❇V E I N T I S I E T E❇

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—¿Dónde está?– Jungkook no se sentía con mucho ánimo de ser amable cuando se encontró con Wondae.

—¿Ahora de qué hablas, Jungkookie?– el chico relamió sus labios antes de meter la paleta de caramelo en su boca, Jungkook casi deja ir un puñetazo a la cara del tipo.

—Sabes de lo que hablo, ¿dónde está Gin y dónde tiene a Yoongi y a Namjoon?–.

—Ah, te referías a eso– el chico habló aburrido.

—¡Habla de una puta vez!– Seokjin quien se encontraba detrás de Jungkook se avalanzó al frente listo para arremeter contra el tipo pero Hoseok logró detenerlo lanzando una mirada de advertencía.

—Uh, que agresivo–.

—Wondae– Jungkook habló con severidad.

El chico de rostro redondeado y pomulos marcados suspiró. Wondae era fiel a Gin y Jungkook en realidad no esperaba que lo traicionara pero él tampoco estaba dispuesto a esperar una respuesta pácifica, sus puños iban preparados para ser usados aunque no le gustara la idea. Wondae y él tenían una historia juntos, ambos habían sido prácticamente olvidados por sus respectivas familias y habían crecido viendo a sus madres perder la razón debido a los vicios. Sus historias no eran muy diferentes. Sin embargo, Wondae había encontrado refugio en Gwon mientras que él lo había encontrado en Namjoon, Yoongi y Hoseok.

Wondae había sido uno de sus mejores amigos, Jungkook realmente lo apreciaba pero odiaba que le fuera tan fiel a Gin. Odiaba que se dejara usar como juguete sexual, como costal de bóxeo cuando el muy idiota tenía ganas de golpear a alguien y la manera en la que se dejaba humillar. Wondae tenía muy baja autoestima debido a su madre quien había culpado a su propio hijo de todos sus males. Lo había hecho creer que había perdido su aspecto físico por él, que su marido los había abandonado por él, que no tenían nada y a nadie que los quisiera por él, por culpa de Wondae.

Mierda, mierda y más mierda.

Pero Wondae creía que era verdad y pasar tanto tiempo con Gwon tampoco le había ayudado.

Ya era demasiado tarde para salvar a su amigo, Jungkook lo supo y también se culpaba por aquello. Quizás si hubiese intentado ayudarlo en lugar de dedicarse a vivir quejandose de la madre que le había tocado tener habría podido hacer algo por su amigo.

Pero lo hecho, hecho estaba y Jungkook no era un súper heroe que pudiera salvar a todo el mundo.

—Wonie, sabes lo que pasara si no me lo dices– Jungkook habló con voz seria.

Los ojos marrones del chico lo observaron sin expresión. Esa era una mirada vacía, perdida, hueca. No quedaba nada que rescatar de Wondae.

—Lo sé– fingió una sonrisa —de hecho estoy esperando a que dejes de hablar y empieces a usar los puños, el Jungkook que yo conozco ya me habría partido la cara, habría encontrado a Gwon y rescatado a sus amigos tan solo golpeando gente hasta la muerte–.

—Exacto, ese era el Jungkook que tú conocías pero ya no existe–.

El rostro de Wondae cambió, borró la sonrisita burlona por un gesto severo.

—Si, también sé eso– asintió —fue porque tú SI lograste salvarte de toda la mierda. Te esperé, Jungkook y nunca volviste por mí–.

Resentimiento. Eso era lo que Jungkook persivía en él y le dolía porque sabía que era cierto, porque en cuanto Jungkook conoció a sus hyungs olvidó su pasado y a todos los que habían formado parte de el.

—No me disculparé– negó —ambos estabámos jodidos pero decidiste seguir en ese hoyo y yo no–.

Un ataque de carcajadas brotó de los labios de Wondae antes de parar abruptamente. Empezaba a parecerse a Gwon cada vez más y eso asustaba a Jungkook.

