¡Quiero a mi esposo! [Taekook]

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Taehyung no era un niño feliz.

Su piel canela estaba intacta, su cabello castaño era precioso y sus facciones tan delicadas qué le hacía parecer un muñequito de pastel, siempre fue una cosa por la cual desde bebé era increíblemente destacado por su belleza.

Parecido a su preciada madre. Kim Yubin. Quién era ahora terriblemente agredida por su padre. Y Taehyung a los seis años no entendía por qué el amor de sus padres ya no era como antes.

Él se limitaba a escuchar detrás de la puerta, como su madre lloraba desconsoladamente por los golpes.

Hyuna, al ver a su hermanito menor le tomó de los hombros y lo llevó a la cocina de la no tan humilde casa que tenían en Busan. Porque sí, los Kim eran parte de la burguesía coreana, clase alta, conocidos especialmente por la acanelada piel de su madre y el pequeño hijo de en medio, preciosos, simplemente ellos eran preciosos. No había quién no dejara a su hijo o a su hija en la casa de los Kim junto a Taehyung, esperanzados a que se enamoraran del pequeño para formar un futuro prometedor entre ambas familias.

Pero poco le importaba a su madre y a su padre mientras Taehyung se enamorará de verdad. O eso quiso creer él.

La infancia de Taehyung estuvo llena de horrores, él lo veía todo en un tormentoso momento, ¿Hasta cuándo su padre dejaría en paz a su madre? ¿Cuándo sería el día en que cenaran como la familia que eran? Nada de eso. Nada de nada.

Los pensamientos del castaño fueron interrumpidos por unos leves jaloneos en su ropa. Bajó la mirada encontrándose con su hermanito menor, Yugyeom. Le tomó la mano con una sonrisita y le encaminó hasta la habitación de su hermana mayor. El pequeño de seis años estaba a punto de llorar por el hambre que tenía, y su madre no había salido de la habitación de su padre, se escuchaban golpes y lloriqueos. Pero Taehyung ignoraba todo lo que pasaba ahí dentro y daba su papel de buen hijo.

Tocó con suavidad la puerta de la habitación contigua a la suya, y empujó levemente. - Noona, Gyeomie comienza a tener hambre. - Masculló rascando su oreja sujetando la mano del más pequeño, mientras este se levantaba de puntillas para revisar lo que estaba haciendo su hermana mayor. Esta con suavidad le empujó y tomó la otra mano del menor y sin decir palabra salió de la habitación con los dos menores. Los llevó hasta el patio delantero de la casa e inmediatamente Yugyeom comenzó a correr hacia uno de los columpios que había.

- Tae, espera aquí con Gyeomie. - Dijo la mayor de los tres. - Haré unos sandwitches para la merienda. Juega con él. - Y el niño abrió la boca para quejarse, pero no le dió tiempo, pues la espalda de su hermana invadió su campo de visión perdiéndose en la entrada de la casa. Hizo una mueca infantil y vió en la dirección en la que su hermano menor jugaba con la tierra de las plantas que habían alrededor de la casa. Se acercó a él y se inclinó a su lado para jugar con él haciendo figuritas en la tierra.

Yugyeom reía por los vagos dibujos de su hermano de flores, nubes, caritas sonrientes y otras cosas. Porque Taehyung a pesar de la pesada situación de sus padres amaba ver a su hermana mayor y a su hermano menor sonriendo, mientras jugaban, con el fin de olvidar los moretones en la piel de su madre. Y amaba ver a su madre jugar con ellos cuando su padre no estaba.

Hyuna los llamó a eso de las seis de la tarde, el sol ya se ocultaba y ambos niños iban llenos de tierra de pies a cabeza, de figuritas pasaron a guerras de tierra.

La mayor no pudo evitar hacer una mueca, tanto por la tierra en ellos, como la reprimenda que ganarían si sus padres los veían así. Y no habían salido de la habitación el día entero por "arreglar" cosas. - Vamos, primero hay que bañarse antes de sentarse en la mesa. - Dicho esto, tomó a Yugyeom de la mano y Tae les siguió detrás hasta el baño en el segundo piso. -Iré por las toallas, vayan quitándose la ropa. - Sugirió abriendo la llave del agua caliente de la tina para salir del cuarto de baño.