Capítulo 1

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—Creo que moriré de depresión.

Marzia mira a su amigo y suspira. Elio llevaba llorando ya una hora sin parar entre sus brazos y la pobre chica no sabía que hacer con él, que parecía no poder separarse de ella ni tampoco de la camisa de Oliver. Sinceramente, ella no había llegado a conocer profundamente al americano, pero igualmente le daría una patada mientras gritaba lo idiota que había sido por abandonar a su amigo y romperle el corazón. Gente mala había por todos lados.

—¿Podré olvidarlo algún día?—pregunta Elio, por fin separado de Marzia y tumbado en su cama. Está de lado con las rodillas pegadas al pecho y rodeándolas con sus delgados brazos. Seguía sujetando la camisa y estaba a nada de cogerla para tirarla por la ventana o quemarla, aunque probablemente Elio la odiaría mucho.

—Querría decirte que sí Elio, pero la respuesta es que en mi opinión no podrás hacerlo, por lo menos no aún. Ese chico te ha dado fuerte y olvidarlo del todo es algo que tú y yo sabemos que no pasará. Yo sinceramente pienso que sois almas gemelas o algo similar que se han unido, pero también pienso que sois un ejemplo de "las personas correctas en el momento equivocado"—le responde, tratando de no sonar demasiado cruel. Intenta distraerse dándole un mordisco a uno de los melocotones, volviendo a mirar a Elio. 

—¿Y por qué sufro yo y no él?

—Elio, estoy segura de que en el fondo Oliver está sufriendo tanto como tú, de verdad.

—No Marzia, a Oliver no le importé una mierda. Él quería alguien con quien acostarse mientras estaba en otro continente lejos de su mujer —grita Elio cerrando los ojos para evitar que más lágrimas caigan, cansado de llorar.

—No creo que Oliver se aprovechase de ti, no me cuadra nada. Él realmente te amó. ¿Y quieres saber mi opinión sobre por que te ocultó todo? ¿Y del por qué todo esto ha acabado así?—Elio asiente, mordiendo levemente su labio tembloroso.—Ambas tienen la misma respuesta. Miedo.

—¿Miedo? ¿A qué?

—Por favor, Elio, pareces estúpido. A la sociedad, a su familia... Por lo que me contaste de la llamada, dijo que su padre le habría mandado a un correccional si se enterase de que le gustan los hombres también. Y la sociedad es otra gran mierda que no ayuda ni un poco. No todos los padres son tan maravillosos como los tuyos, ¿sabes?

—Pero no creo que ya con veinticuatro años su padre lo haga, ya es mayor—Elio dice intentando seguir negando que Oliver tenía otras razones para haberlo dejado.

—Da igual, también es el rechazo de la gente. ¿Cómo te sentirías tú si tu padre te rechazara por ser homosexual? ¿O si todos tus amigos o las personas de la villa te miraran como si fueras un enfermo? Quizás cuando él fuera más pequeño si lo hubiese mandado a un psiquiatra, pero la gente es cruel y en cuanto en un lugar se enteran de que alguien es gay ya sólo sabrán apuntarte con el dedo y despreciarte. Hasta puedes perder el trabajo por ser homosexual, te juro que pareces idiota. El resto del mundo no es tan bonito como nuestra villa italiana perdida en medio del campo.

Elio se quedó pensativo hasta que acaba admitiendo que Marzia tenía razón. Se acerca a su amiga y la abraza entre sus brazos, dejando un pequeño beso en su mejilla a modo de disculpa por haberse estado comportando como un crío cuando ella simplemente había querido ayudarlo. Si es que realmente no la merecía, y menos después de haber tenido un rollo con ella para autoconvencerse de que no le gustaba Oliver.

—El amor es una mierda.

—¿Me lo dices a mí? Paolo parece que no quiere nada conmigo. Es un quiero pero no puedo siempre y me tiene hecha un lío, a este paso lo pateo y lo mando bien lejos, en serio. Todo el tiempo diciendo que me quiere mucho pero que se está centrando los estudios. Ahora, luego te lo ves jugando al fútbol con nuestros amigos o de copas en la plaza del pueblo. A ver si se aclara, antes de pequeños todo parecía más fácil.

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⏰ Última actualización: Jun 15, 2021 ⏰

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