Capítulo 5

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Carolina no pudo evitar morderse el labio inferior.

-Me deseas.-sonrío Agustin.-deseas mi cuerpo ¿Verdad?-. En ese momento se abrieron las puertas.

Carolina salió rápido de allí, más roja que un tomate. Agustin era un creído. Un creído con cuerpo de Dios griego y cara de angel.-en ese momento Carolina choco con algo o más bien con alguién.

-Perdón.-mascullo, aún con la imagen de Agustin abduciendo su mente. Un hombre apuesto, fuerte, castaño y con pequeños pero preciosos ojos oscuros yacía estatico en frente de ella.

-Perdoneme a mi, señorita.-se inclino para besarle la mano.

-Bueno, ya, ya basta de cursilerías.-dijo Agustin poniendose entre medio-. Él es Ruggero, un compañero mio, el cual me debe una muy gorda y de momento le dejo que se ocupe de esta casa. Pocas veces vengo, muy pocas, ella es Carolina Kopelioff.

-¿La de Donovan?-dijo el supuesto italiano sonriendo y mostrandose aun más guapo.

-Y dale, yo no tengo nada que ver con Alexander.-dijo Carolina cruzandose de brazos. Tenía en frente a un hombre salido del propio infierno y a otro sacado del cielo. Los dos supuestos agentes de la misma agencia, con habilidades y fuerza bruta. El italiano se le quedo mirando, descaradamente.

-Donovan se habrá puesto las botas.-dijo centrando sus ojos en los muslos desnudos de Carolina.

-Ya basta Ruggero.-le dijo Agustin.-ella dice que no ha tenido ninguna relación con Donovan.

-Entonces, que desperdicio.-sonrío relamiendose los labios.

-Oh dios, quiero irme a mi casa ¡Ya!-Carolina se echó el pelo hacia atrás, abriendo la chaqueta de nuevo sin querer, y dejando ver sus pechos cubiertos por el sujetador negro. Los dos hombres se le quedaron mirando. Era un peligro, un verdadero peligro, dos hombres que rebosaban de testosterona, con una sola mujer encerrada en aquella casa de la isla o cala de Agustin. Estaba agachada, con todo su hermoso culo desnudo a la vista.

-Será mejor que te calmes.

-Sí, sera mejor que me tome una ducha.-dijo bufando.- ¿Tienes?

-¿Por quién me tomas? Tengo hasta piscina.-mascullo Agustin.-primera puerta a la izquierda.-ahora te traigo las toallas y algo de ropa.-la mira de arriba abajo.-aunque con el cuerpito que tienes mi ropa te irá grande, tendré que comprarte algo, aun no sabemos el tiempo que pasaras aquí.-Carolina asintio y se dirijió a la ducha, dejando caer antes la chaqueta, dejando ver un culo deseable y unas buenas piernas, moviendo las caderas. Dejando a Agustin aturdido y eso que para mujeres, él había visto de todo tipo, aquello lo ponía, aquella mujer lo excitaba, más de lo que podía imaginar.

Agustin fue a agarrar una de sus camisas viejas, también agarro unos pantalones cortos, aunque a Carolina le irán como unos piratas. Una toalla para su cuerpo y otra para su cabello.-mujeres.

¿Una ducha en medio de toda esta mierda? Eso es lo último que me gustaría a mi en este momento de presión. Abrió la puerta del baño; sabiendo que Carolina ya estaba dentro de la ducha, con el agua tibia recorriendo su cuerpo.

Agustin pensó que no le importaba, había visto muchas, demasiadas mujeres desnudas en toda su vida, y ya no le sorprendería nada. O eso es lo que pensaba él antes de entrar en el cuarto de baño-. Te lo dejo aquí.-dijo dejando la ropa en la encimera.

-Ok.-la voz de Carolina parecía tan relajada y excitante que Agustin no pudo evitar sonreír. Levantó la tapa del woter, se bajó el cierre y se dispuso a orinar.
Cuando Carolina lo escuchó asomó la cabeza por la cortina.

Protegeme |Aguslina-Adaptada| HotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora