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El detective Preston miró a la diminuta mujer con ojos gélidos, completamente seguro que no encontraría en ella ninguna utilidad a corto plazo. Se veía como una de esas personas comunes y corrientes que ante cualquier evento anormal en su vida solían confundir los sucesos. Pero para su sorpresa Jimena Mistori fue más allá de lo que se había imaginado. Su relato sobre los hechos era a lo mucho fantasioso. Hablaba de un monstruo que había arrastrado a los jóvenes desaparecidos a un agujero bajo tierra y de unas voces que venían de las raíces o enredaderas que se los habían llevado. En todo ese concurso de declaraciones disparatadas no pudo poner en orden una sola cosa y lo peor de todo era que, con su amplia experiencia, Preston sabía muy bien que la chica no estaba mintiendo, o por lo menos creía que lo que decía era la verdad.
Preston había recibido el caso hacia una semana, la chica había sido encontrada en una carretera principal del oeste, sola y deshidratada. Poco después se comprobó la desaparición de los hermanos Julia Gramer, Jeison Gramer y su novia Alicia Hale. Se realizó una búsqueda intensa en el páramo pero nadie dio ni con los chicos ni con los vehículos. Preston odiaba ese tipo de casos donde nada encajaba en lo lógico. Cierto era que los jóvenes y la señorita Mistori habían viajado por esa carretera, había videos en las estaciones de servicios que lo demostraban. Por supuesto, la sospechosa número uno era la superviviente, pero era difícil creer que una chica tan menuda podría someter a tres jóvenes saludables.
-Está usted segura, señorita Mistori, ¿que no piensa cambiar la versión de los hechos?-preguntó Preston por última vez a la joven mujer que encogida en el asiento de interrogatorios parecía querer desaparecer.
-No... no puedo contar otra cosa que la verdad.
Era valiente, de eso no había duda. La chica se veía atribulada pero no derrotada. Quizás la había juzgado mal desde el principio, no obstante.
-Todo lo que ha contado es una locura. Yo creo que se lo ha inventado para no contar la verdad-le dijo Preston y la muchacha dio un salto encima de la silla.-¿Qué ocurre?
Ella intentó decir algo pero luego meneando la cabeza decidió callarse. Como fuera, Preston empezaba a sentir cierto frio en el cuello cada vez que intentaba buscar una explicación para que dos autos desaparecieran con tres jóvenes. La única explicación que se le ocurría era que ellos habían robado el auto de Jimena Mistori y luego huir, pero ¿a dónde? ¿Por qué?
También estaba la posibilidad de una fuerza externa, no precisamente sobrenatural, sino humana, algunos criminales habían secuestrado a los chicos y se valieron de alguna forma sagaz para desaparecer las pruebas.
-Muy bien señorita Mistori, hemos terminado. Quiero que vaya a su casa se tome un buen descanso, medite un poco y si llega a recordar algo importante me lo cuente-el tono de voz de Preston daba a entender que no esperaba que eso pasase.
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Antes del fin del mundo
TerrorJimena se ve envuelta en extraños acontecimientos, que por algún motivo empieza a tener trascendencia en el mundo.