—Ah, Jungkookie– suspiró ladeando la cabeza en un gesto de inocencia y curiosidad —¿dónde dejaste al pelirrojo? ¿Te aseguraste de dejarlo protegido? Quizás para este momento Gwon ya se haya divertido un poco con él– sonrió.

Eso fue todo.

Jungkook dio tres zancadas largas y furiosas al frente hasta llegar a él.

—Despídete de tu puta cara de niña– advirtió con un bajo rugido.




***




—¡Tae, espera!–.

Jimin corría tan rápido como sus piernas se lo permitían intentando seguir el ritmo de Taehyung pero era imposible, la distancia entre ellos se volvía cada vez mas difícil de ignorar. Lo perdería, sin duda lo perdería y si algo llegaba a sucederle...

—¡TAEHYUNG!– gritó con lo último que le quedaba de aliento antes de ver la melena pelirroja desaparecer al dar vuelta en una esquina.

Jimin se tambaleo y cayó de rodillas al suelo. Se sentía mareado por tanto correr, él solía ser un chico atlético, ojalá aún lo fuera.

—Me largaré al gimnasio dos horas al día todos los días a partir de ahora– refunfuñó entre jadeos sacando su celular del bolsillo.

Lo encendió y la fotografía que le había tomado a Yoongi mientras dormía y la cual había puesto de fondo de pantalla apareció detrás de los iconos de sus aplicaciones. Una lágrima cayó sobre la pantalla táctil y muchas más la siguieron. Eran muchas cosas para procesar en tan poco tiempo. Él podía soportar las discusiones sin sentido que solían tener casi todo el tiempo, podía soportar el mal cáracter del otro, incluso podía soportar el que Yoongi volviera a Daegu. Pero no soportaría que algo le pasará, él no era tan fuerte y lo sabía.

Un auto llegó sonando el claxón.

Jimin alzo la mirada viendo como la ventanilla del conductor bajaba mostrando el rostro conocido de Minho.

—¿Dónde esta Taehyung?– preguntó con urgencía.

—¡El idiota salió corriendo a casa de Gwon!– explicó Jimin corriendo hacía el auto.

—¡Les dije que esperaran!– Minho apenas dejo que Jimin entrara al vehículo cuando aceleró a tope.

—Taehyung está como loco, cree que Jungkook ya esta ahí– resopló el rubio.

—¿Y lo está?–.

—No lo sé, ni siquiera hemos recibido noticias de él... ¡Todo esto parece la trama de una maldita película de gangsters de bajo presupuesto!– Jimin golpeo la ventanilla del auto con fuerza.

—Más vale llegar pronto, ¿por qué los estudiantes de hoy en día son tan intensos? Si pusieran ese mismo esfuerzo en los estudios seguramente...–

—¡Deten el auto!– chilló el rubio.

Minho paró en seco.

—¿Qué pasa? ¿Qué viste?–.

—¡Se lo están llevando!– Jimin apuntaba a alguna parte en la avenida —¡se están llevando a Tae, lo están subiendo a ese auto!–.

—¡¿Qué?!–.

—¡Síguelos, rápido!–.

—Es sentido contrario...–

—¡Que importa!–.

Jimin empezaba a entrar en crisis nerviosa Minho lo supo en cuanto giró a verlo, tenía las pupilas dilatadas, los labios resecos, la piel muy pálida y sudor frío corría por su rostro, también estaba temblando.

Le importó poco que la calle fuera en sentido contrario aceleró, esquivó autos y fue trás el vehículo gris oscuro que serpenteaba calle abajo.

Por favor, por favor que no pasé nada malo pensaba el rubio al borde del pánico.





———— § ————

Lamento actualizar tan tarde :'v

Pero la buena noticia es que ya esta aquí el maratón wiiii!!!!

Les dejaré las fotitos que ya son tradición en el último cap que publique hoy :3

Good Intentions ♣ KOOKVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora