Un poco de ilusión.

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El pánico lo invadió al minuto de haber procesado aquella voz y trató de cerrar la puerta pero Jeno fue más rápido al poner un pie en el marco, evitando su objetivo.

—Espera, Jaemin —se apresuró a responder del otro lado—. Hablemos.

Jeno mantuvo una mano en el pomo mientras ejercía algo de fuerza y pedía a todos los dioses para que JaeMin cediera. Fue entonces que para deleite y alivio suyo, el peso del otro lado dejó de estar y la puerta se abrió un poco.

Tomando una bocanada de aire, Jeno ingresó al cuarto de baño para después cerrar la puerta detrás de él y afirmarse en contra de ella. Al levantar la mirada, sus ojos quedaron automáticamente prendados por tan bonita imagen que lo recibía.

Jaemin estaba hermoso- no, no, decir que estaba hermoso le parecía minimizar la realidad que percibía. El disfraz que llevaba lo hacía más esbelto y el conjunto de colores resaltaban el color natural de sus ojos; esos preciosos, grandes y expresivos ojos que poseía y adoraba.

—¿Qué quieres?

—Ya te lo dije, hablemos —Jeno guardó silencio y se tomó el tiempo de admirar a Jaemin de forma más detallada.

El castaño iba maquillado con una base ligera y en sus párpados tenía un delineado tan sutil que estilizaba su mirada, sus mejillas curiosamente de un sutil escarlata y sus labios...

—Nosotros ya no tenemos nada de que hablar —la voz dura de Jaemin se escuchó y Jeno miro al castaño con más intensidad.

El poco silencio que había los cubrió y trago saliva de forma nerviosa. Desde que entró Jeno a la habitación, había procurado no mirarlo demasiado pero con un solo vistazo rápido que hizo, fue más que suficiente.

Jeno estaba casi irreconocible; el siempre cabello negro ahora estaba de un blanco que solo hacia resaltar más las facciones de Jeno pero de forma suave. Sus ojos eran de un color bordó intenso y tenía un pequeño rasguño en la mejilla izquierda.

—Sabes que no es así.

—No, la verdad que no sé nada. Ahora si me disculpas —Jaemin caminó hacia la puerta pero Jeno interrumpió su paso colocándose frente a él— muévete.

—No lo haré —sentenció Jeno dando un paso hacia adelante—, no hagas esto.

—No, no hagas esto —sus ojos se clavaron en los ajenos— ¿Por qué? ¿Por qué ahora? ¿Qué es lo que quieres? —preguntó Jaemin, incapaz de retroceder.

—Nosotros no teníamos que terminar así.

—Yo no decidí eso —rabatió amargamente.

—Tampoco hiciste nada por cambiarlo.

De repente, Jaemin sintió como sus ojos comenzaron a humedecerse pero parpadeó, intentando controlarse y fallando al sentir como la herida volvía a abrirse. El enojo y frustración creaban grietas en esa pared que contenía el dolor pero no quería mostrarse vulnerable, no quería que viera lo débil que podía llegar a ser cuando se trataba de él.

Sin querer mostrar el caos que se desataba en su interior, desvío la mirada.

—¿Qué se supone que tenía que haber hecho? Eres increíble, realmente...

Un cuento perdido ꒱ nomin ๑ (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora