Las representaciones sociales de los perros callejeros

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          La relación humano – perro usualmente se comienza a abordar desde perspectivas meramente históricas, matizadas fuertemente por afinidad del autor hacia este tipo particular de animal, existiendo así, textos que describen dicha relación desde una relación de estrecha ayuda mutua, donde el hombre ha necesitado del perro para lograr la satisfacción de ciertas necesidades y a su vez este lograr sobrevivir , pasando por teorías de evolución, hasta enfoques donde se trata al can como una especie parasitaria que el humano adquirió hace mucho tiempo( Coppinger y Coppinger, 2001; Koler-Matznick, 2002; Hens, 2008). Las investigaciones sobre este tema en su mayoría son puramente descriptivas en función de la salud publica mayoritariamente, tendiendo a centrarse únicamente en contar el numero de población, denotar las enfermedades que pudieran transmitir al humano por medio de mordeduras o excremento, las técnicas que se pueden usar para el control de su población y algunas de los malestares mas visibles que pudieran tener los perros( Cadena, 2013; Araya 2012; Orellana, Cáceres, Garrido, Tapia, 2014; Ochoa, Falcón, Zuazo, 2014). Muchas veces el núcleo del problema es atribuido a la falta de políticas publicas, la poca educación por pate de los dueños, los valores existentes en la cultura, la pobreza (Sternheim, 2012; Rueda, 2011).

Un inicio

La representación que se tiene del perro considero es un tema delicado de tratar, puesto que al tratarse un ser vivo se le asignan ciertos aspectos que comparte con cualquier otro ser vivo, como respirar, reproducirse, moverse, morir, etc. Sin embargo también contiene aspectos puramente de objeto, como ser vendido, reemplazado, usado, cambiado, etc. Lo cual no solo lo vuelve vulnerable en el mundo físico, puesto que al pertenecer a un grupo de carácter especie totalmente ajeno al ser humano, la comprensión de las propiedades y bondades existentes, no puedes ser visualizadas de manera nada sencilla; no empatan con el conocimiento vulgar, el sentido común, el sesgo hacia el exogrupo se manifiesta. Quedando inexistentes para el pensamiento, siendo anulados en las mentes de las personas.

Hace cuatro años en la actual ciudad de México, en Iztapalapa se presento un suceso que podria haber cambiado la idea que se tiene de los perros en esta localidad. Cinco personas fueron atacadas y algunas muertas por una jauría de perros callejeros que prolifero en las calles de esta demarcación, atrayendo a la prensa sensacionalista, la cual lleno los titulares de los periódicos ¿ Cómo es posible que pudiera crecer tanto una población tan marginada como los perros callejeros? ¿El hombre ya no debe tenerle confianza a los perros? Son cuestiones que se denotaban y el pensamiento de cazarles y asesinarlos no se hizo esperar, sin embargo esta es una conducta que se ha llevado a cabo desde épocas coloniales. La caza de perros para evitar diseminación de enfermedades, evitar mordeduras, control social, limpieza de la cuidad de los no deseados, una purga ( Arnaud, 2014). Lo cual a pesar de las leyes existentes para defender a esta especie sigue pasand. Los perros callejeros que ingresan a un albergue, en promedio, de cada 10 perros, 9 son sacrificados. Al menos en la Ciudad de México se sacrifican alrededor de 10 mil perros cada mes (Vetme, 2017). Situación que viola el articulo 12 de la declaración universal de los derechos de los animales promulgada por la ONU desde 1978 y convierte esto en un genocidio.

Aunque hay que aclarar, para los periodistas al menos, los perros de Iztapalapa no son cualquier perro, para ellos son perros salvajes, perros callejeros, perros errantes, abandonados. Tales referentes aluden al grado de proximidad que se considera tienen con el humano, siendo la jerarquía mas alta, el perro adiestrado. Algunos etólogos distinguen también varias situaciones entre los perros errantes: los perros domésticos que son libres durante el día y regresan con sus amos al anochecer; los perros callejeros desprovistos de dueño, pero alimentados por algunos vecinos del barrio; los perros, escapados o abandonados, que se sustraen de la convivencia con el humano y se refugian en parques y terrenos baldíos en la periferia de las grandes ciudades ( Arnaud, 2014).

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