PROLOGO

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Mil quinientos años atrás, Tribu de los Demonios de Hielo....

- ¡Estarás condenado a pasar la eternidad encerrado!, ¿Acaso no tienes nada que decir en tu favor Séptimo Príncipe?. Hablo el Consejero y Hechicero Real de la Tribu Huan Ta.

Ying Kong Shi, levantó el rostro desde donde estaba encadenado en el suelo con las cadenas suprimidoras de poder mágico, lo habían torturado por días en las mazmorras de la prisión del castillo de hielo, para sacarle una confesión que nunca llegó, pues nunca traicionaría a su más amado hermano, si él tenía que sacrificarse que así sea.

Pero espero en vano que Kasuo viniera a salvarlo, le prometió que no lo iba a dejar caer en la condena del clan, pero no regreso por él, solo desapareció en la noche con su pequeña mortal, todos lo habían abandonado, hasta su amado hermano que él tanto había adorado y estaba sacrificando todo, lo había abandonado, igual que todos lo había dejado a su suerte.

- Le vuelvo a preguntar  "su alteza", ¿Usted fue quien asesino a su hermano Kasuo nuestro príncipe heredero?.

Ying Kong Shi, estaba vez si fijo su mirada en él Consejero Real, sentía como los días de tanta tortura habían minado sus fuerzas, y estaba tan agotado, que lo único que quería era cerrar sus ojos y dejarse llevar por la oscuridad que se cernía a su alrededor cuando estaba en esa repugnante celda.

- Al menos reconoces que sigo siendo el príncipe de tu Tribu, le contesto Ying Kong Shi.

Huan Ta se acercó a él arrodillándose  para estar al nivel de donde se encontraba encadenado y le dijo: - Nunca he reconocido que eras un príncipe de nuestra tribu, siempre supe que tu madre fue una mujer sin vergüenza alguna, que engaño a nuestro amado rey, haciéndole creer que eras su hijo, cuando en realidad solo eres un bastardo hijo de un padre desconocido, pero nuestro noble rey aún sabiendo del engaño te acepto para que tu perversa madre no fuera asesinada, pero todos sabían entre rumores que no eras un verdadero príncipe  de la tribu, así que por eso siempre todos el reino te despreciaban y se burlaban a costa tuya.

Ying Kong Shi lo miro con odio tratando de llegar hasta él, gritándole: - ¡Mientes!, mi madre nunca haría lo que dices, volvió a moverse con rabia para tratar de agarrarlo.

- Claro que lo es, ¿De que serviría mentirte ahora?, le respondió Huan Ta retrocediendo para ponerse de pie, pateándolo para que volviera a regresar a donde estaba encadenado.

Se oyó entrar a un soldado, acercándose al Consejero: - Maestro Huan Ta, aquí traigo el decreto imperial el rey ha ordenado se efectué la condena al príncipe Ying Kong Shi.

- Mejor de lo que esperaba, al fin su majestad reacciono y olvido el cariño que tenía por esa ramera que tenías por madre, le dijo mirando al príncipe que en ese momento estaba escupiendo sangre en el suelo por el golpe recibido.

Él levantó la mirada, por el insulto que había recibido su madre, tratando de levantarse, pero sus fuerzas ya lo habían abandonado, así que desde él suelo lo amenazo: - ¡Algún día Huan Ta, tu y todo este maldito reino me pagarán todas las humillaciones y dolor que me han causado a mi y a mi madre!, desmayándose en ese momento.

Huan Ta solo lo miró con una sonrisa sarcástica antes de empezar a lanzar el conjuro que lo encerraría por toda la eternidad, en un mundo de dolor y sufrimiento: - Espero verlo algún día, pero lo dudo nadie ha vuelto del Eterno Vació, pequeño y de ser así dudo que tu lo puedas lograr.

Diciendo esto abrió el portal, que lo trasladaría al siniestro lugar de su castigo, lanzándolo con sus poderes dentro, para luego cerrarlo con una sonrisa: - Si quiera el rey te perdono la vida, aunque hubiera sido mejor para ti que el ordenara que te ejecutarán.

Ying Kong Shi se despertó rodeado de una bruma oscura que hacía sentir su cuerpo pesado, percatándose que ya no tenía puesta las cadenas que suprimían sus poderes, pero aún así estaba demasiado débil para aunque sea pararse.

- "Veo que has despertado pequeño", le hablo una voz que se oía en todo lado alrededor de él.

- ¿Quién esta allí?, hablo Ying Kong Shi a la voz que se sentía cerca.

- "Yo soy quien te salvo la vida, deberías estar agradecido", le contesto la voz.

- Nadie te pidió que me salvarás, yo deseaba morir, le contesto Ying Kong Shi 

- "Entonces es cierto lo que he escuchado sobre ti, eres tan débil de mente y tan cobarde que prefieres morir que a lograr que todos quienes te hicieron daño paguen por sus crímenes contra ti y tu querida madre".

- ¡Como podría hacerlo, estoy aquí encerrado! no voy a poder regresar a mi mundo le contesto Shi.

- "Si es cierto que lo estás, pero si tu juras obedecerme y seguirme, yo puedo enseñarte como puedes vengarte sin necesidad si quiera de abandonar este lugar".

- ¿Cómo puedo creerte? ¿Que ganarías tu al ayudarme?, le contesto Ying Kong Shi.

- "No tengo porque contestar a esa pregunta, solo ten en cuenta que no tienes nada que perder y mucho que ganar".

Ying Kong Shi, lo pensó por un momento recordando como lo habían tratado en su reino, como sus hermanos siempre lo menospreciaron, como su padre lo había condenado y como su hermano lo había traicionado, hasta que volvió a escuchar la voz: - "Aceptas".

- Aceptó, le contesto escuchando una siniestra risa a su alrededor antes de entregarse a la oscuridad.




My Dark Obsession - Yan/ShiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora