban de ser claras para ninguno de los hombres; entre las visiones Rene vio una ciudad en ruinas, héroes ayudando a los ciudadanos y a él luchando contra alguien a quien no lograba identificar, otra imagen que recordó fue de él en una fiesta, rodeado de personas vestidas de manera excéntrica, y la visión final lo llevó a ver su propio reflejo delante de un espejo negro, el azul de sus iris se movía como si de fuego se tratara, su mirada reflejaba dolor, el tipo de dolor que causa una despedida, en específico la despedida de alguien a quien amas. Las visiones terminaron con la imagen de él siendo observado por su padre en esos instantes y una cálida sonrisa dibujada en el cansado rostro del hombre de mediana edad.

Creyó haber visto aquella sonrisa dibujada en la gran ventana de su derecha, a través de una pequeña abertura el viento seguía silbando y poco a poco enfriaba el cálido interior, el sonido, así como trajo los recuerdos los arrastró lejos de él, devolviéndolo a la realidad; Rene sacudió la cabeza de un lado al otro un par de veces tratando de despejar su mente y el joven profesor interpretó esa acción como una respuesta negativa a la pregunta formulada unos segundos atrás.

—Alguien ayude a su compañero —ordenó el hombre quitándose las gafas y masajeándose el puente de la nariz.

Al fondo del salón unas risas burlescas se hicieron presentes y trajeron por completo a sus cinco sentidos a Rene, en ese instante vio a una chica de cabello rosa con el brazo derecho levantado, Carmen M. Álvarez Luna.

FRAGMENTOS: HEREDEROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora