❥ pièce

❥ zéro

Hacía meses que no pisaba aquella estancia, por lo que se me hacía raro respirar la pesada humedad que se concentraba en aquel sótano metalizado. Desde que él se marchó, nadie me había reclamado para participar en ninguna otra misión. Sabía que se trataba de un halago, puesto que Wonho me atesoraba como si fuera la joya de la corona, y solo me asignaba las más complejas. Lo sabía, pero aun así me sentía sola en aquel lugar. De una manera u otra, agradecía que por fin tuviera algo que hacer, por muy costoso que fuera.

—Seré breve —Wonho, que me acababa de tender un gran montón de papeles, se sentó cómodamente en la silla grisácea que se encontraba tras la mesa que nos separaba—. Tu trabajo es igual al de siempre, pero debes saber que tendrás más de cien ojos puestos en ti. Cada palabra que digas será juzgada. Cada paso que des, monitorizado —me miraba con una seriedad en los ojos atípica en él—. Esta vez no se trata de un hombre falto de cariño que compartiría fácilmente su número de cuenta. Tampoco es un nuevo rico que no entiende cómo funciona el dinero. Estamos hablando de un heredero a gran escala, un crío que ha nacido con el único fin de mantener la fortuna de su familia. No será fácil arrebatársela.

—Yoo Ki Hyun —fruncí el ceño mientras leía, intentando pronunciar su nombre a la perfección—. ¿Tiene alguna debilidad? ¿Alguna carencia?

—Eso tendrás que descubrirlo por ti misma —contestó mi compañero levantando los hombros—. Toda la información que hemos podido recopilar, está ahí —hizo un gesto con la cabeza señalando a los papeles que aún sostenía entre mis manos. Agaché la mirada y los ojeé con rapidez.

—Le gusta la fotografía, toca el piano, tiene interés en las galerías de arte y pintura —pasé la página con rapidez—. Parece que ha hecho numerosas aportaciones solidarias y ha participado en varios congresos relacionados con el medio ambiente. Un humanista —concluí. Alcé la mirada y Wonho confirmó mis palabras con un leve cabeceo.

—Aun así no nos servirá que solo muestres aficiones en común con él. Vas a tener que poner mucho de tu parte —puntualizó él—. No parece haber tenido nunca mucho interés en las mujeres, a pesar de estar rodeado de ellas.

—En caso de que sea gay no podré ayudar demasiado —resoplé.

—No lo es —la expresión seria de Wonho se transformó en una sonrisa pícara—. No está interesado en mujeres... en el ámbito sentimental.

—¿Qué quieres decirme con eso? ¿Que es un pervertido? —intenté clarificar sin poder evitar sonreír al ver su expresión. Wonho solía ser muy profesional cuando se trataba de trabajo, pero a veces no podía esconder su naturaleza.

—Más o menos —mi amigo alargó la mano para ayudarme a volver a pasar de hoja. En ella podían verse las fotografías de diversas partes del cuerpo de una mujer con marcas de arneses y cardenales—. Tiene sus fetiches, como cualquier persona. Nos interesa que sepas qué le gusta, pero no que te vea como a un objeto sexual. Eso puede serlo cualquiera.

—Eso quiere decir que mi objetivo es... ¿ser su novia?

—Lo ideal sería que te pidiera matrimonio.

—Eso podría llevarme años —bufé.

—Años, sí, pero esta sería tu última misión. Con el dinero de este tío no tendrás que volver a trabajar en toda tu vida.

Le miré con recelo, pero no protesté. Así eran esa clase de misiones. Requerían tiempo para obtener la confianza deseada. Una vez conseguida, lo demás iría rodado.