El Hechicero de La Torre

La bestia inocente encerrada por el falso héroe

Al amanecer de ese nuevo día, los pueblerinos esperaban ansiosos. El rumor de que la reina habia dado a luz en medio de la noche corrió más rápido que el pasar de las horas. Deseaban el poder celebrar la vida de un príncipe que fue ansiado por la amada reina. Sin embargo, cuando el Rey Laufey apareció en el balcón con ojos opacos, que algo golpearía al pueblo de Jotunheim.

-La Reina Farbauti ha muerto. Al igual que nuestro hijo...-fue lo único que dijo.

Lloraron por ella y el tercer niño no nato. Lloraron por el luto a la que fue princesa hace tiempo. No lo hacían por Laufey. Jamás les agradó que fuera desposada, una mujer y hechicera maravillosa, por conveniencia.

El fantasma de su esposa lo perseguiría en esos tiempos de bandera a media asta.

Mas sabía que mientras los hombres y mujeres de Jotunheim lloraban a Farbauti, él tendría el lujo de exprimir a su vástago.

El pequeño que era mecido con cariño de una dama que no era su madre.

-Duerme lindo Loki~ Sueña y duerme ya-cantaba quedo la nodriza, sin detener su movimiento-cuando seas un gran hechicero...tú el rey serás.

~●O●~

Loki creció sin conocer directamente los milanos, ni los pinos, ni un niño o adulto. Los bocetos y libros fueron lo que lo llenó de conocimiento, pero no de experiencia. Él sabía que vivía en esa burbuja medio decente: la Torre Noroeste, la parte más alta, era de Loki. Su habitación y lugar de estudio. Su celda de plata.

Hubo un tiempo, durante su niñez, que la vida de esclavitud era bella. Todo porque tenía a Amora, su nodriza. Amiga. Hermana. Maestra.

Ella siempre supó que decirle en los momentos de oscuridad: cuando Laufey iba a verlo, pedía que hiciera un hechizo y salía cuando cumplía.

Cuando le preguntaba a Amora que es lo que hacía Laufey con su magia, ella se quedaba callada, luego sonreía y decía "Algo bueno".

Pero sospechaba que en algo mentía.

¿Debía temer? La joven rubia decía que no. Él no.

Descubrió el significado de esas palsbras luego de cumplir...11 inviernos (si no fuera por Amora que le enseñó a contar los días dentro de esa torre); Laufey no dejaba de mirarla. Le causó un escalofrió. Amora debía pasarlo peor.

Fue una noche, cuando Amora quizó buscar un libro para el niño que podria interesarle. Loki se asustó por no encontrarla (ella se fue mientras dormía) y le preguntó al guardia que siempre resguarda la puerta de La Torre, si podía ir por su nodriza. Él dio con el punto de presión del otro (una enseñanza fuera de los pergaminos de su amiga); el hombre, enamorado de la rubia, fue en su búsqueda.

Minutos después, ella vino escoltada por el otro, llorando a mares, con el vestido a medio desgarrar.

Cuando le preguntó que pasó, ella dijo:

-Un monstruo me acechó y atacó-dijo.

En ellas se escondía la verdad del intento de violación de Laufey, tomándola desprevenida.

-Quiero que estes a salvo-dijo el niño, tomando su cabello y trenzándolo.

-Bendito seas, Loki-se dejaba hacer por el hechicero-Agradezco que no tengas nada de tu padre, y espero jamás te le parezcas-lo miró directamente, con ternura fraternal-Tienes los ojos de tu madre. Y su cabello. Eres su viva imagen-tomó su rostro con cariño-Mereces más de lo que tienes, Loki. Ella lo habría querido.