❛my best friend❜ • Chensung / Sungle.

ㅡ O1 )( El demonio del perro.

Es viernes por la madrugada y Jisung siente su estómago rugir por mera hambre. Entre vuelta y vuelta que se da sobre su cómoda cama, decide finalmente bajar por algo para calmar el malestar, de lo contrario, no le será posible conciliar el sueño y hasta pasar de largo cae como opción, mas aquello no puede suceder porque dentro de unas horas tiene ensayo con su grupo y no debe llegar tarde como en la ocasión anterior.
　　　
Sus pasos son sigilosos, no quiere que su tía lo regañe nuevamente por ser un ruidoso a tal hora de la noche, por lo mismo, procura no recargar tanto su peso en los peldaños de la escalera y así evita el que estos chillen por la vejez de la madera.
Pese a que le cuesta más de lo debido, logra su cometido y se adentra a la sala principal, donde hay una visita inoportuna. Es raro, sobre todo por la hora y no quiere darle importancia, hasta que escucha el tema del cual la mujer habla con su tía.
　　　
　　　
— Aún no lo puedo creer, ChoA. Un maricón, un maricón resultó ser el chiquillo con el cual quería casar a mi DaHyun. Que condena, amiga mía y que asco a la vez.
　　　
　　　
— Pero, ¿Estás segura? Digo, DaHyun es preciosa, Cómo el muchacho podría ser... Bueno, eso.
　　　
　　　
— ¡Te digo que no se! Pero estuve leyendo en internet y di con una información bastante interesante.
　　　
　　　
Jisung se esconde atrás de un mueble, escuchando con interés lo que las mujeres charlan. Su corazón adopta un ritmo más acelerado, siente miedo y hasta angustia; comienza a caer en cuenta del peso que tiene sentir algo más allá que amistad, por Chenle.
　　　
　　　
— Te explico. A los maricones y marimachas se les metió un demonio, al cual hacen llamar como el demonio del perro. Esto les pasa a los hijos de padres infieles, ¿Y por qué razón?  Fácil, castigan a esos maridos y esposas con poca moral y donde más les duele: sus hijos. ¿Por qué el nombre? Porque el perro, se supone, representa la fidelidad a  su amo y cuando su amo no es fiel como el perro lo es... ¡Bang! Castigo.
　　　
　　　
— Tienes razón, Suri. Dios los castiga donde más les duele. Ay, amiga mía, me iluminaste.
　　　
　　　
¿El demonio del perro? ¿Un castigo? Aquello era falso, Jisung se convence de que no existe tal cosa, de que no tiene un demonio dentro, de que sus padres nunca fueron infieles y que, por sobre todo, su amor por Chenle es genuino, tan real y puro, que nada de lo mencionado puede contaminar sus sentimientos. Y quiere llorar, quiere gritar y sacar el malestar con el cual carga, porque se siente pasado a llevar, se siente herido y comprende que nadie se atreverá a entenderlo, porque la sociedad es una mierda que se rige por lo que otros dicen solamente para no quedar mal entre ellos. Se someten a creencias y culturas que irónicamente se contradicen, pero las quieren hacer valer porque sus mentes no son tan desarrolladas y abiertas como para comprender algo tan básico: amor es amor.
　　　
Sale de su escondite y poco le importa meter ruido al punto de ser descubierto, ya nada le interesa porque está sumido en sus pensamientos y temores. Se siente solo, hasta vulnerable y, a aun cuando se considera bastante fuerte, cree que se romperá en cualquier instante.
　　　
　　　
— Sunggie, cariño, ¿Qué haces despierto a esta hora, bebé? ¡Apuesto que tienes hambre! Te dejé alguna de tus galletas fav...
　　　
　　　
— No tengo hambre. —Corta en seco, no quiere verle la cara porque su furia es evidente. Jisung no desea discutir con su tía, no al menos hasta que ordene bien las ideas en su mente y aclare ciertas dudas.— Jennie noona me llamó, me pidió ir a su departamento para dejarle unos medicamentos y se oía bastante mal. No le avisé antes, porque me preocupé y quería salir rápido. Además, usted la conoce y sabe que es como mi hermana. —Comenta con cierta dificultad. Jennie no sabe nada de sus sentimientos por el chino y teme, teme que la última persona a la cual realmente le confía hasta la vida, le dé la espalda.— ¿Le molesta si me quedo fuera esta noche? Quiero cuidar bien de ella.
　　　
　　　
— Ay, si mi Jisunggie es un sol, todo un caballero, ¿Cierto, Suri? Apuesto que mi niño será un excelente esposo, si basta con ver cómo cuida a Jennie. Cielo, claramente puedes quedarte fuera y le mandas saludos a Jennie.
　　　
　　　
— Oh, mi dada está tan triste, Jisung, tal vez tu compañía le vendría bien.
　　　
　　　
El comentario es con evidente segundas intenciones, si hasta ambas mujeres ríen como si el mejor chiste fue contado, pero que en realidad termina siendo asquerosamente desubicado para el menor. La única condenada es DaHyun, por tener una madre como la mujer junto a su tía. Siente lástima.
　　　
　　　
Las calles de Seúl están solitarias, ha dado varias vueltas y su reloj marcan las 01:55 a.m. Ya es bastante tarde y tiene dudas en visitar a su amiga, pero está muy seguro de no regresar a casa por esta noche. Es consciente de que la muchacha no duerme temprano y que su visita no sería una molestia, pero le asusta contarle el motivo de su visita y que ella lo rechace al igual que, de seguro, muchos lo harían.
　　　
Ahora comprende a la perfección cuando su madre y Jennie le dijeron lo difícil que es el amor, más aún cuando es tan intenso. Ambas sufren por un pasado amoroso lastímero, que prometía mucho y terminó por extinguirse más rápido de lo debido. Al menos ambas vivieron ese amor, lo sintieron piel a piel y disfrutaron de él como les fue posible, incluso si luego sintieron dolor... Pero Jisung, Jisung no tiene nada. Él solo ama a su amigo, no sabe si es correspondido y hasta lo duda, porque conoce sobre la cultura china y lo estricta que es. Sabe también, que Chenle debe casarse dentro de dos años y que ese periodo es demasiado corto para lograr conquistarlo, porque podrán ver al peliazul muy arrogante y presumido, pero en realidad es inseguro y  temeroso. Aun más si del extranjero se trata.
　　　
Es el golpe de inseguridades el que logra tener al joven frente a la puerta de la castaña, golpeando con fuerza e insistencia. La necesitaba, necesitaba estar entre esos cálidos brazos, necesitaba sentirse reconfortado, seguro y comprendido.
　　　
— Por favor, por favor... abre.

(...)