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00:00 am — 27 de agosto del 2008.

Comen en silencio, comparten sin decirlo a viva voz.

Sus palillos chocan, sus rodillas se rozan, sus respiraciones terminan siendo acompasadas sin que se coordinen para que esto sea así.

TaeMin asiente cuando MinHo coge el brócoli de su plato y MinHo hace el mismo movimiento en el suyo, robándole un trozo de carne que parecía olvidado, pero no desechado. Ambos mascan de manera cauta cuando es medianoche y ambos agradecen esa salida secreta que tienen sin haberle dicho al resto.

Porque MinHo había decidido compartir esa mesada de fin de mes que se le había adelantado y que siempre terminaba siendo compartida con él cuando no era justo que fuera así. Sin embargo, el alto no se quejaba ni se molestaba. El alto le invitaba cuando él terminaba una tarea de manera desprolija luego de un ensayo y le confesaba mientras caminaban, que él también tenía que hacer una tarea que se había dedicado a retrasar hasta que el ánimo de la inteligencia llegara a él.

Solo que esto no pasaba. Ahora no pasaba porque ambos conversaban en ese restaurante de aspecto poco prolijo hasta que eran más de las dos de la mañana y sin haber tenido en algún momento, un tema demasiado importante del que hablar. Solo eran cosas de perros, de colegio, de fútbol, de juegos e incluso de comida. Siempre de comida.

TaeMin ríe ante cada palabra que sale de la boca de MinHo y también ríe cuando hace el amago de robarle un último trozo de carne que éste termina moviendo hacia un lado solo para jugar. Pelean en su plato, pelean con los palillos y pelean cuando caminan.

TaeMin hace el intento de empujarle más fuerza cuando avanzan para botarle, pero MinHo no. MinHo no usa toda su fuerza. Le dice que es pequeño, le dice que tendrán que comer más seguido para que pueda derrotarlo alguna vez.

— ¿Entonces cuándo saldremos los dos de nuevo?

Los empujones siguen cuando llegan al departamento y también cuando compiten por la cama. Se prometen salidas suspendidas porque se molestan de esa forma y se prometen carne futura porque están seguros que en diez años más podrán luchar con empujarse sin hacer trampa o sin contenerse de usar todas sus fuerzas por temor a hacer un daño poco calculado.

TaeMin está seguro de que le ganará y MinHo no tanto. Dice que le costará recordar esto.

— Solo tendrás veintisiete, anciano llorón.


01:00 am — 27 de agosto del 2009.

— No bebas tan rápido o te emborracharás antes de que puedas decir tu nombre.

JongHyun ignora la advertencia de JinKi e ignora la advertencia poco consciente de lo que él intentaba decirle. MinHo se rasca la frente, mientras aprieta sus propios dientes y mira con temor a su amigo, quién ahora suelta esa botella enorme de cerveza, para hacer un amplio y fuerte sonido de satisfacción cuando todos ahí, tenían en claro que ese maldito alcohol no sabía nada de bien.

Según TaeMin, sabía a pipí malo —aunque aseguró nunca haber probado su pipí—, y según JinKi y él, solo sabía muy amargo. Probablemente si KiBum hubiese estado con ellos, habría dicho lo contrario para no opinar lo mismo; pero en resumen, los cuatro ahí, sabían lo rancio de ese maldito alcohol.

(Excepto JongHyun, quién por orgullo, aún no lo admitía).

— ¿No beberán más? —sus ojos de perrito sorprendido se abren entre ofendidos y sorprendidos y le miran a él, instándole, cuando su cabeza en ese momento se encargaba de rechazarlo—. ¡Vamos, MinHo! ¡No puedo ser yo quién beba más aquí!

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⏰ Última actualización: Aug 28, 2018 ⏰

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