¿Por qué cambio tanto?
Era la pregunta que se hacía cada vez que lo veía...
¿Por qué empezó a estar "con todos y con ninguno a la vez"?
¿Por qué se convirtió en la puta de la escuela?
Ahora no podía caerle peor, odiaba a las personas así...
La música resonaba con fuerza a través de mis audífonos, mi mirada estaba perdida en el techo. Pensaba en todo y a la vez en nada. Dejaba a mi mente viajar hasta el pasado, soñar con el futuro y, a su vez, le permitía pasar por alto el presente.
Planeaba permanecer así todo el tiempo que fuese posible, después de todo, teníamos el día libre. Esos eran mis planes hasta que mi compañero de habitación entró a mi cuarto a fastidiar. Aunque no pude notar su presencia sino hasta que me quitó los audífonos.
- ¡Te estaba hablando ¿Sabes?! - Casi grito en mi oído.
- Aja, pero yo tenía los audífonos puestos ¿Querías que hiciera magia o algo así para escucharte? – Dije sarcástico a más no poder. Nunca me ha gustado que me hablen como si fuera idiota y tampoco que me quiten mis audífonos.
- Bueno, te decía, saldré con Star hoy, tú sabes, para que no me esperes despierto. – Y me guiñó un ojo.
- ¡JA! – Me reí fuertemente en su cara – Por favor, bro, sabes que ella anda en las nubes con ese chico con el que se la pasa pegada ahora. Además, eres más virgen que el aceite de oliva –
Rodó los ojos y mantuvo una expresión de hastío.
- Bueno, ¿Qué te parece si en lugar de criticarme, limpias este chiquero? Pareciera que con solo entrar, consigues contagiarte con alguna infección extraña. – E hizo una mueca de asco.
- ¿No ibas a salir con Star? – Le recordé, obviamente fastidiado.
Pareció caer en cuenta que se le hacía tarde, se despidió rápidamente de mí y salió casi corriendo. Supuse, buscó sus cosas y luego salió de nuestro "departamento", escuche la puerta cerrarse con fuerza seguido de un grito de "Lo siento" por su parte.
Me senté en la cama y observé a mí alrededor, mi mejor amigo tenía razón, mi cuarto era un desastre total, aunque nunca lo admitiría en voz alta. Había ropa por todos lados, mis zapatos estaban en cualquier parte del piso, también había unas cajas de pizza viejas, además de platos y vasos sucios; ya prácticamente no podía ni ver el piso.
Decidí que debía hacerle caso, pero insisto, no lo admitiré ante nadie. Por eso mi teléfono pasó de estar conectado a los audífonos a estar conectado a mis altavoces.
Entonces,mientras cantaba y bailaba las canciones de mi lista de reproducción,me dispuse a limpiar. Como dato extra, eso de cantar y bailar mientras limpio es heredado, es costumbre de mamá.
Poco a poco, mi cuarto fue cambiando su apariencia, ya mis zapatos no estaban atravesados en cualquier lugar al que vieras y no había cajas maloliente viejas.
De debajo de mi cama saque mas platos sucios de los que había recogido del resto del cuarto, los llevé al lavaplatos y los lavé todos. Del mismo modo hice con la ropa sucia, saqué alrededor de una semana de ropa sucia acumulada y la lavé.
Pero como parecía ser mi día de mala suerte mientras barría y bailaba (mas bailar que barrer) choque contra mi estante de libros.
Lo vi tambalearse, pero no reaccioné lo suficientemente rápido como para atajar el estante y evitar que cayera, o siquiera quitarme se su trayectoria al caer.
El mueble me golpeó y como si no fuera poco, todos los libros me cayeron encima.
- ¡Maldita sea! – Me di el gusto de gritar toda la sarta de groserías que conocía, en los dos idiomas que hablaba – Mi cabeza – La tome entre mis manos tratando de aminorar el dolor, mientras cerraba los ojos fuertemente, una vez pasó el dolor, levante el estante y lo deje en su lugar, luego observé el suelo debajo de mi y vi un desastre de libros enorme - ¡Nojoda, que arrechera! ¡Justo cuando ya estaba terminando! –
Ahora no tenía solo que terminar de arreglar el cuarto, ahora debía también recoger y organizar mi enorme colección de libros. El tamaño del desastre se debía a que soy bibliofílico, y en casi todos mis momentos libres estoy leyendo un libro, me acabo un libro de 500 páginas en cuestión de dos días.
Recoger una avalancha de libros con un dolor de cabeza y de espalda no es algo que le desee a nadie, lo he descubierto hoy, porque de verdad que no es lindo.
Poco a poco, uno por uno, empecé a tomar los libros del piso y a acomodarlos sobre el estante. Mientras lo hacía, veía todos los títulos que alguna vez leí, recodando sus tramas y los sucesos que pasé mientras los leía. Pero uno en particular llamó mi atención.
Suportada en escala de grises y el corazón en su centro me hicieron detenerme, en una fuente bicolor se encontraba escrito el nombre del libro "Hielo Negro", mas hacía arriba se podía apreciar el nombre de la autora en color amarillo pintando a naranja. El observar y detallar la portada me trajo a la mente el recuerdo del día en el cual lo comencé a leer, el recuerdo de mi primer día en el instituto, el recuerdo de aquella primera clase del club de literatura... Y también, el recuerdo del día en el cual lo conocí a él.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.