-Este no es mi edificio.

-No, es el mio. No puedo dejarte solo en ese estado. Vamos.

Tomo su mano y lo llevo al interior. Caminaron de la mano bajo el paraguas rojo de Cheol. Si no estuviera agonizando, Jihoon seguramente estaría feliz. Subieron en ascensor hasta la planta donde estaba el departamento del pelinegro.

Era un lindo lugar, no más grande que su departamento, tampoco más pequeño. Y se notaba la diferencia de temperatura con el exterior. Amago a sentarse en el sillón pero lo detuvieron.

-Estas empapado. ¿Por qué no te das un baño caliente y te doy ropa seca?

Jihoon pensó que nunca le habían hecho una mejor propuesta. Siguió las instrucciones del mayor hasta su baño, mientras el otro buscaba algo que le quedara. Se quito la ropa y la dejo desparramada en el suelo, no fue muy cortés. Por primera vez noto realmente su estado al apoyar su pie descalzo en los azulejos blancos del piso. La diferencia de temperatura era demasiada, debía tener bastante más de 37 grados. Abrió la llave de la ducha y se quedo un largo rato disfrutando de sentir como la sangre volvía a recorrer algunas partes de su cuerpo. Estar débil no lo detuvo, se mantuvo apoyado contra la pared sintiendo las gotas chocar contra su piel.

Estuvo mucho tiempo asi, sus dedos ya estaban arrugaditos. Era hora de salir por más placentero que eso fuera. Pero no tenia ropa ni toalla. Saco la cabeza por un costado de la cortina de la ducha para gritarle al pelinegro lo ayudara pero las palabras no salieron. No fue necesario. En algún momento, alguien había dejado todo lo que necesitaba apoyado en el asiento del inodoro. Le diría pervertido pero su cortina era opaca y no podía verse hacia adentro.

Salio del baño con nuevas energías pero sintiendo aun el malestar de la fiebre. Al llegar a la cocina, Seungcheol cocinaba animadamente. Ahora que lo pensaba, ¿cuantas veces lo había visto de pie? Muy pocas. Se dio el gusto de contemplarlo por unos minutos. Espalda ancha, piernas musculosas que se adaptaban perfectas a sus jeans. Evidentemente era más alto que el, pero por mucho. En medio de su análisis, Cheol se dio cuenta por si mismo de su presencia y su expresión calma pronto cambio de nuevo a una preocupada.

-Estas descalzo, Jihoon.- Camino velozmente hacia el y como si no fuera nada, lo tomo de la cintura y lo sentó en la mesa. Estaba sorprendido. Para bien.

-¿Cómo te sientes?

-Un poco mejor pero aún enfermo.

Las manos contrarias lo acercaron a su rostro y un milímetro antes de chocar labios con labios, el mas alto levanto su rostro, estampando su boca contra la frente de Ji. Se separo a los segundos.

-Aún tienes mucha fiebre.- Y se alejo de el buscando algo. La bolsita blanca y un vaso de agua. De esta saco una tableta de ibuprofenos y Jihoon sonrió.

-Toma uno de estos, pronto estará la cena.

Sopa caliente hecha con amor por la persona que te gusta. Si había mejor remedio para su estado, Jihoon lo desconocía. Habiendo terminado, y con pantuflas enormes vistiendo sus pies, se dirigieron ahora al cuarto del pelinegro.

-Oh, espera.-Cheol dijo y se perdió en el interior del departamento.

Volvió en piyamas con una gran manta azul y envolvió a Jihoon, ya instalado en la cama ajena, con ella. Se sentó junto el, y con el otro extremo se tapo el mismo. Hubo silencio. Pasaron unos minutos y nuevamente las manos de Cheol atraían a Jihoon a su rostro. Repitió la acción de pegar sus labios a su frente.

-Parece que comienza a bajar.-Sonrió. Parecía aliviado. Jihoon moría de ternura recuperando sus sentidos y cayendo en cuenta de todos los detalles que estaba teniendo el joven taxista con el.

-Dime porque no llamaste un taxi, Jihoonie.

Miro a los ojos al chico que tenia enfrente. Sus grandes faros café aún expresaban un deje de preocupación por el. Se sentía culpable.

-Me da miedo.

-¿Qué cosa?

-Usar taxi.

-¿Le tienes fobia a los taxis?-Seungcheol parecía sorprendido, jamas lo habría pensado.

-No, una fobia es un miedo irracional. Lo mio es sentido común.-Dijo confundiendo totalmente al de expresión de cachorro.

-Es lógico. En estos tiempos, donde no se puede confiar ni en tu propia sombra ¿debo confiar en un completo desconocido al volante del auto donde me encuentro? No.

-¿Por eso siempre me llamas a mi?- Había algo raro en la pregunta. ¿Decepción?

-Si y no.

No había vuelta atrás. Seungcheol estaba siendo un amor con el. Su corazón bombeaba muy fuerte solo pensando que se encontraba tan cerca suyo, en una situación tan intima. El merecía se la jugara. Y al menos si no sentía lo mismo, sabia era importante para el. Sino, no habría hecho la mitad de las cosas que hizo esa noche.

-Al principio fue esa la razón. Eras confiable. Pero lentamente, fui, sin querer, cayendo por ti. No puedes culparme, eres un sol.-Miraba hacia otro lado, sus cachetes estaban rojos nuevamente pero no se trataba del frió del ambiente (que de hecho empezaba a estar caluroso) sino por lo que acababa de decir.

Un largo suspiro fue su respuesta.

-Me habías asustado, por un momento creí que todas mis posibilidades contigo se esfumaban en el aire.

-¿Disculpa?-Jihoon dirigió sus ojos bien abiertos al pelinegro que hablaba.

-Me gustas.

Los ojos de Jihoon permanecían abiertos pero ahora viajaban por toda la habitación, como analizando todos los acontecimientos. Cheol comenzaba a ponerse nervioso porque su expresión parecía llenarse de indignación a medida que pasaban los segundos. De repente, Jihoon levanto la vista, con las cejas fruncidas, al igual que sus labios.

-¿E-estas bien?

-¿Por qué no me estas besando?

-¿Eh?

Cheol no entendió al principio pero cuando lo hizo una carcajada escapo de sus pulmones, mientras Ji permanecía con la misma cara de enojo.

-Eres demasiado adorable.-Aun riéndose, Seungcheol acerco su rostro, el contrario cerro sus ojos. Sus labios contra la frente ajena.

-Uh, tu fiebre no ha bajado desde la ultima vez.

-¡SEUNGCHEOL!

-Estoy jugando.- Rio y esta vez si dirigió sus labios a los del mas pequeño. 

 

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⏰ Última actualización: Oct 30, 2018 ⏰

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