Capítulo 24

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Narrado por Facundo.

El cajón marrón con tallados perfectos se encontraba en medio del salón de la iglesia. Escuchaba algunos lloriqueos de parte de los familiares de quien fue mi gran amigo. La sensación que siento en estos momentos es inexplicable, aunque no fue tan dolorosa como la muerte de mi abuela, aun dolía. Y como no va a doler si él fue la primera persona de la cual me enamoré.

Aun nadie sabe por qué lo hizo, algunos dicen que fue por depresión, otros dicen que tenia una enfermedad mental que no fue diagnosticada a tiempo, y un paranoico dice que fue poseido; puede que las dos primeras opciones sean más lógicas, pero la tercera- sabiendo lo que ha acontecido en estos últimos días- es mas creíble para mí. Pero por qué él, si no tenia nada que ver en esto.

Tomé una rosa que tenia en la mano, abrí la tapa menor del ataúd y puse la primera sobre su pecho, el color rojo hacia contraste con sus blancas manos que estaban cruzadas sobre su pecho.

- Facu, ¿te sientes bien?- escuché a mi madre que seguramente estaba detrás mío.- ¿Por qué lloras?

Abrí los ojos siendo aturdido, como siempre, por las luz de la ventana. Me los sobé un poco y levanté mi torso. Observé el rostro de mi madre que se veía algo preocupado.

- Al final despertaste, ¿Por qué llorabas, corazón?

- Danilo- logré decir.

- ¿Tu amigo? ¿Soñaste con él?- asentí- ¿Y qué soñaste?

- Qué había muerto.

- Ay hijo, no te preocupes- hizo un gesto de relajo- Mi mamá decía que cuando sueñas que alguien muere es porque va a vivir más.

- ¿Y cuanto de probabilidad tienen las palabras de la abuela?

- Como ella lo dice, yo digo que tiene un 99% de probabilidad que sea cierto.- rió- Te traje tu desayuno- señaló con la mirada una bandeja de madera que tenia un vaso con jugo y unos panes rellenos de algo que me tocaría por descubrir.

- Gracias mamá- le di un beso en la frente a lo que ella sonrió.

- Bueno, te dejo para que te cambies y tomes tranquilo tu desayuno. Ten cuidado de derramar en la cama que te hago lavar los cubrecamas con las manos. Ah, y alístate rápido que ya son las siete en punto.- cerró la puerta al salir y me dispuse a desayunar, no sin antes abrir Messenger, quería ver la última vez que se conectó Danilo. Y me preocupé más al ver que hace 18 horas no se conectó a la aplicación.

Tomé mi desayuno con algo de prisa y me metí a la ducha, ya listo me dispuse a salir de la habitación y tomar mi mochila que estaba en el sofá, siempre tengo la manía de dejarlo ahí.

Salí de mi casa no sin antes despedirme de mis padres, caminé por la acera cruzando algunos parques y caminando entre las personas que ingresaban a los edificios con prisa. Al llegar a mi colegio ingresé temprano y me senté al lado de Iker quien me saludó con un golpeteo de manos.

Minutos después ingresó Diego. Antes de que se acerque saqué mi mochila de su asiento para que el lo tome, pero solo se fue al ultimo puesto ignorando a Iker y a mí. Lo miré tratando de entender su actitud tan distante y luego miré a mi amigo que se encontraba a mi lado derecho, a lo que él solo se encogió de hombros y le lanzó una mirada fulminante.

Esa sensación de dolor y malestar en mi pecho se hizo presente como acostumbraba. La atención se me iba de la clase y solo pensaba en cuándo llegará Danilo al salón . Esto me está matando, la actitud sorpresiva de mi mejor amigo y la desaparición del otro no hacían más que preocuparme.

Yo, Demonio [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora