36. (Capítulo largo)

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Al término de cada año, se hace un evento de verano. Es algo así como un regalo para los alumnos y profesores por el gran esfuerzo a lo largo del ciclo escolar. Las autoridades como el director te dan el apoyo económico siempre y cuando no sobrepases mucho los límites y le des una cantidad aproximada del dinero que necesitas. Mientras tanto, los alumnos se ponen de acuerdo para llevar a cabo este evento.

Este año me ha tocado a mí. Habían puesto a Josie, puesto a que muchos profesores la consideran como una "alumna creativa". Pero vamos, no íbamos a dejar que la rubia hiciera de un evento especial una pasarela de Dolce & Gabanna.

—Pero cuando vea a Robbie, le un amigable abrazo con mis brazos rodeándolo por el cuello hasta hacerlo poner morado y...

—Libby —ella me mira—. No harás nada. No quisiera hablar de mi trágica cita con Robbie. Ahora sólo quiero enfocarme en el evento —señaló el cuaderno donde tengo todo organizado para el evento.

—De acuerdo —rueda los ojos—. Déjame decirte que Hawai fue una grandiosa idea y a muchos les gustó.

—No entiendo porqué no se les ocurrió antes —me encojo de hombros—. Es decir, es obvio. Hawái, verano.

Entramos a la sala donde están todos los compañeros del comité. Abarca los cinco grupos de cuarto grado. Cuando mi amiga y yo escogemos nuestros lugares y nos acomodamos, uno de nosotros me da la palabra para explicar todo lo que tengo hasta ahora.

—De acuerdo —echo un vistazo rápido a mi cuaderno—, le he pedido al profesor de natación que nos haga favor de prestarnos la alberca que está al aire libre está en la parte de atrás del instituto y ese mismo lugar es espacioso para acomodar muy bien todas las cosas.

Sigo explicando las demás cosas que necesitaremos y que usaremos para la ocasión. Libby se encarga de echarme una mano y diciendo que ella sabe sobre lugares donde venden artefactos con temática de Hawái. Aprovecho para decir que la parrilla para asar carne también la he pedido prestada junto con otras tres. Además de mesas y sillas que se encuentran en la bodega escolar, etcétera.

—Me parece brillante todo Riley —señala el jefe de la asociación de alumnos, mordiendo un bolígrafo.

—No será mala idea servir carne asada, hamburguesas y bebidas frescas —apunta otro de los compañeros.

—Y poner buena música —oigo decir a alguien más.

Todo queda establecido como acordamos y aclaramos unas cuantas dudas entre nosotros. Tendremos que estar casi listos en tres días para el evento, o de lo contrario, estaríamos apresurados.

Los tres días se pasan volando. Fueron de mucha presión tanto para el comité de alumnos como para los profesores que prestaban algo de su tiempo para el evento de verano. En los anuncios escolares que están ubicados en los pasillos de la escuela, se ve el gran anuncio que pusimos:

«GRAN EVENTO DE VERANO. ESTE VIERNES EN PUNTO DE LAS CINCO DE LA TARDE. TRAE TU MEJOR TRAJE DE BAÑO». 

—¿En serio no me veo ridícula? —le pregunto por enésima vez a Libby sobre mi ridículo traje de baño que llevo puesto y que habíamos comprado hace unas horas sólo para esta ocasión.

Es un tankini sencillo con colores rojo y azul marino. Ni de loca me pondría un traje de baño como el de todas las chicas. Como el de Libby. Ella lleva un bikini a dos piezas tipo Halter. Luce demasiado bien en ella. Además de que tiene el cuerpo necesario y justo para salir así por la calle.

—No Riley, no te ves mal —la veo rodar los ojos. Yo le fulmino con la mirada—. No seas tan insegura contigo hermosa. Ya te he dicho que a ti te queda cualquier tipo de ropa.

Riley, ¿me prestas tu cargador?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora