Jaemin se dejó arrastrar por Donghyuck con una mueca muy marcada en todo su rostro.
Realmente el no quería ir pero, como siempre, el moreno lo había convencido de asistir porque: ¿cómo es que no quieres estar en la fiesta de Zelo? ¿Cuándo vas a dejar el papel de ex novio despechado y sufrido? ¿A caso en los libros que tantos lees no dice que puedes encontrar a tu príncipe gris en cualquier momento?
Y si señores. Príncipe verde porque a Haechan no le gustaba el azul.
El prefería quedarse en casa como cualquier persona que tenía el corazón en pleno proceso de sanación.
Un proceso más lento que ir a pasitos de tortuga.
Quería seguir acostado en su cama y solo levantarse para comer las delicias de su papá. Quería escuchar música triste, o simplemente los solos de piano que su padre solía escuchar en sus días libres, ver una película y llenar sus mejillas de algún pan dulce y jugo de durazno.
Oh, realmente deseaba ahora un poco de jugo de durazno.
Más que decidido, JaeMin estuvo a punto de frenar a Haechan, plantarse en las escaleras y no ir a la jodida fiesta. Al diablo el enojo al que se enfrentaría por semejante desplante, JaeMin tenía prioridades.
Y de verdad iba a hacerlo, estaba a punto, claro, si no hubiese visto a su papá al pie de las escaleras con su hermanito de seis meses en brazos y con esa hermosa sonrisa que era capaz de curar el cáncer. LuHan había procurado que Jyisung durmiera en el horario que no correspondía –lo que significaba un muy despierto e hiperactivo JiSung toda la madrugada– para que el pudiera hacer los arreglos en el traje que ahora estaba usando.
Se había tomado el trabajo de maquillarlo de forma leve y también arreglado su cabello. ¿Quién era el para sabotear todo el esfuerzo de su papi? Él fue quien lo acompañó en esas semanas donde no quería salir de la cama y si lo hacía, solo era para ir al instituto. Él fue quien de a poco, le ayudó a superar su primer desamor y quién escuchó sus lamentos en las noches.
Por otro lado, LuHan observó a su hijo con todo el amor del mundo sintiendo como sus lágrimas se aglomeraban en las esquinas de sus ojos.
JaeMin nunca fue como sus hermanos mayores; Yuta y Ten. El siempre prefirió usar una ropa más que su talla y de colores que no le favorecían para nada a su tono de piel. Su cabello enmarañado (tan rebelde como el suyo) y algo largo que cubrían el bonito color de sus ojos.
Verlo así, para LuHan fue algo impresionante y estaba muy, muy, pero muy orgulloso de su bebé.
—Pa- ¿¡estas llorando!? —Jaemin se exaltó al ver a su papá de esa forma y se adelantó hasta estar en frente suyo— ¿Qué pasó? ¿Sucedió algo malo? ¿Padre está bien? —él castaño cada vez perdía más la calma. LuHan no hablaba y Jisung se revolvió inquieto entre su los brazos mientras intentaba meter uno de sus regordetes dedos en la nariz de su papii— Oh no... el abuelo YunHo sufr-
LuHan negó levemente, interrumpiendo asi las palabras de su hijo.
Tan especial como su papá pensó y se acercó a su niño. Lo recorrió de arriba hacia abajo con la mirada, tirando suavemente de él con su mano libre, acercándolo más.
—Estas precioso hijo... —murmuró con una suave sonrisa, acariciando la mejilla de Jaemin.
—Tú solo dices eso porque soy tu hijo —reprochó pero LuHan rápidamente negó.
—Si tu padre estuviera aquí, el también diría lo– Oh, mierda... —LuHan abrió de repente los ojos y miró a un costado, encontrándose con Taeil y Donghyuck; ambos le devolvían la mirada— SeHun está por llegar.... —murmuró para si mismo—... es hora de que se vayan —ordenó al par y éstos asintieron.
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Un cuento perdido ꒱ nomin ๑ (editando)
Fanfiction¿Cómo era posible sentir tu corazón partiéndose en mil pedazos y vivir para contarlo? ¿Cómo se podía sentir un nudo en la garganta sin morir? ¿Cómo era si quiera posible ver la fé en el amor escaparse de tus propias manos? ¿Cómo podías lastimarte si...