No me di cuenta como, ni cuando, y muchos menos donde, pero lo sentía en mi huesos, en cada átomo que formaba mi cuerpo que estaba irremediablemente perdida en sus ojos y que en cada exhalación que daba su nombre salía en un leve susurro.

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No me di cuenta como, ni cuando, y muchos menos donde, pero lo sentía en mi huesos, en cada átomo que formaba mi cuerpo que estaba irremediablemente perdida en sus ojos y que en cada exhalación que daba su nombre salía en un leve susurro.