El domo de magia azul los protegió de la tormenta de rayos, pero no evitó el ingreso del atronador rugido generado por ella, sus oídos habían sido invadidos por el ensordecedor e hiriente pitido dejado por la tormenta. Para Rene el tratar de mantener su magia fluyendo hacia Marco era una de las cosas más difíciles en ese momento, porque también buscaba una manera de sacar a todos de ahí, sanos y salvos, una tarea complicada teniendo en cuenta que desconocía la mayoría de sus habilidades y además el punzante sonido taladrando su mente no lo dejaba pensar con claridad; tras unos largos segundos que le parecieron durar una eternidad, la respuesta le llegó con la mirada cambiante de su novio. Jax se forzó un poco más y se adentró en la mente del mayor, "llevate", sintió una punzada de dolor en la cabeza, "llévatelos".
"No", pensó Greg. Rene movió la cabeza de manera afirmativa y vio la indecisión en la mirada clara del mayor. Greg tomó de la mano al chico que anteriormente había tocado en la espalda y con la otra mano libre tomó la da una chica al otro lado de él, ambos lo observaban confundidos, pero queriendo salir de ahí y deseando estar en un lugar seguro.
—Suelten a los demás, los sacaré de aquí —Greg no escuchó su voz ronca y supuso que ellos tampoco, sin embargo obedecieron, gracias a que Rene se los indicó con sus poderes.
Greg desapareció con la chica y el chico, a ambos humanos una sensación de vértigo los hizo vaciar su estómago al aparecer en el lugar al que fueron llevados. Sus manos fueron soltadas y al instante aquel que los transportó, ya no se encontraba con ellos. Un par de segundos más tarde Greg reapareció dentro del domo; siguió transportando a los compañeros de Rene al único lugar en el cual todos estarían seguros, la Bóveda de los Guardianes; éste era un amplio salón octagonal, con altos muros pintados de colores distintos, los cuales tenían enormes puertas en su centro, cada una distinta al resto, además estaban dispuestas de manera que tenían a sus opuestos enfrente, ya que cada puerta pertenecía a alguna de las ocho razas y conectaba con una ciudad importante de ellas; ocho largas columnas octagonales de cristal se erguían y se conectaban en un techo cristalino abovedado, el cual permitía el ingreso de la luz diurna, y dentro de los pilares parecían flotar dos objetos, un arma y una gema distinta; alrededor de la columna había una especie de barra octagonal con ocho asientos, los cuales estaban desocupados en ese momento.
Tras haber transportado a dieciséis jóvenes, el cansancio se hizo presente en su cuerpo, la vista se le nublaba, el cuerpo le pesaba y el pitido no hacía más que aumentar amenazando con dejarlo sordo, antes de poder teletransportarse al domo de nuevo, Greg cayó de rodillas perdiendo todo el aire en sus pulmones, vació su estómago y manchó el inmaculado mármol del suelo con un líquido rojizo, por la mezcla de la sangre con otra sustancia desconocida. "Debo levantarme, aun faltan nueve personas por salvar", pensó, haciendo un esfuerzo mayúsculo por levantarse y sintiendo el vómito volviendo a su boca, el cual se obligó a tragar, lo consiguió, y para entonces todo a su alrededor parecía temblar, sus piernas fallaron haciéndolo volver al suelo, en esa ocasión, antes de tocarlo, fue detenido por su hermano menor, Guillermo, quien lo recostó en el suelo, alejado de donde había vomitado con anterioridad y lo dejó descansar.
No pasaron ni diez segundos cuando dos personas más aparecieron, Giselle Aguirre y Alejo Robles, ellos se acercaron a los estudiantes ya transportados y comenzaron a examinarlos, ponían sus manos en las frentes de ellos, les hablaban aunque algunos seguían mostrando signos de no escuchar. Un círculo de niebla violeta, similar al que apareció en el salón con la llegada del hechicero, atrajo la atención de los jóvenes; algunos de ellos comenzaban a alterarse al salir del shock ocasionado por el arribo del héroe herido al salón algunos minutos antes, todo pasaba muy rápido para ellos y no comprendían como era posible que aquello les hubiera sucedido.
Los recién llegados eran dos chicas y un chico, Nicole Salcedo, y los hermanos Miranda, Erica y Edwin, siendo Erica la primera en movilizarse al adolescente más cercano para asegurarse de curarlo. Por último, se teletransportaron a la Bóveda una pareja más, Luca Dávalos y Elizabeth Carlón.
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FRAGMENTOS: HEREDEROS
General FictionLas consecuencias de la Tercera Gran Guerra se hacen cada vez más presentes, los héroes no son capaces de llevarles el ritmo y su caída comienza a ser evidente. El rumor del regreso de Dieu Sombre se esparce como las llamas de un incendio y la busqu...